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Hoy es el día más importante de toda mi vida.
Hoy contraigo matrimonio con la alemana Rose Decksheimer. Después de dos años de estar enamorado de ella, hoy me convertiré en su esposo para amarla toda mi vida.

Paso el día de aquí para allá, esperando ansioso el momento de ir a la iglesia.
Hasta que por fin, llega.

Bailo, bailo lleno de felicidad, mientras Da ya think im sexy, suena a volumen alto en casa de mi madre.
Aplaudo y giro cantando la canción, mirándome al espejo, acomodando el moño de mi traje.

If you want my body and you think I'm sexy
Come on, sugar, tell me so (tell me so)
If you really need me, just reach out and touch me
Come on, honey, tell me so
Oh yeah, yeah, yeah
Yeah, ooh, ooh
I like this, I like this, I like this

Canto, sonriendo como pendejo.

-Hijo- mi madre me mira desde el marco de la puerta, sonríe y le tomo la mano atrayendola para que baile conmigo.

-Soy feliz, madre, en unas horas me casaré con el amor de mi vida-

-Lo sé, hijo- me dice y me toma la mano. -Sé que no son nuevos, pero estos gemelos fueron de tu abuelo, de haber visto el hombre en el que te convertiste, no hubiera dudado en dartelos- me dice, la abrazo y beso su mejilla.

-Madre, si algún día Rose decide tener hijos, espero que seas tú quien los malcrie, quien nos lleve la contra a nosostros, pero, si eso no pasa, espero que sigas queriendo a Rose como hasta ahora-

-Por supuesto que sí, mi amor. Mi amor por ustedes dos no cambiará jamás- me dice y la abrazo nuevamente.

-Soy afortunado por tenerte y que me entregues hoy-

-No hijo, la afortunada soy yo, por verlos a ambos casarse con personas tan hermosas-

El momento tan ansiado llega, y mi madre, como promete, me acompaña al altar. Veo a las amigas de Rose sonreír, sé que son felices por su mejor amiga y yo, no puedo más que agradecerles por su cariño hacia ella.

La había soñado visitiendo de blanco, caminar hacia mí, a punto de ser mi esposa, la imaginé siendo ella quien está a mí lado en la iglesia, incluso la vi vestir de novia una vez, pero hoy, no puedo siquiera describir como me siento al verla, con el cabello agarrado y dos mechones cayendo por sus mejillas, con toda la gracia de ser ella, y yo, como siempre, me siento un idiota al verla. Ella parece haber salido de mis sueños, incluso mejor que en ellos.

No puedo evitarlo, no puedo evitar llorar al verla caminando hacía mí, y seco una lágrima, me tapo la nariz y mi boca con mis manos para que los presentes no escuchen los sollozos que suelto por verla.
Ella me sonríe con dulzura, desarmandome completo, me tiene a sus pies.

Y llega a mí, dejándome admirar sus ojos, sus benditos ojos verdes, sus pestañas enormes, sus mejillas rosas, sus labios gruesos, su barbilla partida y las pecas perfectamente distribuidas en todo su rostro.
Rose ha sido creada por los mismísimos ángeles.
Me sonríe y su padre me entrega su mano. Su tacto es lo único que necesito.

-Esperaba esta reacción, ahora sé que mi hija estará bien contigo- me dice Parker abrazándome.

-Gracias por su hija- él asiente.

Nuevamente somos Rose y yo, entrelazo su mano a la mía y le sonrío. En mi interior, le estoy prometiendo ser suyo para siempre.

-Estamos aquí reunidos, para festejar la unión de Maddox Faure-Dumont y Rose Decksheimer, dos corazones que a partir de hoy, se vuelven uno solo-

H.e.r.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora