En un viaje a París, Elizabeth cruza una puerta que la llevará al pasado, en tiempos de revueltas y alzamientos contra el rey. Pondrá en uso sus conocimientos sobre el pasado que ahora es su presente, y el futuro que ahora era su pasado.
También con...
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-¿Dónde está la nueva alegría de la casa?- Marie Anne sostenía al nuevo miembro de la familia Enjolras en sus brazos, cuando llegó Claude con Combeferre al salón.
-Aquí- respondió Courfeyrac, haciendo reír al resto de nosotros.
-Ja, ja- dijo Claude- que tranquilo es.- acarició la cabeza del bebé, y luego me miró- has tenido suerte.
-Sí, pero apenas tiene un mes aún.- me acerqué a Marie Anne y cogí al bebé- miedo me da cuando empiecen a salirle los dientes.
-Nunca he visto un bebé tan guapo- comentó Marie Anne.
-Espera a que nazcan nuestros hijos.- los dos se fueron, haciéndose arrumacos y carantoñas aprovechando que no estaban ni Monsieur Enjolras ni ninguna de sus hermanas mayores presentes en ese momento.
-Que poco entiendo la relación que tienen esos dos- comenté.
-No creo que vayas a entenderla nunca; se remonta bastante atrás en el tiempo, mucha pelea y demás.- dijo Combeferre.
-Bueno, lo que menos me importa a mi ahora es la relación de Courfeyrac, François.- le dijo Claude con tono chistoso a su esposo.- anda, déjame cogerlo.- antes de que yo pudiera decir nada, Claude ya tenía al niño en brazos.
-¿Cómo está el pequeño Alexandre?- preguntó Ferre.
-Bien, la verdad es que es muy tranquilo.- admití.- creo que preferiría que llorara más a que estuviera en silencio durante tanto tiempo.
-Bueno, es discreto como su padre.- comentó con una sonrisilla.- por cierto, ¿no sabes nada, no?- suspiré.
-No- Monsieur Enjolras, Gilliard y Michael llevaban ya semanas en París, y no recibíamos noticia alguna de ellos. Les habíamos mandado cartas, pero no mandaban respuesta alguna.- se fueron hace ya mucho. Alex nació el 3 de enero, y ya casi va a cumplir un mes.
-Lo sé, estamos a 24. Creo que alguien debería ir a buscarlos. No es natural la de tiempo que llevan allí sin dar señales de vida.
-Madame Enjolras está ya histérica- conté- ha pensado en cada trágico escenario posible sobre que puede haberles pasado. Monsieur Dumas, el esposo de Catherine, cree que si algo malo ha acontecido, probablemente es que hayan sido asaltados por bandidos en el camino. De todas formas, creo que él y el resto van a partir hacia París para buscarles.
-Espero que se encuentren bien.- dijo Claude.
-Seguro que sí querida, no temas.- llegó en ese momento el pequeño Albert Bennet con su madre detrás.
-¿Claude puedo coger al bebé ya?- le preguntó a su hermana mayor.
-No Albert, podrías tirarlo por accidente.- el resto de niños que estaban habitando la casa llegaron también haciendo mucho ruido, demandando ver a su nuevo primo otra vez, y acabaron despertándolo.
