Quince.

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—Hola, Guy —dijo Kakashi mientras caminaba hacia él y su alumno—. ¿Cómo te has sentido, Lee? ¿Te encuentras bien?

—Kakashi —dijo Guy con una sonrisa—, has estado demasiado tiempo fuera que no te has enterado. ¡Lee tuvo una recuperación milagrosa! Por lo menos en su pierna, ningún doctor sabe como fue posible.

—¡Yo se los he dicho mil veces! —continuó Lee—, una chica rubia y de ojos azules fue a verme una noche al hospital, puso sus manos sobre mi pierna y comenzaron a brillar, lo siguiente que supe fue que ya estaba recuperado pero ningún doctor me cree, dicen que no existe tal poder curativo.

Kakashi parecía de verdad interesado por la historia, no creía que Lee tuviera alguna razón para mentir o inventarse esa historia.

En el antebrazo de Percy, la séptima barra apenas estaba llena a la mitad, cada que crecía le ardía a la semidiosa y le daba picazón pero nunca acercaba su otra mano para aliviarse, no podía atraer la atención hacia ese punto en su cuerpo, era otra de sus reglas.

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Percy estaba enojada, y sus movimientos lo demostraban. 
Kakashi le había pedido que dispersara el genjutsu de Shikamaru y Naruto para después mandarlos junto con un ninken a buscar a Sasuke mientras ella se quedaba ahí con él, como "apoyo".

Le dió un puñetazo en la nariz a un ninja de Otogakure, demostrando toda su frustración.

—Entre más rápido terminemos con esto, antes podremos ir tras Sasuke —le dijo Kakashi mientras pasaba a un lado de ella.

Percy repitió sus palabras con un tono aniñado mientras le lanzaba tres senbon a un ninja en el cuello, atacando los puntos de presión correctos, de algo habían servido las horas de entrenamiento.

Ella quería ir a ayudarle a Sasuke y a Naruto tan pronto como fuera posible. 

Saltó hasta estar cerca del peliplata y le dió un rodillazo en el abdomen a otro ninja que pasaba cerca de ella.

—Ya que estamos por aquí, podríamos ayudar al Hokage —le dijo Percy mientras con su codo le daba un golpe en la nuca al ninja que había atacado hace un momento, dejándolo inconsciente.

—¿Sabes algo de Fūinjutsu? —le preguntó el peliplata mientras mandaba a volar a otro ninja—, porque si no, no veo como podrías ser de ayuda allá arriba.

Percy suspiró.

—Tienes razón —aceptó al final—, ¿ya me puedo ir?

Eso último se lo preguntó mientras le daba una patada en el abdomen a un ninja que iba corriendo hacia ella sin cuidado alguno.

Kakashi miró alrededor rápidamente, el número de enemigos había descendido bastante.

—Ya, supongo que tienes el olor de Sasuke memorizado —Percy ni siquiera escuchó el resto pues se dirigió al hoyo en la pared y desapareció en un parpadeo.

Cuando estuvo fuera y estaba segura de que nadie la veía, se quitó una de sus muñequeras, la derecha. Si quería alcanzarlos tenía que usar ese poder.

Se mordió un dedo y pasó la sangre por su tatuaje. 

Hizo doce sellos con sus manos, los doce sellos que existían en ese mundo.

—Kamigami no Chikara! —dijo ella al finalizar los doce sellos, el tatuaje en su antebrazo comenzó a quemar mientras el tridente se convertía en la letra omega y la onceava línea brillaba.

Volvió a ponerse su muñequera y entonces comenzó a correr.
Corrió tan rápido como el poder de Hermes le permitió, después de todo entre sus muchos títulos también era el dios de la velocidad. 

Lo único que era prueba de los lugares por los que pasaba era una pequeña ráfaga de viento.

Seguía el olor de Sasuke pues no estaba segura de si Naruto ya había llegado con él. 

A su parecer, llegó justo a tiempo.

Sasuke estaba acostado en la rama de un árbol con una mano de arena encima, sin poder moverse. Naruto acababa de recibir un golpe de Gaara, quien había cambiado de apariencia bastante.

Todo lo veía en cámara lenta.

Como sea, no perdió el tiempo, tomó impulso desde una rama (aún más de lo que ya llevaba al correr a gran velocidad) y acercó su pie al rostro ahora deformado de Gaara.

Gracias a la velocidad que llevaba, el pelirrojo fue lanzado varios metros hacia atrás e incluso rompió algunos árboles.
Percy lo admitía, tal vez se había pasado.

Se paró frente a Sasuke y Naruto.

—No dejaré que lastimes a mis amigos —fueron las palabras que salieron de la boca de Percy y Gaara estaba harto de escucharlas, primero el rubio y ahora ella.

Atrás de ella, Naruto invocaba a una pequeña rana de color naranja mientras que Gaara parecía haber cambiado su aspecto otra vez.

Suna Shuriken! —dijo Gaara mientras de sus dos enormes brazos comenzaban a salir proyectiles de arena. 

Percy saltó pero a los ojos de los demás simplemente desapareció. 
Otra vez podía ver todo en cámara lenta por lo que corrió hacia Naruto, quien ya había tomado a la ranita en sus brazos y lo sacó del rango de ataque.

—Ambos somos patéticos —dijo la rana, mirando a Naruto—, pero la chica es bastante buena.

Un quejido de parte de Sasuke distrajo a Percy, la arena parecía estar comprimiendo su cuerpo.

—Tú ayuda a Sasuke —le dijo Naruto entonces desde atrás—, yo me encargaré de él.

Percy no lo volteó a ver, no quería que viera sus ojos pues sabía que ahora serían azules y no verdes.

—¿Estás seguro? —le preguntó ella.

Naruto puso una mano en su hombro e hizo un sonido de afirmación con su boca.  

Percy entonces corrió hacia Sasuke a una velocidad normal y comenzó a pensar que podía hacer. Aquella arena era realmente densa.

Sacó un kunai, aquello tendría que ser un trabajo cuidadoso si es que no quería lastimar a Sasuke. 

—Lamento llegar tarde —le dijo Percy a su compañero mientras escondía su rostro con su cabello.

Entonces, tomó el kunai con ambas manos y comenzó a mover sus brazos arriba y abajo con rapidez, simulando un taladro.

Llevó la punta del kunai a la arena y comenzó a picar, liberando primero uno de los brazos de Sasuke.
Estaba sudando, más que nada por la presión de no herir a su amigo, miraba de reojo a Naruto, asegurándose de que estuviera bien.

Entonces pasó lo que esperaba, Gaara no se iba a quedar viendo como ella liberaba a Sasuke por lo que le lanzó un proyectil de arena gigante.

Gaara vió como desapareció del camino y al instante siguiente estaba encima de él, sus dos manos unidas y por encima de su cabeza. Las bajó a una gran velocidad y con gran fuerza cuando estuvo encima de él, dándole un buen golpe en la cabeza.

Apenas se estaba recomponiendo del golpe cuando Naruto hizo cientos (si no es que miles) de clones de sombra y se lanzaron hacia él para golpearlo mientras Percy regresaba con Sasuke.

Entonces, Gaara volvió a transformarse y esta vez en grande, muy en grande.

La arena rodeo a Naruto y Percy tuvo que volver a dejar a Sasuke para correr hacía él y sacarlo de ahí.
Cuando lo tuvo en sus brazos, vió al rubio haciendo sellos con sus manos y no se detuvo aunque ya lo había sacado de la arena.

Kuchiyose no Jutsu! —dijo Naruto mientras se separaba de Percy.

Una nube de humo enorme apareció y Naruto apareció encima de un sapo gigante.
Veía claramente los frutos del entrenamiento que había tenido con Jiraiya.

Percy supo entonces que aquello se iba a poner feo, entretenido pero feo. 

Abismo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora