Ocho.

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Percy miró el examen frente a ella.

La Percy de Manhattan seguro se hubiera golpeado contra la mesa, pero ella, la Percy de Konoha no tenía dislexia, por lo que había podido desarrollar sus habilidades académicas. Ahora al leer las preguntas se dió cuenta de que en realidad podría con cinco preguntas.
¿Las demás? Probablemente copiaría.

Lo único que le preocupaba era Naruto, desde su lugar podía prácticamente sentir el nerviosismo del rubio. Lo conocía desde hace años y sabía que él no era muy inteligente para ese tipo de exámenes.

Suspiró y comenzó a contestar las preguntas que podía con tranquilidad, parte de su mente también estaba preocupada en Sasuke, era inteligente pero no tanto en la teoría.

Cuando terminó las cinco preguntas, miró hacia el censor, Ibiki.
Había una jarra de agua en el escritorio a lado suyo y Percy pensó que esa era su oportunidad.

Necesitaba una distracción y esa era.
Y claro, también le servía de práctica.

Volvió la vista a su examen, no tenía porque mirar el agua mientras la controlaba.
Un tirón en la boca del estómago y la jarra de agua explotó, llamando la atención de todos. Incluso ella tuvo que actuar sorprendida.
Ibiki y los demás vigilantes estaban bastante sorprendidos pero según ellos no habían visto a nadie hacer un jutsu, ni siquiera sintieron un cambio en el chakra de las personas ahí presentes.

El agua derramada comenzó a moverse, formando figuras. Desde su lugar Sasuke vió un delfín y un calamar pero pensaba que debía haber más, parecían estar nadando en el aire.

Naruto vió una mantarraya y un tiburón.

Percy veía las respuestas de los que la rodeaban mientras todos estaban ocupados buscando al culpable de que aquello haya aparecido, ella se encargaba de qué las figuras se pusieran frente a los ojos de los vigilantes justo al momento en el que iban a verla a ella.

Cuando terminó de copiar, soltó su control sobre el agua, haciendo qué cayera por todos lados.

Percy respiró con pesadez, aquello era todo lo que había podido aguantar, y solo le había alcanzado para copiar tres preguntas.

Ahora solo faltaban cinco minutos para la última pregunta.

—Ya nos deshicimos de la mayoría de gente que no sirve —dijo entonces Ibiki, llamando la atención de todos—. Faltan quince minutos, llegó el evento principal. ¡Escuchen! Esta es la pregunta diez y final —Percy se sentía un tanto intimidaba, no iba a mentir, de aquello dependía su futuro después de todo—. Pero antes de hacerles la pregunta hay una o dos reglas más de las que necesitan estar advertidos. Estas reglas son únicamente para la pregunta diez, escuchen con atención y traten de no asustarse demasiado. Regla número uno: cada uno de ustedes es libre de escoger el no participar en la pregunta final, es su decisión.

—Digamos que decidimos no participar, ¿qué pasa entonces? —preguntó Temari en algún asiento detrás de ella.

—Si deciden no contestar la pregunta diez, sin importar sus respuestas de las otras nueve, sacarán cero. En otras palabras, reprueban —les dijo Ibiki, una sonrisa formándose en su rostro—, y eso significa, por supuesto, que su equipo también reprueba. Si aceptan la pregunta, pero la responden incorrectamente, no solo reprobarán, perderán la oportunidad de volver a presentar el examen chūnin por siempre jamás. Ahora, si están listos, aquí va la pregunta diez, los que no quieran responder, levanten la mano. 

Pasaron unos momentos de silencio hasta que una persona se animó a levantar la mano y de ahí fueron más y más las personas que lo hacían. Percy se quedó quieta en su silla, esperando que ninguno de sus compañeros levantara la mano. Encontraría la manera de que todo su equipo contestara la última pregunta sí o sí.

Abismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora