🍃Cenizas del pasado🍃

6.2K 603 18
                                    

Nuestro primer destino era ir al templo del aire, después de todo habían pasado 100 años y estábamos ansiosos no solo por enseñarles el lugar sino de saber que había sido de él. Katara y Aang se estaban preparando para para partir, mientras que Sokka aún estaba durmiendo sobre la arena de la playa en la que nos habíamos quedado la noche anterior.

- Habrá que despertarle. – comenta Katara –

- ¡Yo lo hago! – me ofrezco entusiasmada –

Salto de la montura y voy corriendo al saco de Sokka, salto sobre él dejando caer todo mi peso, este se sobresalta gritando palabrotas, pero cuando ve mi cara sobre su pecho se paraliza.

Narra Sokka:

Me despierto cabreado por el repentino golpe, dispuesto a gritarle cuatro cosas a quien lo ha hecho lo encaro, pero es _______ quien está encima mía sonriéndome.

- Hora de despertarse bella durmiente.

Me quedo mirando el movimiento de sus labios al pronunciar cada palabra, avergonzado por mirar de forma tan descarada me giro tirándola sobre la arena.

- Primero dormir, luego templo del aire. – digo cerrando los ojos –

Escucho como se ríe y sacude su ropa para quitarse la arena antes de irse. Aang me termina despertando asustándome diciendo que tengo una serpiente encima, la próxima vez debería conformarme con _______.

Narras tú:

Por el camino Katara le advirtió a Aang que puede que había una posibilidad de que los maestros del fuego mataran a los del aire al igual que mataron a su madre, me quedo mirándolo cuando suelta por su boca varias posibilidades esperanzadoras que no destruirán su corazón. Miro mis manos preocupada y avergonzada, si mi nación hizo eso... ¿Aang seguirá aceptándome? ¿ellos me aceptaran? Supongo que siempre he tenido razón, el fuego solo sirve para hacer daño a los demás, es incontrolable, devastador y dañino. La culpa se instala en mi pecho y noto como se me cierra la garganta dolorosamente.

Llegamos y Aang parece emocionado, señalando cada lugar, el que más recuerdos me trae es donde jugábamos pelota aire, aunque yo usaba mi conocimiento de artes marciales para darle impulso a la pelota, yo tenía que esforzarme el triple para ganar. La culpa se vuelve más tortuosa cuando compruebo que no hay nadie y no soy la única que lo nota. Al verlo triste Sokka y Katara se acercan.

- Lo de pelota aire, ¿Cómo va? – pregunta Sokka –

Después de una paliza aplastante logro reírme un poco.

- ¡Aang 7, Sokka 0! – grita alegre –

Veo como ambos hermanos ocultan algo con la nieve y me temo lo peor.

- ¡Vamos! ¡tenemos que ver el templo del aire!

- Sí, deberías enseñárselo, es precioso.

Nos paramos frente a la estatua de Gyatso y retrocedo.

- Entrad sin mí, tengo que irme a ver algo.

- Esta bien, ten cuidado. – me dice Aang –

- Siempre. – fuerzo una sonrisa –

Sokka se me queda mirando, intento no hacer contacto visual y me voy. Regreso al campo donde estaban jugando antes a la pelota aire y quito la nieve, descubro un casco de la nación del fuego y las rodillas me fallan haciéndome caer al suelo. Abrumada surco con mis dedos los mechones de mi pelo y los agarro con fuerza, el aire se niega en entrar en mis pulmones e hiperventilo.

- E-esto no significa nada, puede que alguien siga vivo, eso es, debo seguir buscando.

Me autoconvenzo y obligo a mis piernas a moverse, camino buscando por todas partes hasta encontrarme con lo peor tras una costina de plantas, cientos de cadáveres de maestros aire y a Gyatso.

Flame (Sokka x tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora