Capítulo 15

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Wooyoung seguía con su arduo trabajo en busca de San, quedándose sin lugar en donde podría hallarlo. Se desplomó en el sofá, agotado por corren por toda la casa, lágrimas comenzaron a formarse en sus ojos, el dolor de su garganta de tanto llamarlo a grito empeoraba aún mas su estado. Deseaba verlo una vez mas, tan solo una.

-San... San...- lo llamaba reiteradamente, hasta que el cansancio pudo con él, sintiendo los párpados pesados, quedándose así, completamente dormido.

El sonido del timbre lo había despertado, era tan ruidoso que sus tímpanos no lo soportaban. A regañadientes, se levantó del sofá dispuesto a maldecir aquella persona que hacía que el dolor de cabeza sea aún mas intenso. Desde el otro lado de la puerta se encontraba su mejor amigo y compañero.

-¿Que mierda quieres...?- su tono de voz sonaba muy molesto.

-Oye oye, cálmate que soy yo.- Jongho entra y deja sus zapatillas en la entrada.- vine porque estaba preocupado, ya que no respondías los mensajes ni mis llamadas. Por lo visto, no se te ve tan bien. ¿que te sucede? Pareces un neumático desinflado.- Wooyoung tenia su espalda un tanto encorvada, estaba despeinado, su ropa desaliñada, cara pálida, como si hubiera salido de un coma.- ¿ya cenaste? Traje fideos de frijol negro y pollo agridulce.-

-No tengo hambre.- arrastraba sus pies hasta el sofá, recostadose nuevamente en él. Jonhgo lo siguió por detrás, dejando la bolsa de comida sobre la pequeña mesa. Comenzó a sacar los platos y unas botellas de coca cola.

-De seguro no haz comido nada en todo el día, Pruébalo al menos, es tu comida favorito.-

El estómago de Wooyoung rugió en cuando el olor de aquellos platos invadieron sus fosas nasales. Tenía tanta hambre, pero su cabeza se negaba a hacerlo. No podía comer con tranquilidad, no cuando San está desaparecido. Pero lo haría por su amigo, Jongho pensará que de verdad algo extraño sucede y Wooyoung aún no quiere contárselo. También se había tomado la molestia de ir hasta shabíado ya que ambas quedan demasiado lejos.

Se sentó en el sofá y tomó los palillos que le ofrecía su mejor amigo. Estaba tan hambriento que comía con desesperación, ahogándose por no masticar correctamente. Jongho se apresuró hasta la cocina en busca de agua.

-Come despacio, que la comida no te la va a quitar nadie.- Dijo, ofreciéndole el vaso de agua.

Aún recuperándose de la tos, dijo:

-Puedes irte en cuanto termines, ya comprobaste que estoy bien y quiero estar solo.-

-Esta bien, llámame si necesitas algo.- A Jongho lo preocupó mas al oír eso, sintió como un dejavú, como aquella vez que sus padres fallecieron. Pero Wooyoung tiende a guardarse todo y es muy difícil descifrar lo que de verdad le sucede. Se propuso que al día siguiente lo visitaría de nuevo, sólo por hoy lo iba a dejar solo.

En cuanto su mejor amigo se fue, no sin antes limpiar todo lo que usaron y ordenar un poco su casa. La había desordenado cuando buscaba a su inquilino desaparecido.

Wooyoung tomó una ducha larga de unos veinte minutos, se perdía cada dos por tres en su pensamientos.

《¿A dónde rayos fuiste?》
《Te extraño demasiado》
《¿Por qué te fuiste?》
《Fue mi culpa, no debí encariñarme contigo》

Su vida no tenía sentido, se había abierto a él, había entregado todo su amor sabiendo que algún día ya no estaría a su lado. Estaba cansado de que las personas que ama se vayan sin decir adiós.

Recordó el accidente que ocurrió en la empresa de sus padres, su padre fue ascendido a vice presidente, y su madre era una de las mejores secretarias. En la fiesta dedicada a los que fueron ascendidos, uno de los empleados de medio tiempo, estuvo lavando platos en la cafetería de la planta baja. Salpicó agua en una de las máquinas que yacía ahí, haciendo cortocircuito y creando fuego que se iba expandiendo por toda la cocina, los ascensores dejaron de funcionar, las llamas alcanzaron las escaleras de emergencia, quedándose así, atrapados a unos cinco pisos de altura. Los bomberos llegaron, pusieron colchones imflables para que la gente pudiera saltar. Pero había demasiada gente mayor y personas heridas, sus padres dieron su vida para ayudar primordialmente a esa gente. Ellos y unos cuantos mas empleados no se pudieron salvar de ese incidente. Bomberos, policías, colegas y familiares de las personas a las que salvaron le dieron el respeto, entregando una suma incondicerable de dinero a su único hijo que se había quedado huérfano a sus diecisiete años. Pero él, aún no había tocado ese dinero, lo depositó en el banco y lo usaría cuando de verdad lo necesitase.

Todos sus familiares eran buenos con él luego de enterarse del dinero heredado, pero antes de eso, ni siquiera lo llamaban para su cumpleaños. Wooyoung era lo suficientemente grande como para darse cuenta que su familia se interesó por él solo por el dinero. Sus padres era todo lo que tenía. Tan pronto cumplió los dieciocho, le pidió a su tía que ya podía vivir por si solo, y que con un trabajo de medio tiempo era mas que suficiente para sobrevivir. El auto era de sus padres, todas las cosas que le rodeaba en su casa le hacía recordar a ellos, haciéndolo mas difícil poder olvidar el hecho de que ya no están.

Esa casa fue construida por ambos desde cero, antes de que él naciera, cosa que se había negado en cuanto sus tíos querían venderla, ya que el nombre de Wooyoung aparecía en el contrato, nadie podía hacer nada con esa casa salvo su único hijo. Fue construida con esfuerzo y sudor de ambos, para que esta misma durara décadas, para que Wooyoung se permitiera en formar una familia y siguieran viviendo en ella. Era un casa bastante hermosa, siempre que se cruzaba con los vecinos, le preguntaban si vendería la casa luego de la muerte de sus padres. Wooyoung siempre se negaba, y aveces los trataba mal, cansado de recibir las mismas preguntas. Aun le cuesta hablar sobre sus padres, cada dos semanas entra a su cuarto para limpiar el polvo y que nada de lo que haya allí se arruine. Esta está bajo llave, para que absolutamente nadie entrase, ni siquiera a su propia familia.

ᴍʏ ꜱᴛʀᴀɴɢᴇ ʙᴏʏ - ᴡᴏᴏꜱᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora