𝖭 𝖾 𝗎 𝖿

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La comida fue demasiado divertida, al menos para mí. Observar como Taehyung buscaba mil remedios para mantener su boca cerrada y no soltar algún gemido, si, era muy divertido.

Me adentré al baño solo para retocar un poco el labial, me observe frente al espejo de gran lujo que me había encantado. Dorado y con piedras preciosas, juraba que costaba más que mi departamento. Escuche la puerta abrirse lentamente causando que mirara por el rabillo del ojo.

—Señor Kim—Trate que mi tono de voz saliera seductor, me gustaba usarlo cuando un hombre me interesaba.

Taehyung se colocó detrás de mi tomándome de la cintura, sentía su aliento en mi cuello y eso me encantaba más que a nada. Estuvimos en silencio por al menos cinco segundos, me eché para atrás con intenciones.

—¿Porque haces eso frente a Youngmi?

—Ni siquiera se enteró y no lo hará, eso es seguro—Taehyung apretó más su agarre y en verdad lo disfrutaba demasiado. Me di la vuelta para encararlo, su cabello se encontraba algo despeinado y sin previo aviso, lo bese desesperadamente. Él no tardo en seguirme el ritmo, sabía que me deseaba más que a nada y nunca saldría un "no" de su linda boca.

Me tomo de los muslos colocándome arriba del lavabo, sus manos ya se encontraban desabrochando mi blusa con desesperación. Todo iba perfecto hasta que la niña de voz chillona dio dos golpecitos a la puerta.

—¿Hana? ¿Estás bien? Escuche algo raro dentro, ¿puedo entrar?

—¡No! Ya voy enseguida, estoy bien—Abroche los cinco botones y acomode mi falda al igual que el cabello. Taehyung se escondió detrás de la puerta, al menos por el momento.

—¿Todo bien? Sucede que escuche algo raro dentro y me preocupe demasiado, sonaban como besos—Su ceño se frunció, que linda, tan ingenua.

—Oh no, tal vez escuchaste mal. Todo está bien, ¿quieres que hagamos algo?—Ella asintió enseguida tomándome de la muñeca y arrastrándome, literalmente, hacía algún lugar de esta enorme casa.

Youngmi me había traído hasta su armario que era demasiado grande pero todo era rosa, amarillo y de flores, quise vomitar en ese momento. De acuerdo, era una exagerada pero parecía el armario de mi prima de ocho años. No le prestaba atención a la alegre conversación que pretendía conmigo, me había frustrado que interrumpiera todo en el baño. Ya llegaría el momento donde estuviéramos solos y sin voces chillonas.

—¿Quieres entrar a la piscina?—Me extendió un traje de baño, era bonito y si, algo revelador como me gustaban. ¿Porque tendría uno como estos? El que ella llevaba en su manos tapaba su estómago.

—Por supuesto, es bonito—Fui sincera, aquel traje era de un color rojo fuerte y de dos piezas. Amaba el color rojo debido a que este
representa el deseo y el placer.

—¡Si! Mi madre me lo obsequió pero nunca me lo pondría, es muy revelador—Hizo una mueca, rodee los ojos cuando ella se había marchado al cuarto de baño. Sin la más mínima idea me cambie en el armario con altas posibilidades que entrara ella y se asustara por ver un cuerpo que posee lo mismo que ella. Me daba risa de tan solo pensarlo.

En menos de cinco minutos había terminado, Youngmi entró y observe por completo su cuerpo, solo para verificar si poseía uno bonito o no. No mostraba absolutamente nada de su estómago ni el inicio de sus pechos, a duras penas sus piernas y parte de su trasero. ¿Porque no lo hacía? No era un delito.

Break Off | KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora