16-. A drink or two.

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Ha pasado una semana desde que Rose se fue, y me he quedado solamente dibujandola a cada momento que tengo libre. Me he recluido en la constructora, aceptando tanto proyecto se me presente.
Necesito despejar la mente de ella y aprender a esperarla, aprender a que cada que llaman no es ella, ni cada que vienen de visita a casa, ni cada que tocan la puerta en mi oficina...

Rose se ha llevado mi corazón con ella y lo único que deseo es que vuelva para estrecharla en mis brazos y no soltarla jamás.

-Maddox- interrumpe Kate en mi oficina, dejo el plano y la miro.

-¿Qué pasa?-

-Su cuñado está aquí- me levanto de la silla y voy a la puerta.

-Gracias, que pase- le pido, ella asiente.

-Maddox, disculpa venir sin cita- dice y me saluda con un abrazo.
Le digo que no se preocupe, que no estaba ocupado. Ambos nos sentamos.

-¿A qué debo tu presencia?-

-Bueno... Dak ha organizado una reunión en el bar del centro, reservó una mesa para esta noche. Puedes llevar a quien tú desees- asiento, pero creo que mi rostro le hace saber que a la única que deseo llevar es a su hermana. -Sé que está siendo difícil para ti, que mi hermana se fuera sin darte aviso, lamento que se alejara, pero ella volverá-

-Yo sé que lo hará. Y también sé que es difícil que ustedes crean que la amo, pero es así Phoenix, si la tuviera aquí conmigo me encargaría de hacerla la más feliz-

-Creo en los cambios, Maddox, en que es posible cambiar por amor, y ahora te veo sufrir por la ausencia de Rose, sé que es sincero y hubiera deseado que ella no tomara la decisión de irse-

Asiento, resoplo y lo miro a los ojos.

-¿A qué hora hoy?- me sonríe.

-A las 8:00 p.m- me dice, se levanta de la silla y lo acompaño a la puerta.

Quizá me sirva despejarme un poco la mente, pensar en otra cosa que no sea Rose yéndose.
Tomo mi celular y le llamo a James, ese cabrón habrá de aceptar mi invitación, si después de todo, aceptó hacer un striptease que no acepte una salida a un bar.

-Por supuesto, tienes mucho que explicar- me dice, sé que me alejé de él esta última semana, evadiendo sus invitaciones a salir, pero por eso mismo ahora soy yo quien viene arrepentido a pedirle que me acompañe esta noche.

Le hago saber la dirección, y la hora acordada. Por supuesto que no puso impedimentos y que por sus modales británicos, llegará puntual al bar.
Yo soy más francés. Más impuntual.

En la junta para revisar la construcción de la obra en Liverpool, mientras explico los planos de la ingeniería, siento las miradas de mis trabajadores, pero no me permito dudar ante ellos, ni un segundo.

Aclaro sus dudas y les pido me dejen solo en la sala de juntas. Una vez más y solo por hacer más grande la herida, le llamo a Rose.
A los pocos segundos, me manda directo a buzón.

Se ha convertido en una obsesión, una que duele bastante y que me tiene hecho una mierda. Apenas ha estado una semana lejos y a mí me quema por dentro, debo dejar de preguntarme si será así por semanas, meses o años los que ella me dolerá.

-¿Maddox?- Kate se asoma por la puerta. Levanto la vista. -¿Te quedarás?- me pregunta.
Reviso mi reloj, son las 7:40p.m.

-No no, solo apago la computadora y listo- le sonrío de medio lado.
Me levanto y salgo al estacionamiento.
Entro al auto, recodando la última vez que ella subió también, cuando la besé por última vez en casa de Helena y sus ojos al verme a mí. Cada beso que le di era con todo mi jodido corazón.
Golpeo el volante un par de veces por rabia, no gano nada, pero me siento bien después de eso.

H.e.r.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora