Se sentía emocionada, su sonrisa no se despegaba de su rostro y sus manos temblaban con nerviosismo, algo parecido a la adrenalina le recorría el cuerpo haciéndole leves cosquillas que levantaban aún más su buen humor.Lo haría, luego de pensar en las palabras de los chicos estaba decidida a revelar su tímido corazón y exponérselo a Renjun, dejando frente a él todas sus verdades que gritaban querer salir.
Lo pensó, demasiado, durante noches y días, estudiando o jugando, despierta o dormida, y todo a lo que había podido llegar es que debía hacerlo, sin ponerse más obstáculos.
La oportunidad perfecta era esa tarde, mientras ambos estén en el salón de artes, aquel donde se dieron su primer beso, se lo diría.
Estaba confiada, luego de esa tarde de su cumpleaños donde sus besos se grabaron en sus recuerdos y que los días posteriores había actuado tan lindo con ella sentía que nada podía salir mal, que el castañito le correspondería y tendría a su musa por fin a su lado, quien le inspiraría a pintar los más hermosos cuadros tan solo con sonreír.
Porque tan solo pensar en sus bellos ojos le hacía dar una sensación de hormigueo en sus dedos queriendo tomar una brocha y retratar la más pura esencia del amor.
—¿Estas segura Shin?, no es que estoy diciendo que no debas solo que no quiero que los hagas forzadamente ¿si?—Chenle a su lado le sonrió recostando su cabeza entre sus brazos que se mantenían sobre la mesa de la cafetería.
—Lo estoy Lele.
—¿Es lo que tu corazón te dice que hagas? —Na le pregunto mientras sorbía un poco de su caja de jugo.
—Otra frase de novela más Jaemin y saldrás volando de una patada—Donghyuck le advirtió señalando con su dedo y el nombrando solo asintió eufóricamente.
—Lo haré chicos, no se preocupen todo estará bien ¿verdad?
—¡Claro! —al unísono los cuatro le respondieron y luego de ello se callaron al ver como Renjun se acercaba con los otros tres.Ya luego le contarían a los chicos pero mientras el castaño estuviera ahí dejarían el tema de lado.
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Dong suspiró algo nerviosa mientras caminaba al salon, con su mochila colgando de su hombro, era hora, luego de un largo día de clases por fin podría decírselo.Con sutileza deslizo la puerta del salón y dentro de este el castaño ya se encontraba, el cual cuando escuchó el ruido volteó de inmediato a mirarla sonriéndole de inmediato.
—Ya te estabas tardando Dong.
—Los chicos me retuvieron un poco —dándome consejos y ánimos para confesarme pensó, sin embargo no lo dijo.
Enseguida se acercó al cuadro que estaba en una esquina, aquel que ella estaba terminando y que se hallaba cubierto por una tela para que Renjun no lo viera, levantándolo con sutileza y llevándolo a el caballete, el cual quedaba de lado al mayor para que pudiese tener libertad en retratarlo.Quedaba poco para presentar su proyecto y por lo tanto últimamente pasaban más tiempos juntos allí ambos dibujando y hablando.
—¿En serio no me dejarás verlo hasta el día de la exposición? —el chico se asomó por detrás del cuadro y ella lo observó sonriente negando de inmediato con su cabeza mientras se sentaba y comenzaba a sacar sus útiles.
—Tenemos una promesa Renjun.
—Está bien —el chico solo se limitó a asentir suspirando mientras volvía a su lugar y continuaba con su dibujo, de lo que sea que fuera porque al igual que la menor el castaño últimamente no la dejaba ver que hacía.
Shin solo mantuvo su sonrisa leve y cuando finalmente sacó todo lo que necesitaba siguió con su proyecto, desviando de vez en cuando su mirada a Renjun, memorizando su fino rostro que era un deleite visual, tratando de replicar las finas líneas de su mandíbula, sos ojos brillantes, sus rosáceos labios entreabiertos y cada hebra de su cabello que brillaba con el sol.Tratando de hacer su mejor trabajo, poniendo su corazón en cada trazo que el pincel en su mano hacía.
