45-. Barefoot in the park.

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Por supuesto que las palabras de Rose me dolieron, por supuesto que me dolió que no aceptara mis disculpas, sé que tuve la culpa y que merecía su indiferencia, pero que hablara sobre los hijos que aún no tenemos, fue un golpe bajo.

Jamás habíamos dormido separados, gozamos de que a cada pelea podíamos resolverla antes del anochecer y así poder ir a dormir juntos.
Sin embargo, hoy no ha sido así. Rose durmió en la habitación y yo no pude seguirla y no porque no lo deseara, sino que esto aún no está resuelto y no me sentí cómodo al llegar, no quería más indiferencia ni incomodidad al recostarme a su lado. Apenas entré la vi dormida, con sus labios entreabiertos y las mejillas aún rojas. Cuanto dolor me provoca verla llorar y más saber que ha sido por mí.
Tampoco quise dejarla sola en la habitación, así que dormí afuera, las pocas horas que se me permitieron, sentado en el suelo esperando a que la rubia bonita despierte.
Bear sube las escaleras y llega a mí un tanto apenado, anoche me pasé de la raya y terminé gritándole.
Lo tomo del collar y beso su cabeza.

-Perdóname amigo, tú no eres culpable de nada- le digo y lo abrazo. Este comienza a mover la cola.

Se sube a mi cuerpo dejándome recostado sobre el suelo. Él lame mi rostro y yo trato de quitarlo de mí, pero ya no es tan pequeño, ahora es enorme.

-¿Dormiste ahí?- Rose sale con su pijama de pantalón y una blusita de tirantes. Asiento y Bear va con ella. Rose lo besa varias veces y él se echa en sus pies.
Estoy seguro que así es como me veo yo cada que la veo.

-No podía dormir lejos de ti- le digo, ella se sienta a mi lado, le tomo la mano y miro su rostro. -Perdóname Rose- le pido con sinceridad.
Ella gira su rostro y sus ojos verdes me miran.

-No puedes arreglar todo jodiendote a los demás- me dice y yo asiento.

-Lo sé- acepto, ella trata de levantarse pero la detengo haciéndola sentar nuevamente. Le tomo el cuello y la beso. Ella no se niega, y poco a poco sigue mis labios. -Te amo Rose, yo... voy a controlarme-

Rose asiente y se levanta. No la detengo. Bear va tras ella, pues sabe que le dará su desayuno.

Entro a la habitación y tomo una ducha, una rápida que me permita sentir que la pelea de anoche fue solo un sueño. Salgo con la toalla enrollada en la cintura y voy al vestidor para tomar un pants y una camisa deportiva.
Aunque hoy no siento el deseo de ejercitarme.

Rose está a punto de entrar al baño y no la detengo. Bear entra a la habitación y salgo con él.
Mi celular vibra y lo tomo.
Es un número desconocido.

*-Hola-
-Maddox, soy tu padre- estoy a punto de colgar pero él me pide no hacerlo.
Me pide una última cita, una última oportunidad para conversar y hacer las pases. Resoplo.
-Escucha... no necesito verte, yo la paso bien sin ti- le digo. Él se calla unos segundos.
-Yo sí necesito verte. Tu esposa no saldrá de mi boca. Solo... ven-

Mi padre me pide verlo en una cafetería. Me dice que no es nada sobre Rose, sino que me cita para darme paz.

Acepto después de convencerme de que necesito la paz para poder seguir adelante con mi vida si su fantasma.
Necesito tranquilidad para poder amar a Rose sin la necesidad de sentir miedo cada que sale porque él la visite y le joda el día.

Me preparo para ir a su encuentro.
Rose se ha tomado el día y está pegada al teléfono en espera de una llamada.
Yo, espero también la llamada para saber si ese hombre va a demandarme.

La veo en la terraza, bebe de su taza favorita, la que tiene nuestra foto donde nos damos un beso en la piscina. Sonrío de medio lado y me acerco a ella.

H.e.r.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora