37. Muchas cosas vienen.

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(CAPÍTULO:
Muchas cosas vienen.)

     JASPER AL VERLE NUEVAMENTE SUSPIRÓ Y PASÓ UNA DE SUS MANOS POR SU CABELLO

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     JASPER AL VERLE NUEVAMENTE SUSPIRÓ Y PASÓ UNA DE SUS MANOS POR SU CABELLO.

—Vamos—La ojiazul al escucharle se confundió.

—¿Qué sucede?—preguntó con miedo—. ¿Dejaremos a Katya y a mi padre?

El empático al escucharle confirmó y después de pensarlo, sacó su móvil buscando entre sus contactos el nombre de cierta cobriza.

—¿Solar?—preguntó una vez que la llamada inicio—. ¿Puedes cuidar a los padres de Leire?... ¿Qué?—su tono se contrajo al escucharle lo cual hizo que la castaña se tensara—. Lleva a Caden a casa, estaremos allá.

Rápidamente colgó volviendo a iniciar otra llamada, después de hablar tan deprisa que ni siquiera le entendió Leire, colgó nuevamente.

—Emmett y Edward están de camino—informó al notar la preocupacion de su compañera—. Van a revisar el bosque, Katya y tu padre estarán a salvo.

Con una caricia en la mejilla, se permitió seguir nuevamente a Jasper. En el camino, Katya al verles pasar, distrajo a Leandro dejándoles salir, recibiendo una mirada agradecida de Jasper.

—¿Vamos con tu familia?

La respuesta afirmativa hizo que Leire suspirara, se recostó nuevamente en el asiento del vehículo y mantuvo una de sus manos entrelazada con una del inmortal.

—¿Crees que... Solar ha podido ver algo?

—No lo creo—negó al recordar su conversación con la violinista—. Caden se encuentra con la misma situación.

Un nudo en su estómago se instaló al escucharle, simplemente se recargo contra el cristal de la ventana sintiéndose vacía.

Pronto, el automóvil se dirigió a la residencia de los vampiros llegando tan rápido que ambos se sorprendieron al bajar, ingresando al hogar donde la mayoría se encontraba.

—¿Qué ha sucedido?

Solar se encontraba en el lugar, teniendo a Caden sosteniendole de la cintura en un gesto preocupante.

—Alguien ha estado en la habitación de Caden, no sabemos quién fue... es un rastro desconocido—La confusión en su rostro provoco que Jasper se molestara.

Aarón que en ese momento se acercó a Leire, le brindó una sonrisa y le preguntó permitirle usar su don, causando que la castaña sonriera y asintiera.

—¿Alice?

—No tengo la menor idea. No vi nada.

La pixie se frustró, sintiendo pronto la compañía de su compañero agradeciéndole tenerle cerca.

my eyes look at you | jasper haleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora