Según los estereotipos una mujer debe ser flaca, con una cintura que mida menos de 60 centímetros de diámetro.
Para ser bella hay que tener los ojos de color, y una piel que parezca de porcelana, porque si no es así, corremos el riesgo de ser rechazadas por la humanidad.
No es que yo vaya de acuerdo a los estándares de belleza inducidos por la sociedad, pero si mis padres me han hecho con amor, yo no puedo quejarme de los atributos que me han heredado.
Siempre me he considerado una mujer bella, sin embargo no me gustan las etiquetas. Si mi peso no es el adecuado para mí es porque me he concentrado en amarme a mí misma desde hace años, si me siento bella y digna de robar miradas será por que mi luz interior cubre hasta lo exterior.
Que soy narcisista, ¡vaya! No es que lo sea, simplemente es que para amar a alguien más primero debes amarte a ti misma.
Mi cuerpo no habla de mis capacidades mentales. Yo he visto a la Miss Universo respondiendo mal una simple pregunta sobre "¿Qué le dirías a alguien que cree que los certámenes de belleza son anticuados y van en contra del feminismo?"
De nada sirve la belleza exterior si el interior está podrido.
Y tampoco soy una amargada que apoya el machismo, yo soy fan de la belleza femenina, admiro un bello rostro y un culo torneado, admiro lo de afuera si lo que hay dentro va de la mano.
A mis 26 años ya he visto de todo en la vida, fui criada en el barrio pobre de Bulgaria gracias al trabajo de papá, de ahí aprendí a que la humildad se practica más en lugares del tercer mundo que del primero.
Por eso es que para jamás caer en lo ruin de la vanidad y el egocentrismo, me he hecho todos los días repetirme las tres "H"
1. Humildad
2. Honestidad.
3. Honradez.
Estudié diseño gráfico para hacerme cargo de la empresa de mi madre, la cual se ha ido expandiendo gracias al apoyo de mi familia, con los años somos una empresa más grande.
Mi madre siempre ha sido una mujer extraordinaria, llena de alegría y bondad, constantemente emprende viajes alrededor del mundo, donde ayudan a las comunidades más pobres. La empresa se encarga de donar un porcentaje a la fundación de mi padre.
Él es un gran hombre, CEO de la marca GRAFF, joyería que ha pertenecido a su madre y posteriormente a él. Mi padre es un hombre cabal, con su corazón enorme que le dedica más tiempo a sus misiones altruistas que a su marca conocida mundialmente.
Hace 3 años, en una junta para la unión de mi empresa publicitaria y una marca bastante reconocida, yo conocí a quien es ahora mi novio. Ian Montgomery.
Llevamos casi tres años juntos, y parece que somos muy afines, pues nos gustan las mismas cosas, el me conoce muy bien, podría decir que es mi otra mitad. Su trabajo lo hace ser un hombre ocupado, pero su tiempo libre lo dedica a mí..
Hoy este hombre se ha tomado el día para organizar una tertulia en la terraza en casa de mis padres. Eleonor y Parker.
De su amor, no solo yo fui el fruto, sino también mi hermano mayor, Phoenix, que es 4 años mayor que yo.
Un dolor de muelas totalmente cuando eramos adolescentes, y ahora un hombre honrado que dirige la compañía de mi padre. Los años nos hicieron más unidos y siempre que hay un problema lo resolvemos juntos.
Mi familia es el lazo más importante que tengo, gracias a ellos soy la mujer que soy.
No cabe duda que primero es la familia y luego lo que tenga que venir.
-¿Rose, puedo pasar?-
Vaya, me he olvidado de decir mi nombre, Soy Rose Decksheimer, descendencia alemana de padre, británica de madre.
Y quien acaba de tocar a mi puerta con efusividad, es Helena Thompson, mi mejor amiga. Directora del colegio Valladolid, estricta y toda sincera. Cien por ciento sangre británica. -¿Estás lista?- me pregunta sentándose en la cama.
-Solo... el rimel... y listo- le digo entre pausas colocando el rimel en mis pestañas.
-Bueno, me iré. Seguro Ian no tarda en pasar por ti. Y para ir a casa de tus padres vaya ajetreo es-
