Veinte.

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—Cuatro personas estuvieron aquí —dijo Percy para después abrir los ojos—, no tiene mucho que se fueron, se dividieron en pares y tomaron caminos separados. En uno de esos pares está el olor de Orochimaru.

Y Kabuto, pensó ella, con el ceño fruncido.

Naruto miraba a Percy con la boca bien abierta.

—¿Cómo supiste todo eso? —le preguntó el rubio.

Percy se dió un toque en la nariz con su dedo índice.

—Tengo muy buen olfato y nunca olvido los olores.

—¡¿Entonces sabes como huelo?! ¿Cuál es mi olor, Percy-chan? —le preguntó Naruto, mientras brincaba en su lugar.

Percy estaba por contestar cuando Jiraiya los interrumpió.

—¿Puedes seguir el rastro de los otros dos? —fue la pregunta del mayor.

Ella volvió a cerrar los ojos, tratando de concentrarse. 
Su olfato era diferente del que tenían los del clan Inuzuka, ella no podía llegar a tan largas distancias como ellos pero en cambio, el olfato de Percy era más refinado, podía captar cualquier mínimo detalle si se concentraba en ello.

Asintió cuando encontró el rastro.

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Percy no había tenido de otra que unirse a la pelea contra Tsunade en el equipo de Naruto.

—No tienes porque hacer esto, Percy-chan —le había dicho el rubio, pero Percy negó con la cabeza.

—Somos un equipo —le contestó la azabache—, ¿recuerdas?

Naruto sonrió al escuchar las palabras de su amiga y asintió con la cabeza, feliz de contar con Percy.

Antes de que Percy pudiera salir a la calle para el combate que iban a tener con la rubia, Jiraiya la detuvo tomándola del cuello de su playera.

—Nada de usar tus otros poderes, ¿entendido? —le dijo el peliblanco en un susurro.

Percy entonces se separó de su agarre y le enseñó la lengua mientras salía a encontrarse con Naruto. 

—Aunque no lo parezca, me consideran una de los tres Sannin —comenzó por decirles Tsunade—. Pelear contra dos genin será pan comido. 

—¡¿Qué dijiste?! —le gritó Naruto, ofendido.

Aunque en realidad, Percy estaba pensando exactamente lo mismo. 
Alguna que otra vez había convencido a Jiraiya para pelear contra ella, siempre le ganaba en menos de diez minutos, y en todos sus enfrentamientos parecía estar conteniéndose. 
Además, aquello sería todavía más difícil pues solo podrían usar taijutsu, estaban en medio de la calle, rodeado de casas y otros establecimientos, no tenía caso usar ninjutsu.

Tsunade entonces levantó su dedo índice.

—¿Ese es el tiempo que durará? —preguntó Jiraiya al ver la acción de la rubia.

—No es un minuto, es un dedo —le contestó la rubia—. Solo necesito un dedo para vencerlos.

—Lamento desilusionarla, abuela —habló Percy, aquello ya estaba tocando hasta su orgullo—. Pero creo que va a tener que utilizar toda la mano si quiere vencernos.

—Esta vez Percy está en lo correcto, Tsunade —le dijo Jiraiya, a lo que la rubia únicamente bufó.

—Adelante, vengan entonces —dijo la rubia, sin borrar la sonrisa burlona de su rostro. 

Abismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora