Sigo sin poder creer que mi hija esté casada y ahora en menos de un mes mi hijo será un hombre casado también. Ellos ya no son niños y yo me siento orgullosa de lo que se han convertido.
Pasé años preguntándome si lo hacia bien, si algún día ellos me señalarían por la manera en la que los crié. Jamás de ellos he recibido algún reclamo y me hace saber que hice todo lo que pude para criarlos bien. Tuve que pasar por miles de obstáculos, días de llanto, de ira, de decepción. Una mujer sola, criando a dos hijos sin tener idea del padre. Años difíciles de olvidar, sin embargo hoy me encuentro en total plenitud, sabiendo que ellos están bien y que han sabido resolver cada prueba que el destino les ha dado.
Hoy estoy en la disquera de mi hija, mientras ella arregla un papeleo yo me quedo en el estudio, solo observando, la veo entrar y entonces me levanto del piano para tomar una guitarra.
-Madre, ¿sabes hacerlo?- me cuestiona Dakota sonriendo de medio lado.
-Por supuesto- le digo, sin saber ni un poco como tocarla. Paso la banda por uno de mis hombros e intento hacer que suene bien. Evidentemente, no sé tocar la guitarra eléctrica.
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-Ma...má- dice Dakota entre risas. Me quito la banda y dejo la guitarra en su plataforma.
-Bien, solo se me da el piano-
-Y eres fantástica en ello- entra Maddox.
-Hijo, buenas tardes- lo saludo con un abrazo y un beso, Dakota hace lo mismo.
-Solo venía de pasada, me informó Dak que venías- dice abrazándome nuevamente.
-Iremos de compras- habla Dakota levantando ambas cejas.
-Rose irá con nosotras- le digo, la sonrisa de mi hijo al mencionarla es hermosa. Mis hijos están enamorados y me alegra el corazón.
-Le dan un beso de mi parte- dice y abre la puerta dispuesto a irse. -Tengo una comida con un juez que hace feliz a la mujer que me dio la vida- dice y no puedo evitar sonreír. Harry y mi hijo juntos.
Como he dicho, la prometida de mi hijo viene con nosotros al centro comercial, puedo ver su orgullo al estar aquí, y como observa todo sabiendo que mi hijo ha sido quien lo diseñó.
-¿Te quedas a cenar hoy?- le pregunto, ella me sonríe, y es curioso que no solo sonríe con sus labios, sino que su nariz y ojos se contraen, haciéndola lucir totalmente tierna.
-Es una invitación que no puedo negar- me dice y me abraza de lado.
-Los esperamos a las 9:00p.m.- le hago saber y ella asiente.
Preparo la cena para poder subir a arreglarme. Cuando está lista la dejo en el horno. Me ducho, me visto y maquillo antes de que la campana avise que la comida está lista. Tocan el timbre y miro la hora. Las 8:20p.m. Voy abajo y abro la puerta. Es Harry.
