🍃Hei Bai🍃

4.8K 503 124
                                    

Aterrizamos en un bosque muerto, los árboles estaban quemados y la tierra gris. Tanto a Aang como a mí se nos hizo un nudo en el estómago.

- ¡Maldita nación del fuego! ¡son unos salvajes! – grita Sokka –

Veo como mi amigo se derrumba sobre las cenizas de lo que una vez fue un bosque y yo me siento sobre el tronco de un árbol. A veces desearía no ser de la nación del fuego, ¿Cómo hemos llegado a esto? Pensé que a pesar de nuestra tendencia a ser irascibles nunca seriamos tan devastadores. Noto como alguien se acerca y se sienta a mi lado, no logro saber quién es hasta que alzo la mirada. Es Sokka, con su mano acaricia de arriba abajo mi espalda con cariño.

- ¿Estas bien?

- Si, claro, solo estoy cansada. – miento –

Hago el amago de levantarme para huir de la situación, lo de expresar sentimientos a veces no se me da bien y más cuando no quiero molestar a nadie con ellos, pero Sokka me retiene tirando de mi cintura, haciendo que vuelva a sentarme, pero esta vez más cerca de él.

- Se que no soy muy listo, pero se cuando alguien me está mintiendo y no quiero que lo hagas, no a mí.

Su expresión es seria y sincera ¿tanto le importa lo que siento? Esa idea me relaja y me hace sonreír.

- Lo siento. Es que estoy cansada de encontrarme cosas como esta, – digo señalando todo a mi alrededor – se suponía que a pesar de que el fuego es peligroso, dañino e incontrolable, nosotros no teníamos por qué ser así. Y a cada paso que damos solo encontramos pena y desgracia por donde ha pasado la nación del fuego, mi nación. No quiero obligar a Aang a pasar por tanto dolor. – me tapo la cara con ambas manos – soy una pésima amiga. – sollozo –

Sokka retira mis manos con la mano que le sobra, pues la otra aún está en mi cintura y me mira afligido.

Narra Sokka:

Al verla llorar siento como si miles de dagas se clavaran en mi pecho. Tiene las mejillas sonrojadas, los ojos brillantes y las pestañas húmedas, seco sus lágrimas con mi pulgar e inclina la cabeza hasta apoyarse en mi mano. Cierra los ojos, respira hondo y los abre.

- No es tu culpa, no tienes nada que ver con ellos, no has hecho nada malo. _______, tú no has parado de ayudar desde el principio, eres una buena persona. – digo para reconfortarla –

- Gracias Sokka, me alegro de tenerte a mi lado.

Se acerca y se acurruca contra mi buscando un abrazo para calmar su ansiedad, mi corazón se calienta y late con fuerza, el calor sube hasta mis mejillas y se instala ahí con intención de quedarse un buen rato, tenerla tan cerca me pone nervioso y ansioso, pero también me tranquiliza saber que soy yo quien la está consolando y apoyando en los momentos difíciles. Hunde su rostro en mi cuello y un escalofrío me sube por la espalda, apoyo los labios en su hombro e intento ocultar mi cara de Katara y Aang, se siente tan cerca y lejos al mismo tiempo, hay más, muchas más cosas que no se y eso no me gusta, pero no puedo forzarla, pero creo que si sigo así me volveré egoísta hacia _________. Nos separamos después de un buen rato, parece más tranquila y relajada que antes y que Katara nos dijera que el bosque volvería a crecer ha ayudado mucho. Poco después un anciano descubre que Aang es el avatar y nos pide ayuda.

Allí nos explican que desde hace unos días a la caída del sol aparece un monstruo espíritu que ataca la aldea. Que es alguien llamado Hei Bai, el espirito blanco y negro. El solsticio de invierno estaba a la vuelta de la esquina y eso significaba que el mundo natural y el de los espíritus están más cerca que nunca. Después de escuchar que lo que querían era que Aaang, "el puente entre los dos mundos", lo detuviera nos apartamos para hablar.

Flame (Sokka x tú) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora