Capítulo 5

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-¡Harry! ¡Charlotte! -dijo mientras levantaba la vista y sonreía-, ¿cómo están?

-Bien, gracias -dijo Harry mientras yo asentía, y dejábamos las compras en sillas.

El señor Weasley dejó el diario, y pude ver la fotografía de Sirius Black mirando en nuestra dirección. Era la primera vez que lo veía. Tenía el pelo largo y enmarañado, y un rostro triste, con los ojos ensombrecidos y una piel pálida.

-¿Todavía no lo han atrapado? -preguntó Harry haciéndome volver a la conversación.

-No -respondió el señor Weasley con un semblante preocupado-. En el ministerio nos han puesto a todos a trabajar en su búsqueda, pero hasta ahora no se ha conseguido nada.

-¿Tendríamos una recompensa si lo atrapáramos? -preguntó Ron-. Estaría bien conseguir algo más de dinero...

-No seas absurdo Ron -dijo el señor Weasley, que parecía ahora bastante tenso-. Un mago de trece años no va a atrapar a Black. Lo pescarán los guardias de Azkaban. Ya verás.

Justo en ese momento, entró la señora Weasley, cargada con compras, y seguida por los gemelos que ya iban a empezar su quinto año en Hogwarts, Percy, reciente delegado, y Ginny, la Weasley más pequeña. Me apresuré a ayudar a la señora Weasley con sus compras, dejándolas en una silla contigua a aquella donde los chicos habían dejado sus compras anteriormente. Luego me dio un abrazo fraternal y amoroso, mientras me saludaba. Saludé a Ginny también con una brazo, y después vi como se acercaba a Harry, le murmuraba un tímido "hola" sin mirarlo, y se iba a sentar al lado de su madre.

Percy, sin embargo, le tendió solemnemente la mano, como si él y Harry no se hubieran visto nunca, y le dijo:

-Es un placer verte, Harry.

-Hola, Percy -dijo Harry, notoriamente tratando de ocultar una carcajada.

-Espero que estés bien -prosiguió Percy, ceremoniosamente, estrechándole la mano. Parecía una presentación con el alcalde.

-Muy bien, gracias...

-¡Harry! -dijo Fred,, quitando a Percy de en medio con un empujón, y haciendo ante él una profunda reverencia-. Es estupendo verte, chico...

-Maravilloso -intervino George, haciendo a un lado a Fred y tomándole la mano a Harry-. Sencillamente increíble.

Percy frunció el entrecejo.

-Señorita -dijo Fred con una floritura de mano, haciéndome reír-. Es tan estupendo tenerte aquí.

-Sencillamente espectacular -dijo George tomando mi mano, y dándole un beso como si fuera a sacarme a bailar, haciéndome reír aún más. Luego me soltó y ambos dieron vuelta a mi alrededor y de Harry.

-Ya basta -dijo la señora Weasley.

-¡Mamá! -exclamó Fred como si acabara de verla, y también le estrechó la mano-. Esto es fabuloso...

-He dicho que ya basta -declaró la señora Weasley con seriedad-. Hola Harry, querido. Supongo que tú y Charlotte ya han oído todas nuestras emocionantes noticias -señaló la insignia de plata recién estrenada de Percy, que relucía en su pecho-. El segundo delegado de la familia -dijo rebosante de orgullo.

-Y último -dijo Fred en un susurro.

-De eso no me cabe ninguna duda -convino la señora Weasley, frunciendo el entrecejo de repente. Al parecer lo escuchó-. Ya me he dado cuenta de que no los han hecho prefectos.

-¿Para qué queremos ser prefectos? -preguntó George, a quien la sola idea le repugnaba-. Le quitaría a la vida su lado divertido.

Ginny se rio.

Charlotte y el Prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora