Tomó uno de los trapos que estaban sobre la mesa y con el abrió el horno después de que el reloj sonara avisando que su tarta estaba lista.
Saco con cuidado a la bandeja que la contenía y en seguida la cocina de la cafetería de su abuela se llenó del olor a manzana de esta y se mezcló con los demás olores.Era jueves y su abuela le pidió que fuera a ayudarla luego de la escuela debido a que uno de sus empleados había enfermado repentinamente y no tenía remplazo.Así que allí estaba preparando las recetas que la señora Dong desde pequeña le había enseñado a hacer.
Luego de dejar la tarta en la barra para que fuera llevada a exposición se giró a tomar el mazo para estirar la masa que anteriormente había hecho dejando unos centímetros de grosor.Estaba apunto de cortarla en círculos para los macarrones cuando escuchó a alguien llamarla.
—Pequeña, hay un chico buscándote —el señor Jung —un hombre mayor que era como un tío para ella ya que la había visto crecer—,se asomó por donde había dejado la tarta hablándole dulcemente.
—Que raro, los chicos no dijeron que vendrían —frunció su ceño.
—Si fuera algunos de esos niños tontitos te lo hubiera dicho princesa, pero a este tontito en particular no lo conozco —le sonrió bromeando.—Ve a verlo, yo sigo.
—Gracias tio, llevaré esto —recogió la tarta después de haberse sacado el gorro para evitar que su pelo cayese en las preparaciones y de haberse desecho la cola.
Pasó por un corto pasillo y finalmente salió al lugar donde se encontraban las vitrinas y del otro lado las mesas, primero dejó la tarta en exposición y después de saludar a Jaehyun —el hijo del anterior hombre— quien atendía como cajero buscó con la mirada a algún chico conocido.
En una de las mesas al lado de un gran ventanal que daba a la calle se asomaba una melena castaña y se sorprendió cuando reconoció a Renjun allí, tomando de a sorbos un capuchino y cortando con delicadeza una tarta helada con su cuchara mientras su pie debajo de la mesa se movía impaciente, estaba aún con el uniforme del colegio aunque se había sacado la corbata al parecer por el calor.
No se esperaba para nada su visita, por varias razones como que nunca le había comentado el lugar donde se ubicaba la tienda o el que ese mediodía en el almuerzo le había avisado que no lo acompañaría por la tarde porque tenía otros asuntos y el no le había cuestionado nada.
Caminó a pasos lentos contrarios al acelerado palpitar de su corazón, y cuando llegó se sentó frente a él quien enseguida le prestó atención y le sonrió levemente.
—¿Como supiste dónde encontrarme? —le cuestionó devolviéndole la sonrisa.
A pesar de haber descubierto sus sentimientos hace cerca de tres semanas no buscaba que entre ellos haya un ambiente incómodo, porque a pesar de todo eran amigos y cada día se volvían más cercanos.Por lo que trataba de comportarse lo más normal posible junto a él, bromeando y molestándolo.
Claro que aveces no podía evitar sonrojarse, después de todo hasta su apodo lo decía, era muy fácil de tornarse colorada.
— Chenle me dijo dónde estabas —se encogió de hombros.—Por cierto, esto esta muy bueno, creo que tendré que venir más seguido—señaló la tarta con su cucharita y con la otra mano libre alzó su pulgar.
—Será un placer que vengas seguido, casi siempre que falta personal vengo yo así que tal vez y nos veamos.
—Cuando tengas que venir me avisas en la escuela y te acompaño.
—Entendido capitán —ambos rieron ante aquel apodo.—Por cierto, ¿viniste a verme por algo en especial?
Esa pregunta pareció hacerle acordar de algo porque sus ojos se abrieron un poco más de lo normal y brillaron debido a la cálida luz del local, inmediatamente asintió y de debajo de la mesa sacó su mochila color café.
—Tu me regalaste este colgante y realmente yo jamás te he dado algo —comenzó a explicar mientras miraba a la mesa y levantaba su mochila para mostrarle el colgante de jazmín que aún llevaba a medida que sus mejillas se tornaban colorado haciendo confundir a la chica.
—¿Y entonces tu...?
Sin decir nada busco dentro de su mochila en el bolsillo pequeño delantero y con delicadeza puso el objeto en la mesa deslizándolo hacia ella mientras evitaba mirarla.
Era un bonito colgante de manzana, la cual tenía una carita dibujada.La castaña abrió su boca en una "o" grande y enseguida de esto sonrió emocionada.
—Esto estaba en el local que fuimos a jugar videojuegos, volví hace uno días para comprártelo con los boletos que sobraban ya que me hizo acordar a ti la primera vez que lo vi —murmuro apenado esta vez si mirándola con atención, satisfecho por su reacción.—Recordé hoy que lo tenía en mi mochila así que te busqué para dártelo pero ya te habías ido.
—Muchas gracias Ren, es muy bonito.Prometo que lo usare y no porque mi abuelita me obligue a usarlo —bromeo sacándole la lengua y ambos rieron.
Huang Renjun si pensaba en ella aunque no estuvieran juntos, fue la respuesta que obtuvo ese día a una de sus tantas preguntas sobre el castaño que se hacía a sí misma.
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Musa|Renjun|
Teen Fiction⠀ 𝑫𝒆́𝒋𝒂𝒎𝒆 𝒑𝒊𝒏𝒕𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒚 𝒅𝒆𝒍𝒆𝒕𝒂𝒊𝒓𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒔 𝒍𝒊́𝒏𝒆𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒕𝒖 𝒎𝒂𝒏𝒅𝒊́𝒃𝒖𝒍𝒂.𝑫𝒆𝒋𝒂𝒎𝒆 𝒂𝒎𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒚 𝒍𝒆𝒗𝒂𝒏𝒕𝒂𝒓𝒎𝒆 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒅𝒊́𝒂 𝒄𝒐𝒏 𝒖𝒏𝒂 𝒐𝒃𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒄𝒂𝒎𝒂...