Capítulo 54

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Absolutamente nadie en el castillo conocía la verdad acerca de lo ocurrido la noche en que desaparecieron Buckbeack, Sirius y Pettigrew, salvo Harry, Ron, Hermione, el profesor Dumbledore y yo. Al final del año, por los pasillos se oyeron muchas teorías acerca de lo que había sucedido, pero ninguna se acercaba a la verdad. Hannah seguía insistiendo en su teoría de que Sirius se transformaba en arbusto.

Draco por su parte, no estaba tan interesado en como había desaparecido Sirius, sino que estaba completamente molesto por lo de Buckbeack. Él estaba convencido de que Hagrid había hallado la manera de esconderlo, y se enfadó aún más cuando le comenté que entonces Hagrid había sido más listo que él y su padre juntos. Me dejó sola en el pasillo luego de que se lo dije.

Percy, por otro lado, estaba muy interesado en la huida de Sirius.

-¡Si logro entrar en el Ministerio, tendré muchas propuestas para hacer cumplir la legislación del mundo mágico! -le decía a la única persona que lo escuchaba: su novia, Penelope.

Pero aunque el tiempo fuera cálido y alegre, no podía evitar sentirme bastante desdichada ahora que el fin del año escolar se me venía encima. Por un lado estaba el hecho de que Harry había perdido la oportunidad de irse a vivir con Sirius, donde estoy completamente segura de que habría sido más feliz que con sus tíos. Además, el hecho de que pasarían dos meses completos antes de que pudiéramos volver a Hogwarts. El profesor Lupin ya no volvería el año siguiente. Y algo que me preocupaba desde que salimos de la enfermería, es que ya no volvería a ver a Oliver en Hogwarts. 

No había querido pensar en ello la mayoría del año, porque veía el momento muy lejano, pero supongo que en algún momento tendría que pasar. Mientras aún no lo encuentre, trataré de evitar que eso llene mi cabeza.

En cuanto al profesor Lupin, era bastante evidente que no solo los chicos y yo lo extrañaríamos. Todo el grupo que acudía a sus clases con nosotros lamentaba su renuncia.

-Me pregunto a quién nos pondrán el año que viene -dijo Seamus, una tarde en la sala común.

-Tal vez a un vampiro -agregó Dean, esperanzado, a lo que todos reímos.

Al día siguiente de aquellas esperanzadas predicciones, me encargué de devolver algunos libros a la biblioteca de parte de Hermione y mía, o Madame Pince nos mataría. Luego de escapar de la fulminante mirada de la bibliotecaria, volvía a la sala común a hacer alguna actividad con los chicos, pero a mitad de camino me detuve, pues Oliver me cortó el paso.

-¿Paseamos? -asentí y anduve a su lado por los pasillos, llegando a los terrenos del colegio.

Mi corazón latía con tanta fuerza que creí que en algún momento pararía de golpe y me desmayaría otra vez. No sabía que podía esperar de el paseo, lo único que quería era poder ocupar el giratiempo de Hermione y volver el tiempo atrás para poder pasar más tiempo con Oliver. Sé perfectamente que aún soy joven, que me queda mucho tiempo por vivir, y todas esas cosas, pero eso no me impide soñar. Finalmente nos sentamos en el césped, con una pequeña brisa dándonos en la cara.

-Es increíble lo rápido que pasa el tiempo, ¿no? -me dijo, rompiendo el silencio. Asentí-. Siento que cada fin de año, te he visto salir de la enfermería. Al igual que al menos en un partido de quidditch al año, terminas en la enfermería también.

No pude evitar reírme con ganas por el comentario. 

-Tienes razón -dije, apoyando las manos en el suelo, y sintiendo el roce de la hierba entre mis dedos.

-Me gustaría poder quedarme más tiempo a acompañarte en aquellas veces, pero ya sabes que es mi último año -borré el rastro de sonrisa que tenía en mi cara y miré hacia mis piernas-. He pasado un tiempo increíble a tu lado, y me encantaría quedarme más, pero no puedo...

-Lo entiendo, Oliver -dije-. Sabía... Ambos sabíamos que el momento de despedirse llegaría, y la verdad es que no podría estar más feliz con todo lo que vivimos. Aunque sí, es verdad que a mi también me gustaría que fuera más. Pero tienes muchas cosas que lograr y que sé que lograrás. 

Vi que él hacía un movimiento con su mano, y me atreví a mirarlo. Se pasaba la mano por debajo de su ojo derecho, y luego volteó a mirarme.

-Tenía planeado enviar una carta para probarme con el Pride of Portree, o con el Puddlemere United -me comentó con una sonrisa-. ¿Qué dices tú?

-El Puddlemere United -respondí también con una sonrisa, y dejando que una solitaria lágrima cayera por mi mejilla, hasta perderse-. Siento que te irá muy bien allí.

-Si tú lo dices, estoy seguro de que será así -ambos reímos por un buen rato. 

Mi pulso empezó a calmarse y me sentí mucho más relajada que en un principio. No creí que fuera a estar tan despreocupada luego de pasar tanto tiempo carcomiéndome la cabeza. Aunque si iba a echar de menos poder hablar con él. Ha sido una gran ayuda y orientación para mí, y había sido también, un gran amigo, incluso durante el tiempo en el que no estábamos saliendo.

-Prométeme una cosa, Lottie -lo miré y le hice un movimiento de cabeza para que siguiera hablando-. Prométeme, que cuando me vaya, no te meterás en tantos problemas, y claro, que seguirás en el equipo de Gryffindor.

-Te prometo, Oliver, que seguiré en el equipo de Gryffindor mientras esté en Hogwarts -le dije entre risas, alzando mi mano derecha. Luego, la bajé y fingí estar seria-. Pero sabes muy bien que no puedo prometerte estar fuera del alcance de los problemas. Es decir, soy yo, ¿cuándo he podido mantenerme alejada de ellos por más de una semana?

-Creo que eso fue... -Oliver puso cara de pensativo, como intentando recordar una ocasión-. No, no se me viene nada a la mente.

Ambos reímos, y seguimos riendo y conversando, sobre todo de lo que haría él una vez saliera de Hogwarts, además de hacer las pruebas para el Puddlemere United. Luego de unas horas, nos levantamos y empezamos a volver hacia el colegio, aún hablando animadamente, y en la sala común, seguimos así hasta bien entrada la noche, y cuando ya ninguno de los dos aguantaba más despierto, nos dijimos buenas noches.

-Te escribiré -me dijo, antes de que cada uno fuera a su dormitorio.

-Esperaré tu carta, guardián. No me dejes sin detalles de tu vida -contesté con una sonrisa.

-Claro, cazadora. ¿Amigos por correspondencia entonces? -me sonrió y extendió sus brazos.

-Amigos por correspondencia -corroboré con una leve punzada en el pecho, yendo a abrazarlo y oliendo quizás por última vez, aquella esencia de canela que desprendía su túnica.

Me dormí tratando de no despertar a Hermione, pues no tenía ganas de comentar nada, al menos por el momento. La verdad, luego de esto, no quiero tener más noticias acerca de nada por este año.

Charlotte y el Prisionero de AzkabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora