11. Salve, Cesar

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Hubo un segundo de silencio general.

Estos chicos que estaban delante mía eran hasta hace medio año sólo personajes de un libro, gente que yo consideraba ficticia; había visto hasta dibujos de Enjolras con Grantaire... y luego, al verlos en directo, se veía perfectamente que Enjolras le detestaba, y no parecía tener el más mínimo interés en el borracho. El punto es, que no fui nunca del todo consciente de que tenían su familia y su pasado, y que eran más que Les Amis de l,ABC, eran individuos que vivían independientemente de los otros.

Nunca había visto a Enjolras como en ese momento; se puso pálido de un segundo a otro, sus ojos se abrieron muchísimo, y no tenía expresión alguna.

—¿Cómo? —consiguió decir al fin.

—Courf —dijo Ferre —¿Qué has hecho?

—En defensa mía, diré que no ha sido mi culpa enteramente. —murmuró.

—A ver, ¿qué ha pasado exactamente? —intentaba que la situación se calmara un poco.

—Me había deshecho de la chica, y estaba apunto de salir para seguir con el plan, y me he chocado con tus padres. Me he quedado atónito al verlos. —Courfeyrac temblaba más que un niño pequeño en una noche tormentosa —de pronto, he visto a Madame Bennet, y ella se ha acercado. Les he presentado, y cuando he dicho tu apellido al presentarlos, Madame, con su buena voluntad, ha dicho «¿ustedes son los padres del joven Enjolras? Hace rato que no lo veo.». Tus padres se han quedado muy sorprendidos de que hubieses venido a una fiesta, y han preguntado que qué hacías aquí. Madame lo ha soltado todo. —Enjolras se pasó las manos por la cara —creo que tu madre casi se desmaya de la alegría cuando se ha enterado de que estabas cortejando a una chica. Tu padre, bueno... en su línea, ya sabes.

—Vale, no nos precipitemos. —dije —podemos... podemos reunirnos con mi tío e irnos nosotros —Enjolras pareció contento con la idea, y la apoyó —Ferre, puedes ir tú a por él y contarle la situación, y nosotros esperáremos en el carruaje.

—Ya, no creo que eso funcione... —dijo lleno de culpa Courfeyrac —cuando parecía que iba a poder escabullirme, ha llegado Gilliard, y ha preguntado por ti, Lizzie. Cuando se ha dado cuenta de la situación, ha seguido con el plan, por supuesto. Ha dicho que lleváis poco tiempo de cortejo, pero yo creo que tu madre ya está pensando en que vestido va a utilizar en la boda. El caso es que tu tío me ha mandado a buscaros, porque hacía tiempo que no os veía. Y aquí estoy.

—Ay Dios...

—Courfeyrac, si hubieras seguido el plan, nada de esto habría pasado... —Enjolras parecía haber vuelto a su ser, y sentía que estaba a punto de descubrir esa faceta terrible suya. —no te voy a pegar, te voy a matar.

La escena era cómica; Courfeyrac trataba de escudarse detrás de Combeferre, y Enjolras intentaba pillarle. Como pude, intenté pararlos. Estaban montando una escena.

—¿Pero que hacen aquí? —empezó a preguntarse Enjolras, pero ya más calmado —tendrían que estar en Marsella... ni han avisado ni nada.

—¿Cómo de mal puede ir? —cuestioné yo —sigamos con el plan, y después...

—No, no, no —Enjolras se me acercó. Estaba nerviosísimo —llevan intentando que me case desde que cumplí veinte años. El año pasado empezaron a considerar un matrimonio concertado. Mi padre me dijo que si no me casaba antes de los veinticinco, iba a desheredarme.

—Oh, vamos. Dudo que fuera capaz de... —Courfeyrac y Combeferre asintieron detrás de él —vaya.

—Si entramos ahí, y conoces a mis padres, y le eres de su agrado, estaremos casados antes de fin de año.

MADEMOISELLE ELIZABETH || Les Miserables Donde viven las historias. Descúbrelo ahora