Cuando su mirada se desvió de nuevo a Renjun se sorprendió cuando este se encontraba mirándola y no dibujando como antes pero solo le sonrió en respuesta con su corazón palpitando en su pecho con ferocidad porque lo haría, solo estaba esperando a terminar el cuadro para no ser tan sorpresiva.
Solo unos minutos más Renjun...espera solo unos minutos.
Quiso transmitirle aquello mediante sus ojos que conectaban con los del contrario, sin embargo el no pareció entender cuando habló rompiendo el silencio del lugar.
—Dong —musitó primero el apellido de la menor antes de aclararse la garganta y seguir sin apartar en ningún momento la mirada.—Nosotros somos amigos ¿verdad?
La chica frunció su ceño sentada desde su taburete y ladeó con levedad su cabeza asintiendo lentamente, porque ellos lo eran, ¿verdad?, aún no eran más que ello, amigos que se habían besado.
—Lo somos Ren—respondió de inmediato y observó con más detalle el rostro del chico frente suyo.
Allí se dio cuenta de algo, el lucia nervioso, mordisqueaba su labio inferior algo suave mientras su mano derecha jugaba con un lápiz.Volvió a sus ojos una vez más, aquellos cafés como el sabor de sus belfos, los cuales no habían dejado de mirarla poniéndola algo ansiosa.
—Genial, no quería que esto se arruinara—el castaño nuevamente habló dejándola confundida por segunda vez, pero cuando musitó lo siguiente todo cobró sentido.—Me gusta Yenmin, la chica con la que estudie la otra vez ¿recuerdas?, eres la primera que lo sabe...
Y fue en ese instante en que la castaña dejó de escucharlo, como si su cerebro hubiese anulado sus oídos para auto protegerse, el mismo en que su corazón se detuvo y dolió fuertemente en su pecho mientras las lágrimas se aproximaban a querer salir.¿Había escuchado mal?, o tal vez todo era una broma.Se negaba a aceptar que todo había sido una gran y vil mentira.
Solo quería llorar y gritar por sentirse tan mal y avergonzada, con solo esas simples palabras su mundo de ensueño que había construido con falsas ilusiones se había hecho pedazos, al igual que su corazón que gritaba desesperado porque saliese de ese lugar.Pero no podía, estaba congelada frente al causante de su dolor.
Sus dedos temblaron, y el nudo en su garganta se hizo más fuerte, no quería verse débil frente a él, no quería hacerle ver que la había dejado destrozada porque después de todo el no era culpable de nada, solo ella se elevó al cielo sin asegurarse de tener paracaídas, solo ella era culpable de su triste corazón roto.
Trató de enviar señales a su cerebro de que se parase para evitar una deplorable escena, trató de decirle que inventara una excusa creíble para que ella pudiese caminar tranquilamente fuera de ese estúpido salón sin embargo todo lo que pudo hacer fue pararse rápidamente sin medir las consecuencias y cuando vio lo que había hecho quiso llorar aún más.
El retrato en el que tanto había puesto su corazón cayó hacia atrás y encima de él pintura de todos los colores, arruinándolo por completo en un corto periodo de tiempo.
Al igual que unas palabras la habían arruinado a ella.
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Musa|Renjun|
Teen Fiction⠀ 𝑫𝒆́𝒋𝒂𝒎𝒆 𝒑𝒊𝒏𝒕𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒚 𝒅𝒆𝒍𝒆𝒕𝒂𝒊𝒓𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒔 𝒍𝒊́𝒏𝒆𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒕𝒖 𝒎𝒂𝒏𝒅𝒊́𝒃𝒖𝒍𝒂.𝑫𝒆𝒋𝒂𝒎𝒆 𝒂𝒎𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒚 𝒍𝒆𝒗𝒂𝒏𝒕𝒂𝒓𝒎𝒆 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒅𝒊́𝒂 𝒄𝒐𝒏 𝒖𝒏𝒂 𝒐𝒃𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒄𝒂𝒎𝒂...