55-. Sweet child o' mine.

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Me cuesta mucho abrir los ojos, dormí toda la noche.
Sin embargo, la pesadez en mi cuerpo me impide levantar de inmediato, me acostumbro a la luz de la habitación y al levantarme me miro en el espejo. Las ojeras se marcan en mis ojos. Me lavo la cara y los dientes, sintiendo el agua fría refrescar mi rostro.
Voy a la habitación de los bebés, encontrando todo vacío...

Es la realidad. Estoy viviendo la realidad de encontrar vacía la habitación de mis hijos. Maddox no estaba a mi lado cuando me levanté. No fueron sus besos los que me despertaron.

¿A dónde se va el amor? ¿En qué momento deja de guiar nuestra vida?
Yo sentía el amor en cada sonrisa, en cada vez que Maddox me hablaba, lo sentía correr bravo en mis venas, recorriendo cada parte de mi ser. Entonces me abandonó el amor se fue dejándome la soledad como premio de consolación.

El pensamiento me traiciona por más que intento no pensar en ello, puedo estar equivocada y aún así me doy el lujo de lastimarme hasta el fondo del alma, me agrando la herida que punza y arde.

De un momento a otro, la nostalgia y el dolor se apoderan de mi cuerpo, siento el vacío dentro de mí y me hace llorar, lágrimas dolorosas, pesadas, conscientes del sufrimiento que me causa, ellos no están.

No me había percatado de lo cansada y lo necesitada de llanto que estaba, fluyen saliendo libres de mis ojos, ardorosas como si no fueran de agua sino de fuego. El olor a ellos incrementa la nostalgia. El olor a los 4 amores de mi vida me carcome viva.

No puedo creer que esta sea mi vida ahora, ¿qué no se suponía que nos amábamos demasiado? Yo por él habría sido capaz de lanzarme al vacío sin cuestionarle nada. Yo me creí el amor de su vida... me amó pero no fue suficiente amor para que durara toda la vida.

Sin embargo, muy dentro de mí y muy a pesar de mi dolor, la dicha de ser madre, de ser madre de 3 niños que fueron y serán siempre mi motor me llena de fuerza para seguir luchando con todo y contra todo.
Hoy no están en su habitación pero lo estarán y yo por fin podré despertar de esta pesadilla.

Bajo de inmediato al living. Las persianas de los ventanales están a medio cerrar, permitiendo que la luz del sol no dé completamente y el living quede a luz tenue.

-Buenos días, preciosa- Maddox me encuentra al final de las escaleras. -Eres mi eterna mañana de navidad- Sonrío enormemente al darme cuenta que todo fue un terrible sueño, Maddox está a mi lado. Mis bebés tienes 40 días. No 5 años.

Ni yo me divorcié ni él dejó de amarme.
Somos un equipo, un matrimonio que ha alcanzado la plenitud con la llegada de sus hijos. Pero sigo sintiendo que aquel sueño fue real. Sigo sintiendo el mismo dolor.

-Maddox-

Me lanzo a sus brazos y él me recibe. Me alejo de su cuello para besarlo.

-Rosie- susurra y pega su frente a la mía.

-Te amo- le digo abrazandolo con toda mi fuerza.

-Yo te amo a ti, mamasita- sonrío y él abraza mi cintura, dándome un beso que dura minutos. Un beso delicioso.
-¿Cómo dormiste? No pude despertarte, te veías sumamente cansada y como te prometí me hice cargo de los bebés toda la noche-

-Te agradezco muchísimo- le digo, él me sonríe. -Tuve una pesadilla- acepto.

-¿Qué soñaste?- me toma de la cintura nuevamente. -Quizá al hablarlo olvides todo-

Dudo un segundo, pero sus ojos me tranquilizan. Esta es la realidad, las ojeras son por el cansancio de 3 bebés en casa. El dolor es por amamantarlos, la nostalgia es por separarme de ellos durante toda la noche.

H.e.r.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora