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Anya.

Silencio, el momento se vuelve incómodo.

No debí decir eso... ¿y si mejor lo niego? ¿No me va a decir nada?

Estás equivocada - comenta con desinterés y se levanta apartándose.

¿Equivocada? ¿Qué sabía él de lo que yo sentía?

-No, no estoy equivoca- aclaré y apreté mis labios.

-Lo estás, es evidente que quieres olvidar a Mars y te estás engañado a ti misma diciendo te que yo te gusto- aseguró con indiferencia- Y la verdad no seré el tipo al que usas para olvidar a tu hermano.

Exhalé para mantener la paciencia.

-Sabes mejor olvídalo, Gracias por todo Dean - digo entre dientes y tomo mochila, esa simple acción genera un escozor en mi mano.

Giró sobre mi propio eje dando grandes sacadas hacia la salida.

La furia me invade, pero rápidamente se interpone entre la puerta y yo.

-¿Huyes de la verdad?- dice frío y sarcástico.

Niego y tragó saliva.

-Que tú digas estupideces y subestimes mis sentimientos es lo que me hace huir- apreté mi mandíbula.

-Dime, que tú no pensarías eso después de lo que acabas de decir - aclara sereno- porque es justamente lo que parece.

Me quedo pensando en lo que dijo. Y sí, cualquiera lo pensaría así. Aunque no lo fuera.

-Lo cuestionaría un poco, pero no lo negaría rotundamente- admito y lo miro enfurecida.

Se toma su tiempo para responder, nunca he podido leer bien lo que está por hacer o decir.

-¿Y por qué ahora?- dice calmado- después de que sales tanto tiempo con Mars, ¿Qué cambio?

-Porqué ahora pareces menos distante... Dean, eres irritante y me atraías mucho antes que Mars - digo lo más sincera posible- pero me no me agradaba del todo tú personalidad.

Hago una mueca como pensando

-Retiro lo dicho sigue sin agradar me - opiné, algo más calmada.

El me mira y niega con una sonrisa divertido.

-¿No te agradó? Pero te gusto-frunce el ceño- Tiene mucha lógica - dice con algo de burla.

-Mejor déjame salir - me limitó a responder.

-Dilo otra vez- ignora mi petición y enarca una ceja, en su mirada hay una pequeña chispa de diversión.

Sé muy bien a lo que se refiere, sin embargo, me hago la desentendida.

-Deja me salir - repito con seguridad.

-No quiero- dijo, encogiendo se de hombros.

Y luego se pregunta porque no me agrada.

Se acerca a mí y yo retrocedo, eso parece divertir le porque su sonrisa se amplía más.

Termino acorralada entre un sofá individual y él.

Sin salidas... sin opciones.

Contengo la respiración y miro su torso, firme y marcado.

-¿No quieres escuchar mi respuesta?- habla en un tono más bajo, sin dejar de ser masculina.

Remojo mis labios y él se aproxima más a mí.

Su aliento huele a menta fresca y se mezcla con el mío.

Hasta El Demonio Fue Inocente ( Completa, Libro 1 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora