Treinta.

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Cuando Kakashi encontró a Naruto, no estaba solo.

Percy estaba con él y también un oso pardo.

El oso era de lo más curioso, vestía un suéter de color beige y un sombrerito de enfermería entre sus dos orejas. Lucía bastante dócil, hasta que veías el enorme arco colgado en su espalda.

El oso tenía sus manos encima de Naruto y parecía estar utilizando ninjutsu médico sobre el rubio.

—¡Percy! —dijo Pakkun a su lado mientras se acercaba a la chica, quién ni siquiera había notado su presencia y se sobresalto al escuchar al perrito—. ¿Dónde está Sasuke?

La chica hizo una mueca y bajó la mirada.

—No llegué a tiempo —fue lo que respondió la chica mientras su voz se quebraba en la última palabra—. Kumakento, es suficiente. Nos vamos.

El oso asintió y detuvo su trabajo sobre Naruto para después tomar a Percy y ponerla sobre su espalda.

—Pude curarte antes, Percy-san —le dijo el oso, su tono de voz en realidad era bastante tierno, demasiado para un oso de su tamaño y complexión pero quedaba bien con como vestía.

—¿Qué tienes, Percy? —le preguntó Kakashi entonces, preocupado por ella.

—Estoy bien, es solo que he estado corriendo demasiado —dijo ella con una sonrisa cansada.

El oso y ella empezaron a avanzar en dirección a Konoha y cuando pasaron a lado de Kakashi, a él lo recorrió un escalofrío.

—Tenías razón —dijo el de cabello platino—. Lamento no haber cumplido mi promesa.

—No te atormentes —le dijo Percy, sin mirarlo a la cara—, yo tampoco pude hacer nada.

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Cuando llegó a Konoha, se despidió de Kumakento y caminó lento pero seguro hasta el hospital.
Sus piernas temblaban después de haber desecho el jutsu del poder de los dioses.

Buscó a Tsunade o a Shizune por todas partes hasta que por fin encontró a la rubia, camino hasta ella más rápido pero sus piernas le fallaron a medio camino y casi se cae de cara pero la Hokage pudo detener su caída con sus brazos.

—¿Cómo están todos? —preguntó Percy cuando pudo enderezarse otra vez.

Había visto que también estaban presentes Temari, Shikamaru y su padre, Shikaku.

—Todos han salido de peligro y se encuentran estables —le dijo la Hokage, tranquilizando a Percy.

—Sasuke se fue —le dijo Percy a la rubia pero para sorpresa de todos los presentes no sonaba siquiera triste—. Pero lo traeré de vuelta, se lo prometo. Y le tengo una respuesta a su propuesta del otro día —Tsunade miró a la chica con las cejas arqueadas, esperando a que siguiera hablando pues ya sabía a qué propuesta se refería—. Quiero entrenar con usted, pero no quiero ser catalogada como un ninja médico. Los ninjas médicos no pelean al frente en una batalla y yo no quiero hacer eso. Quiero estar al frente —Percy bajó la mirada y apretó sus manos en puños, recordando la impotencia que había sentido cuando había encontrado a Neji—, pero también quiero poder curar a mis amigos si lo necesitan.

Tsunade puso una mano en su cabeza, llamando la atención de Percy.

—Está bien, supongo que ya sabes que tendrás que volverte más fuerte si quieres pelear al frente y también estar ahí para curar a tus compañeros —le dijo Tsunade, para después pellizcar su mejilla—. Así que será mejor que te prepares para lo que está por venir.

Abismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora