18-. Something.

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Camino de lado a lado, en la sala de espera del hospital.
Teniendo en mi mente su rostro y sus ojos cerrarse poco a poco. Sintiéndome miserable por no poder hacer nada.
Recordando a mi madre y a Dakota llorando a su lado por verla a ella en el suelo, completamente inconsciente.

*
-¡LLAMEN A LA AMBULANCIA!- grita Dakota, mi madre toma su cabeza en sus piernas, mientras yo me quedo ahí viéndola solamente.

-¡MADDOX!- grita mi madre sacandome de mis pensamientos.
Saco mi celular de mi bolsillo y llamo de inmediato a la ambulancia.
Les hago saber la dirección, y lo que ha pasado.

-Mamá- dice Dakota señalando la nariz de Rose sangrando. Verla así me tiene vuelto loco, quisiera ser yo quien está ahí, quisiera cambiar mi lugar.

Comienzo a llorar, las personas han hecho un círculo, observando preocupados.
Murmuran, murmuran sobre el auto que la arrolló, y que uno de ellos ha apuntado las placas.

-Hey hermano- me toman del hombro. Me giro para verlo. -Apunté las placas del auto, por si las necesitas- me da un papel y lo meto a mi bolsillo derecho sin decir nada más.

La ambulancia llega, nos retiran a los tres y les hago saber que es mi otra mitad.

-Iré con ella, es mi mujer, la mujer que amo- le digo a un paramédico.

-Suba- dice y de inmediato subo.
Les informan a Dakota y mi madre que iremos al St. Thomas, ellas asienten y se cierran las puertas.
Tomo a Rose de la mano. Mientras ellos ponen el respirador.

-Vamos a lograrlo, mi amor- susurro y beso su mano. -Vas a salir de esto-
*

Jamás voy a olvidar su rostro, los rapones en él, el amor de mi vida corre peligro.
Ella volvía y lo único que deseaba era verla y besarla completa.
Decirle que la amo y que estaré para ella por siempre.
Como si el destino se interpusiera entre nosotros para dejarnos apartados.

El dolor que me recorre jamás lo sentí, es como si fuera la primera vez que he sufrido en mi vida.
Cuando mi padre nos abandonó, tenía 6 años, comenzaba la escuela primaria, recuerdo el día como si hubiera sido ayer. Lo recuerdo diciéndole a mi madre que no podía estar más a su lado porque pronto su vida en este mundo terminaría. Que no podía hacerse cargo de nosotros porque no merecíamos verlo morir. Lo vi a los ojos y no olvidaré el café de ellos, no lloró ni una sola lágrima, en cambio mi madre, de 24 años se estaba convirtiendo en madre soltera, recién ingresando a la universidad.
El dolor que me causó ese día, nisiquiera se compara al dolor que siento en este momento.

-Hijo- mi madre me da un café.

-Gracias- le digo y la abrazo, es impotencia por no poder hacer nada por ella.

-Tranquilo, hijo. Ella estará bien, solo hay que tener fe- me toma el rostro entre sus manos. -Sé cuanto te duele esto, lo veo en tus ojos, a veces el plan de la vida es diferente al nuestro. Tú sigue mandándole tu fuerza a la mujer que amas-

-Maddox- Dakota me mira. -Llamé a los padres de Rose, vienen para acá-
Asiento solamente.

Ha sido culpa mía, que ella esté ahora en el quirófano es por mi culpa.
Quien la hizo irse fui yo, la he lastimado tanto que no merezco siquiera su mirada.
Yo soy un imbécil y eso me queda claro.

Yo daría mi vida y todo lo que poseo, por ser quien está en el quirófano.
No me costaría ni un segundo decidirlo.
Ella es la mujer de mi vida, y tan solo pensar en perderla me carcome el alma y me aterra.

-Maddox, hijo- Eleonor detiene mi caminata.

-¿Qué pasó con Rose?- su padre cuestiona.

-Lo lamento mucho, no pude detenerla yo... estaba tan emocionado por verla nuevamente y... y...

H.e.r.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora