5-. Angel eyes.

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Después de aquel teatro que viví en la disquera lo menos que deseo es ver a Maddox, y gracias al cielo los tabloides no publicaron la entrevista que nos hicieron y las tremendas respuestas que dio el sujeto. Me han ahorrado una discusión innecesaria con mi prometido.

Le he pedido discreción a Dakota por el escándalo que hice al lanzarle el champán a Mila en el vestido, pero rebasó mi límite y claro que iba a actuar después de semejante comentario.
Mi cólera incrementó cuando intentó propasarse conmigo, como si fuera una más en su lista. Jamás seré parte de su juego.
Phoenix siempre hablaba de lo mujeriego que era, sin embargo, creí que él me respetaría habiendo de por medio un compromiso, pero ahora me doy cuenta que a él no le importan los estados civiles.

Pensé las cosas durante el fin de semana y lo mejor para mí será cancelar el contrato, he sido yo quien puso las cláusulas por miedo a que Maddox intentara hacer lo que yo trato.
Lo conocía en sus negocios, en lo exitoso y el buen arquitecto que es, de eso no me quedaba duda, él en ese aspecto es un hombre inteligente, que sabe lo que ayudará a crecer a su negocio y la ambición que posee al conseguir todo lo que se propone.

Ian tenía una obsesión con el centro comercial, siempre le ha gustado ese lugar, pues le recuerda a su padre, según tengo entendido.

Y hablando de Ian, para olvidar el estrés y enojo que me causa recordar a Maddox. A Ian lo conozco tanto, ya que hay ciertas similitudes entre nosotros, cosas que disfrutamos juntos y cosas que nos gustan a ambos.

Cosa que con Helena no me pasó, no hay una sola cosa que nos guste a las dos, ella es estricta, recta, sigue horarios y reglas. Yo soy más rebelde.
Por algún poderoso motivo, Helena llegó a mi vida cuando menos lo esperaba dándome una sacudida, siempre le agradeceré a Angela habernos presentado.
He pasado de caída tras caida y no recuerdo ninguna de ellas, sin ella. Somos como el Ying y el Yang, tan diferentes y ninguna puede vivir sin la otra.
Helena me apoya, me guía y aconseja cuando siento que estoy por flaquear.
No soporta a Ian, siempre ha sido muy reservada con él en muchos aspectos, cuando llama y estoy con él prefiere colgar a contarme lo que la tiene intrigada.
Siempre he respetado el espacio que tienen ambos, claro que me gustaría que fueran más acercados, poder visitar a Helena acompañada de Ian, después de todo, es el hombre con el que me voy a casar.

Mis padres apoyaron mi relación con Ian pues mi padre siempre fue un admirador de su línea de ropa y en dado momento era un agasajo tenerlo en casa.
Con el tiempo, mi padre comenzó a ignorar su presencia, el sueño de que Ian Montgomery estuviera en casa ya le causaba dolor de cabeza.
Mi madre es más abierta, ella ama a todo el mundo y es la mujer más dulce en el planeta tierra.
Lo único que desea es ver felices a sus pequeños niños.

Evidentemente heredé el carácter de mi padre.

Tocan la puerta de mi oficina haciéndome salir de la burbuja en la que estaba, me levanto para abrir y me encuentro con mi abogada, mi consultora jurídica, contadora y una de mis mejores amigas.

-Que bueno que llegas, Alice-

-Te noté algo consternada en la llamada, ¿qué pasa?-
Es cierto, la llamé en mi ataque de ansiedad olvidando que es su mañana libre.

-Necesito terminar mi contrato con la disquera de Maddox Faure-Dumont-

-¿Qué?- ella se ríe, se que han sido solo semanas, pero yo ya no puedo seguir con esto. Antes de perder el juicio -Rose, ¿estás bien?- pregunta mirándome fijamente.
Conozco su mirada, piensa que me he acostado con Maddox y por eso mi afán de querer terminar con esto.

-No, Alice, no me acosté con él- ella exhala aliviada. -No quiero salir perjudicada, él es... explosivo- le digo recordando como me tomó de la cintura.

H.e.r.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora