Artkan.
21:04
—¡Perfecto, Marcos, pues te aviso en cuanto llegue!
—¡Muchas gracias, Susan!
—¡De nada, a ti!
Marcos, el último cliente de aquel día se despedía de ambas mujeres, marchando junto a Jackie, su Jack Russel y su saco de pienso de 5 kg. Cristina pulsó el botón y la verja comenzó a caer frente a la puerta.
—Es lenta, tiene más de 20 años —afirmó, aún con el mando apuntando a la salida.
—Bueno —Susan se encogió de hombros con una sonrisa—, yo no tengo prisa —cualquier cosa era mejor que volver a Cruz del Norte, la verdad—. No te pido hacer horas extras porque cerráis ya, que sino... —bromeó.
—Tranquila, ya tendrás tiempo de cansarte —Cristina pulsó el botón repetidas veces, como si así fuese a descender más deprisa—. Cacharro del demonio —maldijo, y de pronto, como si la verja se hubiera ofendido, se atascó—. No me fastidies, venga...
—¿Necesitas ayuda?
Cristina bufó, saliendo del mostrador, acercándose hasta la puerta. Susan la siguió.
—Debe de ser el motor. Ha debido saltar el automático. Mira, hazme un favor, ve a la trastienda y asegúrate de que el cable esté bien conectado. Es uno negro, ancho, a lo largo de la pared. No te asustes, la instalación no es la mejor, la hizo mi cuñado...
—Vale, no tardo.
—Tranquila... —respondió con un tono de aburrimiento—, aquí nos queda para rato si no lo arreglamos...
Susan asintió y corrió hacia la trastienda, siguiendo las indicaciones de Cristina. Agarró una de las cajas de transporte, la colocó en el suelo y se subió, intentando reconectar el dichoso cable. Apenas llegaba, así que tuvo que hacer un esfuerzo por mantener el equilibrio y solucionar el problema sin tener un accidente.
ESTÁS LEYENDO
Platónico lo llaman.
FanfictionUna presa trasladada de una cárcel fuera de España llega a Cruz del Sur. Tras un año comienza a sentirse extrañamente atraída por la reclusa más peligrosa de todas; Zulema Zahir. Es entonces cuando todo se rompe, todo se derrumba, y las cosas empiez...