Percy Jackson se preguntaba que había mal con su mente.
Se preguntaba: ¿por qué demonios vivo una doble vida?
En una, era una niña huérfana de seis años, que comenzaría a entrenar para convertirse en ninja. Y no recordaba mucho más que eso.
¿Quienes habían sido sus padres? Ni idea.
¿Habían muerto o la habían abandonado? No lo sabía.
¿Tenía amigos? Probablemente, aunque no recordaba rostros específicos ni nombres.En otra, era una niña de seis años, con una madre amorosa y un padrastro apestoso que comenzaría la escuela primaria.
¿El nombre de su madre? Sally Jackson.
A su padrastro lo llamaba, Gabe el Apestoso.
¿Tenía amigos? No muchos, la mayoría se alejaba de ella ante los sucesos extraños que pasaban a su alrededor.
¿Qué sucesos extraños? Bueno, recordaba que su madre le había contado que cuando estaba en guardería, una serpiente se había colado a su cuna y ella la había estrangulado con sus regordetas manos, ella misma recordaba como un hombre en gabardina y sombrero la había seguido alrededor del jardín hace unos cuantos años, ella les había jurado a sus profesores que debajo del sombrero, el hombre solo tenía un ojo en su rostro, y no porque estuviera tuerto, literalmente había un ojo en medio de su rostro.Aquella segunda vida, únicamente la vivía en las noches, cuando dormía y regresaba a Konoha cuando iba a dormir en el otro mundo.
Entonces, su cerebro de niña pequeña se confundía.
¿Cuál era el sueño entonces? ¿Esta realidad o la otra?
No estaba segura, pero pensaba que aquello era demasiado para su pobre e inocente mente.
Pero tampoco le desagradaba por completo, en una de las realidades por lo menos podía tener una madre amorosa, que la quería sobre todas las cosas, la consentía y la educaba.
En la realidad donde se encontraba ahora, solo tenía a Sandaime Hokage, que iba una vez al mes a ver si seguía viva y a dejarle dinero.
Ahora, se encontraba en su cama, completamente arropada. Miraba el techo y movía sus piecitos impacientemente, esperando quedarse dormida para ver a su madre, para probar su comida, para hablar con ella.
Otra cosa que tampoco entendía era lo siguiente: a Sally, quería y le contaba todo sobre su día, sobre lo que hacía, pero nunca podía hablarle sobre Konoha, era como si olvidará por completo esa otra realidad y solo viviera en Manhattan en ese momento, solo era esa Percy, no existía la Percy que ansiaba entrenar para ser una ninja.
Tal vez aquello era una pista sobre cual era su realidad verdadera, pero Percy aún no podía descubrirlo, era muy joven, su mente muy infantil aún no podía manejar bien tantas teorías.
Bostezó, e internamente se emocionó, pues estaba un paso más cerca de llegar a su otra realidad.
Dejó de mover sus pies y se acurrucó más dentro de sus cobijas, la luz de la luna se filtraba un poco por la cortina cerrada de su ventana. Había partes muy oscuras en su cuarto a esas horas de la noche, pero ella no le tenía miedo a la oscuridad.Ella tenía miedo de que algún día, aquellos sueños se acabarán.
Por un lado, estaba increíblemente emocionada por comenzar su entrenamiento.
Por otro lado, amaba tener a una madre que la quisiera como Sally lo hacía.Sus ojos verdes como el mar se cerraron y ella por fin se quedó dormida.
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Yo tampoco sé que estoy haciendo reescribiendo esto a las cuatro de la madrugada.
En fin, no quiero que se enojen, ¿okay? *hace carita de perrito triste*
La historia como tal no va a cambiar mucho, solo que se me ocurrió una manera diferente de manejar el principio para que algunas cosas queden mejor en un futuro.
Hay algunas cosas que se van a mantener igual y otras que van a cambiar, la verdad no quiero decirles que cosas son para que sea una sorpresa y pueda ser una experiencia más nueva mientras leenTambién estoy haciendo esto pues había algo en el manejo de poder de Percy que no me gustaba en la versión anterior (xdios, hice que manejara las cinco naturalezas diferentes del chakra con solo 16 años) así que en esta parte el poder va a estar más nivelado y mejor fundamentado.
Es todo, me despido, los quiero.
(En serio, no me maten, lo ruego).
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Abismo.
FanfictionPerceia Jackson solo sabía tres cosas con seguridad. La primera, era que tenía 6 años. La segunda, era que era huérfana. Y la tercera, era que comenzaría a entrenar para convertirse en una kunoichi al día siguiente. Todo muy normal, incluso la parte...