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Garganta seca, ojos cansados y bostezos imprudentes en medio de la clase era el panorama que Dong Shin presentaba esa mañana gracias a que por la madrugada no había descansado correctamente por pensar en el castaño

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Garganta seca, ojos cansados y bostezos imprudentes en medio de la clase era el panorama que Dong Shin presentaba esa mañana gracias a que por la madrugada no había descansado correctamente por pensar en el castaño.

Había miles de teoría en su cabeza sobre que podría pasar y no quería decir ninguna en voz alta por temor a que se cumplieran.

El profesor de física caminaba de un lado a otro en el salón explicando sobre rayos mientras la mayoría no le prestaba atención, y ella solo intentaba encontrar una posición para dormir sin ser vista.

—Shin, si obtienes el tercer strike te mandará a dirección —Chenle le susurró recordándole que ya se había dormido dos veces anteriores en esa materia siendo atrapada en el intento.

—Ya sé pero juro que parece que tengo algo con peso en los ojos de tanto que quieren cerrarse.—el rubio rió bajito sin apartar la mirada del profesor para aparentar que lo escuchaba.

—¿No dormiste bien?

—Estaba pensando en Renjun y en lo que Jisung dijo—admitió con una mueca posada en sus labios.—¿Crees que se apartará Lele?, después del beso actuó raro y me da miedo que lo haga.

El chico a su lado se giró a verla asegurándose que el profesor no lo observaba y le sonrió con algo de pena.

—No sabría decirte manzanita, Huang es alguien tan impredecible —admitió y la chica asintió dándole la razón con el sentimiento de incertidumbre invadiéndola de nuevo.—Pero no te preocupes siempre me tienes a mi para enamorarte—bromeó revolviéndole el pelo.

—Más le vale que se enamore de los átomos y no de su compañero de banca señorita Dong y lo mismo para usted señor Zhong o el examen estará difícil para ambos—una voz tosca y grave los saco de su conversación, al levantar la cabeza el viejo profesor de física los observaba frente a su banca junto a todos sus compañeros de salón que soltaron risas discretas.

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—¡No puedo creerlo!, ahora todo el salón creerá que me gustas —lloriqueo tapándose su rostro con ambas manos mientras caminaba junto al rubio a la cafetería ya que Park había faltado a clases.

—Claro que no, creerán que te estaba coqueteando y que somos el típico cliché del mejor amigo enamorado de su mejor amiga que le gusta otro chico, y que como todo cliché el tipo es un arrastrado idiota que le pide a ella que lo mire a él y no al otro que solo la lastima.

—Y luego nos quejamos de Jaemin y sus novelas turcas.

Antes de que Zhong pudiera contraatacar con algo como que sus gustos en novelas eran mejores el sonido de alguien carraspeando al lado de ambos los hizo detenerse y girarse a verlo.Frente a ambos un Renjun nervioso, rascándose el cuello con su derecha y levantando su izquierda en forma de saludo se hallaba.

—Hey chicos —murmuró cuando obtuvo la atención que quería.

—Uhm hola, yo justo me estaba yendo a llamar a Park ¿quien falta por un dolor del dedo meñique?, solo el.Como sea, adiós —el rubio soltó de corrido a una rapidez alucinante y luego salió corriendo por el pasillo no sin antes detenerse a espaldas del castaño y mostrar su pulgar a la chica que temblaba en su lugar para darle fuerzas.Pero no funcionó demasiado porque la pequeña seguía congelada allí.

Era la  primera vez que lo veía desde el día anterior y su estómago se removía con ansias e incomodidad, sin dejarla respirar tranquila o simplemente poder comenzar una conversación, pero parecía que no era la única porque el chico frente a ella no había vuelto a hablar desde el saludo, manteniéndose a tres pasos de ella abriendo y cerrando su boca, mientras su manzana de Adán se movía al tragar saliva.

Bien, no parecía que se alejaría de ella porque estaba allí, buscándola. Entonces ¿que pasaría?.Un tirón en su pecho se hizo presente, los nervios comiéndole las entrañas.

Huang suspiró, revolvió su cabello y finalmente habló.

—Dong no iré al salón por la tarde porque tengo un trabajo de equipo que hacer con una compañera —comenzó sin mirarla a los ojos y mordiendo con levedad sus labios.—Pero si quieres te acompaño a la cafetería de tu abuela, la casa de Yemin queda pasándola.

Finalizó como si nada y siguiente a ello posó una sonrisa en su rostro, alzando sus cachetes a la vez que sus ojos se achicaban un poco, esta vez si la miró a los ojos.

Shin lo observó atenta, procesando sus palabras, acciones y miradas para poder descubrir que era lo que estaba tratando de hacer, se detuvo en su bonito rostro que se mantenía sonriente, re-pensó sus palabras en ese tono tan monótono y luego su mirada subió a los ojos miel contrarios, que con leves arrugas en su costados se dedicaban a conectarse con los suyos, sin dudar como al principio.

Y en esas pupilas como una noche lóbrega encontró su respuesta a aquella pregunta que había hecho de su noche un martirio.

Huang Renjun actuaría como si nada hubiese pasado.

Sintió un tirón en su pecho y la formación de un nudo en su garganta cuando el pensamiento de que el actuaría así porque el beso había significado justamente eso, nada para el, atravesó su cabeza.

Se obligó a ignorar aquello, a pasar por alto el dolor insoportable de la opresión en su pecho y a desatar con fuerza el nudo para en cambio poner una sonrisa en su rostro.

—Claro, hagamos eso.

—Genial, los chicos nos esperan en la cafetería ¿vamos? —la menor asintió comenzando a caminar junto a él.

¿Cuanto tiempo se puede ocultar el dolor de amores?, ¿cuantas veces se puede dañar al corazón antes de que se rompa?, cuando este se destruye ¿es posible volver a reconstruirlo?

Musa|Renjun|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora