35. Luz de luna llena

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(CAPÍTULO 35:
Luz de luna llena.)

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     LAS LÁGRIMAS PRONTO BAJARON POR LAS MEJILLAS DE LEIRE, haciendo que Rosalie acariciara el cabello con delicadeza

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     LAS LÁGRIMAS PRONTO BAJARON POR LAS MEJILLAS DE LEIRE, haciendo que Rosalie acariciara el cabello con delicadeza.

     —No voy a obligarte a escuchar el resto. Quedé tirada en la calle y se marcharon dando tumbos entre carcajadas. Me dieron por muerta. Bromeaban con Royce, diciéndole que iba a tener que encontrar otra novia. Él se rió y contestó que antes debía aprender a ser paciente—Se alejó un poco y mostró una ligera sonrisa—. Aguardé la muerte en la calle. Era tanto el dolor que me sorprendió que me importunara el frío de la noche. Comenzó a nevar y me pregunté por qué no me moría. Aguardaba este hecho con impaciencia, para así acabar con el dolor, pero tardaba demasiado...

     » Carlisle me encontró en ese momento. Olfateó la sangre y acudió a investigar. Recuerdo vagamente haberme enfadado con él cuando noté cómo trabajaba con mi cuerpo en su intento de salvarme la vida. Nunca me habían gustado el doctor Cullen, ni su esposa, ni el hermano de ésta, pues por tal se hacía pasar Edward en aquella época. Me disgustaba que los tres fueran más apuestos que yo, sobre todo los hombres, pero ellos no hacían vida social, por lo que sólo los había visto en un par de ocasiones—En un intento de hacer que la castaña dejara de sollozar al escucharle, bromeó—. Creo que tendré que lidiar que si te conviertes, serás una de las vampiras más hermosas.

     Un tipo y una risita salió de los labios de la mortal que pasó sus manos por su rostro quitando el rastro de lágrimas. En un murmuró invito que Rosalie siguiera.

     —Pensé que iba a morir cuando me alzó del suelo y me llevó en volandas. Íbamos tan deprisa que me dio la impresión de que volábamos. Me horrorizó que el suplicio no terminará...

     » Entonces, me hallé en una habitación luminosa y caldeada. Me dejé llevar y agradecí que el dolor empezara a calmarse, pero de inmediato algo punzante me cortó en la garganta, las muñecas y los tobillos. Aullé de sorpresa, creyendo que el doctor me traía a la vida para hacerme sufrir más. Luego, una quemazón recorrió mi cuerpo y ya no me preocupé de nada más. Implore a Carlisle que me matara e hice lo mismo cuando Esme y Edward regresaron a la casa. Carlisle se sentó a mi lado, me tomó la mano y me dijo que lo sentía mientras prometía que aquello iba a terminar. Me lo contó todo; a veces, le escuchaba. Me dijo que era él y en qué me iba a convertir yo. No le creí. Se disculpó cada vez que yo chillaba. Hablaron mientras estaba sufriendo—se burló y siguió—. Yo había entendido de sus explicaciones lo suficiente para saber que mi vida había terminado y que no la iba a recuperar. No soportaba la perspectiva de quedarme sola.

my eyes look at you | jasper haleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora