La primera vez que se conocieron, fue cuando Brooklyn entró a esa tienda de conveniencia a comprar una soda.
Ella pensaba que no debería gastar dinero en cosas innecesarias y la lata que sostenía en su mano izquierda, aparentaba serlo.
Su vida no iba bien y probablemente un poco de azúcar no ayudaría tampoco.
-Está bien -suspiró-. Sólo hoy.
El chico a su lado pareció reírse; claro, si es que aquella elevación en la comisura de su boca era una sonrisa o si ese diminuto sonido fue una verdadera burla.
Brooklyn no le había prestado atención hasta entonces; no obstante, el chico tampoco volteó a verla. Sólo tomó un paquete de cervezas del frigorífico y se fue.
De no ser porque traía audífonos, Brooklyn hubiese pensado que en verdad la escuchó.
Negó suavemente con la cabeza y de inmediato se percató que todavía no cerraba la puerta del electrónico frente a ella y que la joven empleada, ya le daba una de sus peores miradas. Se sintió avergonzada y se disculpó con un ligero asentimiento. Rápidamente la cerró y se dirigió a el mostrador.
El chico era tan pálido como la porcelana y eso llamó su atención nuevamente. Ambos esperaban, él un par de personas adelante sin mucho interés. Brooklyn también notó como una cadena de oro brillaba alrededor de su cuello, apenas visible por la enorme cazadora que vestía.
¿Sería real? ¿Cómo podía usarla en un lugar tan peligroso? ¿Sería nuevo? ¿No había escuchado los rumores de la zona?
Quizá no tendría problema con defenderse en un lugar tan... barato.
Oscuro e intimidante, así parecía ser ese chico.
La castaña saltó en su sitio cuando éste giró la cabeza pero por suerte, no en su dirección. ¡Debería dejar de mirarlo!
El pálido pidió una caja de cigarrillos y tomó algunas golosinas más, antes de pagar con tranquilidad. A pesar de lo tímida y enamorada que lucía la chica que lo atendía, él seguía viéndose frío y aterrador.
Brooklyn no pudo evitar espiarlo hasta la salida, donde el joven finalmente encendió un cigarrillo, se colocó la capucha de la cazadora y corrió bajo la lluvia.
Fue extraño, ella no era así y ni siquiera pudo verle claramente el rostro.
¡Genial!, lo que faltaba...
Apenas podía pagar la soda y ahora también llovía. El mundo parecía estar en su contra. No tenía dinero suficiente para comprar un paraguas y mucho menos para uno de esos deliciosos dulces que tomó aquel chico antes de irse.
Fue una idea estúpida detenerse a comprar una soda antes de llegar a casa. De todos modos, no podía abrir esa lata hasta llegar a su departamento.
-Maldita sea -gruñó llegando a la entrada del edificio; las enormes gotas de agua cayendo de su ropa, causando un desastre por todo el suelo. Estaba empapada- ¡Oh, no!
Las puertas del ascensor comenzaron a cerrarse y velozmente corrió hacia ellas.
El chico pálido estaba dentro.
Brooklyn se congeló antes de ingresar, a pesar de sus esfuerzos por alcanzarlo. Ninguno de los dos hizo el intento de detener el ascensor, sólo se observaron en silencio.
Las puertas finalmente se cerraron y entonces, lo dejó ir.
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Dirty Laundry -SUGA- BTS
FanfictionLa primera vez que se conocieron fue cuando ella compró una soda y de ahí, siguió tomando una serie de malas decisiones. Hay algo dulce en sus ojos, algo puro en lo que él no se debería entrometer... Suga sabe que la «ropa sucia» se acumula en su h...