13-. White dress.

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No puedo dormir, me la pase toda la jodida noche pensando en lo que hice, arrepentida completamente por engañar a mi futuro esposo.
El hombre que a partir de hoy compartirá su vida conmigo. Traicioné su confianza y su amor, en un acostón.
No dejo de pensarlo, a cada segundo está en mi mente y aunque lo disfruté y lo deseaba, el arrepentimiento está latente en mi pecho, por pensar en Ian.

-Mi vida- mi madre me mira preocupada. Correspondo a su mirada y le sonrío levemente. -¿Qué pasa?-

-No es nada mamá, nervios pre boda- contesto sin mucho pensar.

-¿Si?- se sienta a mi lado y sube mis piernas a las suyas. -¿Por qué no te veo emocionada por la boda? ¿Hay algo que quieras decirme?-

-Estoy bien madre, solo un poco nerviosa es todo. Quiero a Ian-

-Hija- su mirada de desaprobación solo me da más nostalgia. Yo no voy a arrastrar a mis padres con mis problemas.

-No me veas así o lloraré- le digo agachando el rostro antes de que el nudo de mi garganta me traicione.

-Está bien, entonces ¿qué pasen las chicas?-

Asiento con la cabeza, mi madre se levanta y abre la puerta de mi habitación. Veo entrar a Helena, Alice y Gia con sus vestidos en mano, les sonrio de inmediato y ellas me abrazan con fuerza.

-Luces terrible- me dice Helena, solo giro los ojos y le saco la lengua.

-El estilista y su equipo no tardan, tienes tiempo de ducharte antes de que estén aquí- me dice Gia, hasta en mi jodida boda está trabajando.

-Muchas gracias, a las tres- les digo y todas ponemos nuestras manos unidas.
De todas, Gia debe ser la más excéntrica y alocada, Alice se apega más a las normas, seria, honesta, comprensiva y Helena, estricta y correcta, solo a veces se permite romper las reglas, Dakota es dulce, sensata con un gran sentido del humor y Angela, Angela es una jodida, es la sensualidad hecha mujer, es provocativa y definitivamente fuera de las reglas.
Yo soy todas ellas en una sola, según su expresión.

Voy al vestidor por un par de toallas, entonces siento los brazos de la rubia abogada. Lo sé distinguir por su aroma.

-¿Cómo te sientes?- me giro y la abrazo. -Ayer no quise preguntar nada porque habían muchas personas alrededor, sin embargo hoy necesito escucharte y tú necesitas soltar todo eso que se ve en tu rostro- me dice con preocupación. Como dije, Alice es la que más nos cuida. Es como la mamá de los pollitos.

-All, hice algo que deseaba mucho, pero hoy me arrepiento-

-Si lo deseabas, no veo porqué sentir arrepentimiento-

-Es fácil decirlo, pero tú no te acostaste con alguien un día antes de tu boda-

-Tranquila- toma mis manos nuevamente. -No lo hice porque estaba segura de mi amor por Idris, tú lo sabes- me sonríe. -Debes estar segura tú, cariño, antes de cometer algo por lo que realmente te arrepientas, si lo deseabas, ese no es arrepentimiento, es enojo al saber que no lo volverás a tener-

-¿Hija?- toca mi madre, miro a Alice una última vez y tomadas de la mano salimos.

Entro a la bañera, tallando con fuerza mi cuerpo, no resuelvo nada con esto, sus caricias y besos están en mi mente y de ahí será imposible sacarlas.
Lloro, lloro al recordar a mi prometido y es que él no lo merecía.
Tampoco merece tener una mujer que no siente amor por él.

-Rose, ¿puedo pasar?- pregunta Helena. Me quito las lágrimas y le doy pase. -Llevas 40 minutos aquí, ¿Qué te pasa?- me observa sentada al borde de la bañera. Elevo mis hombros un par de veces. -¿Todavía piensas en Batman y anoche?-

H.e.r.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora