21-. Love her madly.

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Mis pensamientos no me permitieron dormir, Rose estuvo en ellos toda la noche, pensando en su mirada y lo que ahora tiene que afrontar por un cabrón que no se fijó en la mujer que cruzaba la calle.

Pensé en ella y en el bebé que perdió, ella no lo sabía y yo se lo dije de la manera más cruda que pude.
No quería verla sufrir y por eso preferí callar lo que sentía, pero haber estado en esa situación y estar en esta ahora me hacen saber que necesito hablar con Rose, hablar sobre el aborto y la demanda de Ian.

Alice se comportó como la mejor de las abogadas, mostró su capacidad y me hizo saber que la demanda de Ian no tiene fundamentos.
Le agradecí por supuesto, que dejara de lado la desconfianza para hacerse cargo de mi caso, dejé de lado mi propio abogado, dejo que una de las mejores amigas de Rose se encargue de defenferme. En su visita le pedí me dejara una hoja y una lapicera, cosa que me ha permitido.
Hoy aquí en la celda, dejan entrar a la abogada. Ella me sonríe de medio lado y se sienta frente a mí.

-Como te dije ayer, encontré irregularidades en la demanda impuesta por Ian, las evidencias que presentó en la corte no muestran tu rostro, solo un hombre de tu complexión que podría ser cualquiera-

-Yo diré lo que me digas si esto llega a la corte, pero necesito que me saques de aquí, no puedo estar aquí y Rose en el hospital-

-Saldrás, pero tienes que esperar las horas establecidas por la ley, debes estar aquí las 48 horas para cumplir condena-

-Joder- susurro, ella niega.

-Te sacaré y demostraré que tú no eres culpable, voy a joderme a Ian Montgomery, tú solo debes esperar- me guiña un ojo y le sonrío de medio lado. -Se presentarán hoy por la tarde a dar la orden para que llegue al juzgado, ahí aprovecharé para demostrar que es dueño del centro nocturno en Londres y Las Vegas, que ha practicado el lavado de dinero desde que es dueño de ellos-

-Espero ansiosamente que terminen las 48 horas- le digo

-Rose no se irá, ella espera por ti, le diremos que tuviste que salir de viaje con urgencia-

-Por favor, no le digan que estoy detenido-

-No lo haremos- me sonríe cómplice. -Te traje esto- me entrega un libro, se levanta y el guardia abre la puerta.

-Llevale esto a Rose, pídele que lo lea, pero no le digas que lo he escrito hoy- le entrego la hoja doblada. Ella asiente.

-En unas horas estará lista la firma para pagar tu fianza, le avisaré a Dakota-

-No no, díselo a mi madre- le pido, ella asiente nuevamente y la veo alejarse.
Esa mujer sabe lo que hace.
Me siento orgulloso del círculo social de Rose, de lo bien que maneja sus amistades y lo especifica que es para escoger a cada una, todas son mujeres extraordinarias, inteligentes, son increíbles.
Y me hace cuestionar si yo me encuentro rodeado de las mismas, y por un segundo me doy cuenta que no, que me rodeo de hombres imbéciles y mujeres que desean llegar alto mediante la seducción. Me planteo en este mismo instante hacer un recuento de lo que la constructora necesita y me hago una lista mental de lo que debo hacer apenas Rose salga del hospital.

El libro de 552 páginas, me mantiene ocupado, un thriller bastante interesante, cuando me doy cuenta de que el tiempo pasa volando, reviso la página en la que me quedo; 204, entonces me obligo a levantarme y lavarme las manos, mojo mi rostro y me recargo al lavamanos.
Me quedo ahí unos minutos, con los ojos cerrados, no me había percatado cuan cansada estaba mi vista hasta que me alejé del libro.

-Vaya vaya- escucho la voz estresante y sé perfectamente quien es, me giro, permitiéndole ver mi rostro, para que se dé cuenta que no me intimida y que aunque sea yo quien esté de este lado, él no se salvará.
Le sonrío y me acerco a la reja, lo que lo hace retroceder un paso.

H.e.r.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora