O4. Conversaciones inesperadas

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(CAPÍTULO 04:
Conversaciones inesperadas.)

     "—¡LEIRE!

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"—¡LEIRE!

El grito de su madre fue lo único que la chica castaña escuchó antes de que el automóvil, por una maniobra incorrecta, se desviara de la carretera original, ocasionando que la fuerza del coche cruzara las barreras de seguridad que evitaban caer; el automóvil cayó, yendo directamente hacia el mar.

El contacto brusco y directo contra el mar como algunas grandes rocas causaron que el parabrisas se quebrara rápidamente, haciendo que muchos de los pequeños fragmentos de vidrio cortaran a ambas mujeres, siendo la mayor la menos afectada por la bolsa de aire que había logrado cubrir parte de su rostro. Los dos familiares perdieron la consciencia mientras que el automóvil poco a poco se hundió, llenando la camioneta de agua.

La tos fuerte de la rubia se escuchó al momento, y en cuestión de minutos recobró la consciencia. Al ver la situación en la que se encontraba el miedo incrementó en su sistema; con rapidez se quitó el cinturón de seguridad y miró a Leire, buscando un indicio de si se encontraba despierta, y al verla se horrorizó. Al parecer, en el momento en el que la chica había decidido mirar y tomar algo del asiento trasero se retiró el cinturón de seguridad, causando que su cuerpo estuviera recargado en la parte delantera del automóvil. La mayor tomó a su hija y la giró en busca de signos vitales, cuando tocó su muñeca pudo ver como el pulso era algo lento, preocupándose. Tenía que hacer algo ahora.

Trató de abrir la puerta de su lado y supo que estaba atascada, se inquietó aún más al ver que la gran grieta del parabrisas estaba a punto de colapsar por completo, el agua dentro del auto hundiéndolas todavía más. Trató de abrir la puerta del lado de su hija y al ver que no había forma de salir, hizo que la castaña se cubriera a la vez que rodeaba uno de sus brazos con una chaqueta. Golpeó con fuerza el vidrio, logrando que así se quebrara.

Abrió por fuera y tomó el cuerpo de la ojiazul, quien seguía inconsciente. Con mucha dificultad nadó, tratando de evitar perder el poco oxígeno que tenía, logrando llegar fuera para tomar una bocanada de aire. Cogió el cuerpo de su hija con fuerza y al descubrir el rostro cubierto con su cabello castaño se asustó; la mitad del rostro de la chica tenía sangre, la cual no sabía de dónde provenía.

—¡AYUDA!—la voz fuerte de una mujer que se hundía por las grandes olas era opacada por el ruido que estas producían—. Leire... despierta, despierta...

La mujer trataba de nadar hacia la orilla, pero la sangre que se encontraba perdiendo hacía que su visión se nublara, haciendo más difícil el encontrar a su hija. Se dio cuenta de que su pierna tenía un vidrio atravesado. Gimió adolorida y antes de poder perder la consciencia, el grito de un hombre hizo que suspirara de alivio.

my eyes look at you | jasper haleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora