𝖰 𝗎 𝗂 𝗇 𝗓 𝖾

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Baje del gran auto lujoso que Kim Taehyung me había obsequiado hace unas semanas atrás, llamaba mucho la atención por ser muy valioso y este solo se pedía con anticipación. La gran empresa Samsung se encontraba frente a mí, solté un suspiro al recordar al dueño de ella, con él cuál aún no dirigía la palabra.

Youngmi había cumplido su propósito de separarnos, sabía perfectamente que aquella chiquilla lo hizo con intenciones de no vernos juntos. Sospechaba, era claro. Pero a mi no me interesaba.

Camine hacia el edificio mostrando mi gafete a una máquina que se encontraba en la puerta principal. Cuando las puertas se abrieron, me encontré con Taehyung quien mantenía una conversación con una chica que podía decidir que se trataba de alguna secretaria. Su mirada se desvió hacia mí en cuanto sintió mi presencia.

—Buenos días, señor Kim—Lo saludé sin ninguna emoción en mi rostro. Él me dedicó una reverencia igualmente serio. Parecía estar molesto conmigo pero a la vez no dejaba de mirarme, ¿a que jugamos Kim?

Me adentré al ascensor mientras pasaba mis manos por aquella falda preciosa que encontré en una tienda Chanel. El ascensor estuvo a nada de cerrar sus puertas pero el famosísimo Kim Taehyung lo impidió, era un dolor de cabeza tener su oficina frente a la mía. No lo mire, solo me dediqué a mantener mi mirada concentrada en algún otro punto pero sin bajar mi cabeza, quería hacerle saber que él no me intimidaba ni un poco. Con discreción lo mire de pies a cabeza y no negaba lo guapo que se veía; eso nunca. Llevaba un traje de color negro muy bien planchado, una camiseta de color blanco y en su saco destacaba un broche  Saint Laurent. Y aún permanecía su cabello rubio.

—¿Todo va bien?—Preguntó en un susurro. Su voz ronca causó un escalofrío por todo mi cuerpo.

—Si.

—Me alegra, ¿te ha gustado el auto cierto?—Me dediqué a mirarlo sin algún descaro, alce una ceja por su repentina conversación.

—Si, Taehyung. Gracias, creo que hubieras pensando más el habérmelo regalado, ya sabes; por todo esto—Las puertas del ascensor se abrieron y salí de el enseguida.

—¿Porque lo dices Hana?—Metió sus manos a los bolsillos de su pantalón de una manera muy elegante. Desgraciado. ¡Se veía muy guapo!

—Es obvio, tú gran esposa causó una discusión entre los dos donde tú quisiste creerle a ella. ¿Lo recuerdas?—Taehyung soltó un suspiro frustrado y se acercó a mí.

—No lo entiendes, Hana.

—Por supuesto que no, nos vemos.—Me di la vuelta y empece mi caminar hacia la oficina que compartía con Seok Jin. Él aún no se encontraba dentro pero otra personita si.

—¡Hana! ¡Preciosa!—Alzó la voz, con una gran sonrisa camino hacia mí.

—Hoseok, que gusto—Coloque mi bolso encima del escritorio, sentí sus grandes manos al rededor de mi cintura. Deje de moverme y él enseguida me hizo quedar cara a cara.

—Ya me estaba aburriendo aquí—Susurró y en segundos ya había estampado sus labios con los míos. Se trataba de un beso lento y delicado, pero no se comparaban a los de Taehyung. Aquel hombre que me fascinaba tanto hacía todo bien, en verdad.

La puerta principal se abrió sin ni siquiera ser tocada una vez, nos separamos enseguida para ver de quién se trataba. Seok Jin y Taehyung. ¿Genial no?

Break Off | KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora