Lentamente se fueron alejando y aún así unos metros más adelante, ya fuera de la vista de ambos individuos detrás, YukHei no despegó sus brazos de los hombros de Shin, solamente siguiéndole el paso porque suponía ese era el camino hacia la casa de la menor.
—No tenía idea de que tu problema tenía piernas y brazos —el chico fue el primero en romper el silencio y Dong lo miró mostrando una mueca de confusión.—El problema de esta mañana, por el que casi te rompes la cabeza contra la mesa tiene que ver con Huang ¿no?
—Oh, eso.
—Si, eso —repitió divertido aproximando una sonrisa entre sus belfos.—¿Te gusta?, nono adivino, es tu ex y esa chica a su lado su novia pero tú aún no lo superas así que en la biblioteca estabas planeando tu plan maligno para destruirla y ser tú la reina del baile y la poseedora del corazón del enanito ese.
La castañita carcajeó al escuchar la increíble historia que Wong se había montado, negando repetidas veces con su cabeza sin parar de caminar —aún entre los brazos del pelinegro—.
—¿Tú también miras las novelas turcas?
—Que puedo decir, la de las ocho en punto esta muy buena, te la recomiendo.
—No gracias, La última vez que vi una con un amigo la historia era demasiado turbia.
—Tú te lo pierdes, pero hey, al menos te hice sonreír—Shin desvío la mirada una vez escuchó eso último.—Ya sabes, estabas algo así como decaída, pero sonriendo te ves más bonita.
—Gracias YukHei—le dedicó una suave sonrisa—.No tenías la obligación de ayudarme hace un rato y sin embargo lo hiciste.
—Nah, no es nada, realmente tus ojitos de bambi gritaban por ayuda y no pude resistirme—el pelinegro de inmediato correspondió la sonrisa y subió su mano derecha para despeinar las hebras castañas de la chica quien río en respuesta.
—¡Aleja tus manos sucias de mi prima Wang YukHei! —un gritó grave hizo que ambos se separaran rápidamente y frente a ellos la figura de Sicheng se presentó.
—¡Gege*! —el pelinegro que antes estaba al lado de Shin se abalanzó de inmediato al chico recién llegado, abrazándolo por los hombros.—¿Hace cuanto llegaste a Seúl?
—Llegué ayer por la mañana.
—¡No me avisaste!
—Ugh ya te pondrás modo esposa mandona.
—Uhm disculpen —la pequeña tomó la palabra carraspeando un poco en el inicio y ambos centraron su atención en ella.—¿De donde se conocen?
—¿Recuerdas el chico del que te hable?, el que vivía al lado de mi casa en China.
—¿El tipo que me dijiste estaba loco?—preguntó ladeando un poco su rostro y su primo asintió en respuesta.
—¿¡Le dijiste que estaba loco!?, ¿!porque lo hiciste Sicheng!?
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Musa|Renjun|
Teen Fiction⠀ 𝑫𝒆́𝒋𝒂𝒎𝒆 𝒑𝒊𝒏𝒕𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒚 𝒅𝒆𝒍𝒆𝒕𝒂𝒊𝒓𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒔 𝒍𝒊́𝒏𝒆𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒕𝒖 𝒎𝒂𝒏𝒅𝒊́𝒃𝒖𝒍𝒂.𝑫𝒆𝒋𝒂𝒎𝒆 𝒂𝒎𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒚 𝒍𝒆𝒗𝒂𝒏𝒕𝒂𝒓𝒎𝒆 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒅𝒊́𝒂 𝒄𝒐𝒏 𝒖𝒏𝒂 𝒐𝒃𝒓𝒂 𝒅𝒆 𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒄𝒂𝒎𝒂...