-¡Chicos! -Hermione nos tiraba de la manga a cada uno-. Tenemos solo diez minutos para volver a la enfermería sin ser vistos, antes de que Dumbledore cierre la puerta con llave.
-De acuerdo -dijo Harry-. ¡Vamos!
Corrimos hacia la puerta que teníamos detrás y bajamos de a uno por una estrecha escalera de caracol. Al llegar abajo escuchamos voces. Nos pegamos a una pared y escuchamos. Parecían ser Fudge y Snape, caminando deprisa por el corredor que comenzaba al pie de la escalera.
-... Solo espero que Dumbledore no ponga impedimentos -decía Snape-. ¿Le darán el beso inmediatamente?
-En cuanto llegue Macnair con los dementores -respondía el ministro-. Todo este asunto de Black ha resultado muy desagradable. No tiene idea de las ganas que tengo de decirle a El Profeta que por fin lo hemos atrapado. Supongo que querrán entrevistarlo, Snape... Y en cuanto el joven Harry vuelva a estar en sus cabales, también querrá contarle al diario como lo salvó.
Apreté los puños con fuerza mientras la hipócrita sonrisa de Snape se entreveía cuando él y el ministro pasaban ante el lugar en el cual nos escondíamos. Sus pasos se perdieron, pero aún así, los chicos y yo esperamos unos segundos antes de salir de nuestro escondite, y echar a correr en la dirección opuesta. Bajamos un par de escaleras, continuamos por otro corredor y oímos una carcajada delante de nosotros.
-¡Peeves! -susurró Harry, tomándome de la muñeca y llamando la atención de Hermione-. ¡Entremos aquí!
Corrimos a toda velocidad y entramos a un aula vacía que encontramos a nuestra izquierda. Peeves iba contento dando saltos, riéndose a mandíbula batiente.
-¡Que horrible! -exclamó Hermione, que tenía el oído pegado a la puerta-. Estoy segura de que se ha puesto así de alegre porque los dementores van a ejecutar a Sirius... -miró su reloj-. Tres minutos, chicos.
Aguardamos a que la risa malvada de Peeves desapareciera por completo, y entonces salimos del aula y volvimos a iniciar la carrera.
-Hermione, ¿qué ocurrirá si no llegamos a tiempo?
-La verdad Harry, no quiero ni pensarlo -respondió Hermione, mientras volvía a mirar el reloj-. ¡Un minuto! -llegamos por fin al pasillo de la enfermería-. Bueno, ya podemos oír a Dumbledore. ¡Vamos, chicos!
Seguimos por el corredor lo más cautelosamente que pudimos. La puerta se abrió y vimos la espalda de Dumbledore.
-Voy a encerrarlos -lo escuchamos decir-. Son las doce menos cinco. Señorita Granger, tres vueltas deberían bastar. Buena suerte.
El director salió de espaldas de la enfermería, cerró la puerta y sacó su varita, seguramente para trabarla con magia. Al ver eso, nosotros nos acercamos rápidamente a él. Dumbledore alzó la vista y una sonrisa apareció bajo su bigote.
-¿Bien? -nos preguntó en voz baja.
-¡Lo logramos! -dijo Harry jadeante-. Sirius se ha ido montado en Buckbeack...
Dumbledore nos sonrió ampliamente.
-Bien hecho. Creo... -escuchó con atención por la puerta de la enfermería-. Sí, creo que ustedes también se fueron. Entren. Los encerraré.
Así que algo más aliviados, volvimos a entrar en la enfermería. Estaba vacía a excepción de Ron, que seguía en la cama. Luego de oír la cerradura, los tres nos metimos a nuestras respectivas camas. Hermione volvió a esconder el giratiempo dentro de su túnica, y un instante después, Madame Pomfrey volvió de su oficina con paso enérgico.
-¿Ya se ha ido el director? ¿Se me permitirá ahora, ocuparme de mis pacientes?
Se veía de muy mal humor, así que ninguno puso queja cuando ella nos empezó a dar chocolate. Ella se quedó observándonos mientras comíamos el dulce, aunque a decir verdad, me costaba tanto tragarlo como si fuera una pastilla en seco. La adrenalina que sentía, aún no se iba de mí, y los nervios me comían al pensar en que pasaría una vez que supieran que Sirius estaba libre. Y entonces, cuando ya íbamos por el cuarto trozo de chocolate, escuchamos un rugido furioso, proveniente de algún lugar distante, fuera de la enfermería.
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Charlotte y el Prisionero de Azkaban
FanficLuego de un ajetreado segundo año en Hogwarts, Charlotte escapa de su casa, luego de aburrirse de estar sola, abriéndose paso hacia un nuevo año de aventuras. Eso si, sin saber que encontrará al padrino de su mejor amigo, el cual traerá secretos y d...