Capítulo 21

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Cuando ya había anochecido, empezaron a llegar los estudiantes que habían ido a Hogsmeade, entre ellos, claro, Ron y Hermione.

-Aquí tienen -dijo Ron cuando ya estuvieron en la sala común-. Hemos traído todo lo que pudimos.

Una lluvia de caramelos brillantes cayó sobre mis piernas y las de Harry, mientras los chicos nos miraban sonrientes con sus caras rojas por el frío.

-Gracias -dijimos Harry y yo, mientras cada uno tomaba un poco de cada dulce y los examinaba.

-¿Cómo es Hogsmeade? -preguntó Harry-. ¿A dónde fueron?

A juzgar por lo que nos contaron, a todos los sitios donde pudieron. A un negocio de instrumentos mágicos llamado Dervish y Banges, a Zonko, a Las Tres Escobas, en donde tomaron cerveza de mantequilla.

-¡La oficina de correos, chicos! -nos contaba Hermione con emoción-. ¡Unas doscientas lechuzas, todas descansando en anaqueles, todos con códigos de colores que indican la velocidad de cada una! 

Ron por su parte, hablaba de los lugares que a él le interesaban.

-Honeydukes tiene un nuevo caramelo: daban muestras gratis -nos dio un poco a cada uno-. Aquí tienen un poco, miren.

-Nos ha parecido ver un ogro -continuó Hermione-. En Las Tres Escobas hay todo tipo de gente...

-Ojalá les hubiéramos traído cerveza de mantequilla  -comentó Ron-. Realmente te reconforta.

-¿Y ustedes que han hecho? -nos preguntó Hermione-. ¿Han estudiado?

No me sorprende su pregunta.

-No -respondió Harry por ambos-. Lupin nos invitó a un té en su despacho. Y entró Snape...

Les empezó a contar lo de la copa y lo ayudaba si llegaba a olvidar detalles. Ron se quedó con la boca abierta.

-¿Y Lupin se la bebió? -exclamó-. ¿Está loco?

Hermione antes de hacer algún comentario, miró la hora.

-Será mejor que vayamos bajando. El banquete empezará dentro de cinco minutos...

Pasamos por el retrato entre la multitud, todavía hablando de Snape.

-Pero si él... ya saben... -Hermione bajó la voz, con cautela-. Si intentara envenenar a Lupin, no lo haría delante de los chicos.

-Sí, quizás tengas razón -admitió Harry, mientras entrabamos al Gran Salón. Lo habían decorado con cientos de calabazas con velas dentro, un montón de murciélagos vivos también revoloteaban, y muchas serpentinas de color naranja brillante caían del techo como si fueran una lluvia colorida.

La comida estuvo deliciosa, e incluso Ron y Hermione que habían comido en Hogsmeade, probaron muchas de las delicias del banquete. Harry no paraba de mirar a la mesa de profesores, y yo tampoco. Corroboraba cada tanto que el profesor Lupin no se viera mal, pero éste se veía muy sano y bastante alegre también, mientras hablaba con el profesor Flitwick. Al verlo bien, seguí concentrándome en mi comida hasta que estuve satisfecha.

El banquete terminó con una increíble actuación de los fantasmas del castillo. Y Nick Casi Decapitado tuvo un gran éxito representando su propia desastrosa decapitación.

Fue una noche esplendida, tanto que ni siquiera Draco se la pudo arruinar a Harry, al gritarle:

-¡Los dementores te envían saludos, Potter!

Rodé los ojos mientras lo adelantábamos, siguiendo al resto de los de Gryffindor hacia la torre. Pero al llegar al último corredor, lo encontramos abarrotado de alumnos.

Charlotte y el Prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora