Era un día de lluvia, Wooyoung regresaba de la universidad agotado por tantas horas de lecciones. Tenía la mirada fija en la carretera, ya que la lluvia era bastante y las calles estaban inundadas. Se aproximaba a la parada de autobús, aquel lugar le recordaba bastante a San, había pasado tan solo tres días desde la última vez en que lo vio. En eso, divisó una caja de cartón sobre el asiento techado, se extrañó al ver aquella caja, la curiosidad le incitaba a salir del auto y averiguar su interior. Se estacionó justo en frente, pero estaba demasiado lejos como para poder ver lo que había dentro. Tomó el paraguas que se hallaba en el asiento del copiloto y salió del auto, se apresuró hasta el pequeño techo para refugiarse de la abundante lluvia, se acercó a la caja y comprobó el interior. Una pequeña bola de pelos color negro estaba dentro, Wooyoung se sorprendió al verlo, no se imaginó que un pequeño gatito estaría abandonado en un lugar así. Se aproximó hacia este para tocarlo, era suave pero estaba tiritando, y claro, la temperatura era de dos grados bajo cero. Estaba abatido y sin pensarlo dos veces, lo envolvió en su chaqueta de cuero y regresó con prisa al auto, este se había aferrado a su playera con sus uñas, haciendo que lo rasguñe un poco.
Ya dentro, lo cubrió por completo con su chaqueta y lo dejó descansar en su regazo. Primero lo llevaría a casa para darle algo de comer y un lugar seco y cálido para que pueda descansar, mañana visitaría al veterinario para un chequeo.
En cuanto llegó casa, aún llevaba al gatito en brazo, mientras buscaba mantas para cubrirlo y dejarlo sobre el sofá, haciendo que le recuerde nuevamente a San, estaba actuando de una manera similar cuando recogió a San de la parada de autobús. Fue a por un poco de leche, pero cuando regresó, el gatito ya no estaba. Giró a ambos lados para buscarlo, este estaba sentado detrás suyo mientras miraba de forma pacífica a Wooyoung. Lucía tan tierno que no pudo evitar sonreír. ¿Cómo una pequeña bola de pelos hizo que sonriera? Luego de días fallido por intentar estar bien o por lo menos sonreír una sola vez, ni su grupo de amigos pudo, pero este pequeñín logró hacerlo de manera tan sencilla.
Puso el plato con leche justo en frente de él, este lo miró una última vez en modo de agradecimiento y comenzó a beber. Se notaba que estaba hambriento, mientras que lo acariciaba sentía sus pequeños huesos sobresalir. Al parecer, estuvo abandonado varios días sin comida ni agua. El gatito tuvo suerte de toparse con alguien como Wooyoung, en esa parada de autobús siempre había gente, imposible que no lo hayan visto. Salvo que estas personas no estaban interesadas en los gatos o al ser de color negro atraería mala suerte. Mañana temprano irían al veterinario, agradeciendo que solo tenía clases por la tarde.
Luego de dormir varias horas tranquilamente, se despertó por puro instinto. Aún quedaban diez minutos para que la alarma sonara, aprovechó el tiempo de sobra para tomar una ducha caliente. Cuando estuvo listo, fue a donde estaba durmiendo el gatito, este estaba descansando tan plácidamente. A Wooyoung le dio tanta pena despertarlo, luego de haberlo encontrado en ese estando. Desayunó algo ligero y rápido, para luego despertar a la pequeña bola de pelos y llevarlo consigo al auto. Buscó la dirección de la veterinaria en su celular y se puso en marcha. Había dejado al gatito en el asiento de al lado, que seguía durmiendo sin importarle que esa mañana estaba bastante fría. Envidiaba a aquel animal, ojalá pudiera dormir y olvidarse de todo sólo por un rato. A él, le costaba bastante dormir en las noches, con la certeza de que San apareciera en algún momento.
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Llegaron justo apenas abrieron, siendo así, los primeros. La veterinaria era joven y bonita, su clínica era nueva, a pesar del poco tiempo ya tenía bastantes clientes, le comentaba mientras revisaba al gato. Luego de un chequeo de varios minutos, fueron hasta el escritorio para que pudiera explicarle su estado.
-El estado en el que se encuentra es un poco lamentable, pero con descansar y con mucha comida podrá recuperarse en una semana. Este pequeñín tuvo suerte, si hubiera pasado otros días mas sin comida y con frío... no se hubiera salvado. De todas formas, le voy a recetar algunas vitaminas para su pelaje, que por cierto, tendrás que bañarlo con agua tibia para no dañar su piel sensible. ¿tiene un nombre?- La veterinaria garabatea y se detiene al preguntar lo último.
-Aún no he pensado en uno, apenas ayer me lo encontré y tampoco he decidido quedármelo.- Acaricia el cuello del pequeño gatito, a este le encanta y cierra los ojos para demostrarlo.
-Creo que deberías quedártelo, se comporta de una manera muy cariñosa cuando está contigo, tienen buena química.- Sonríe ampliamente, una sonrisa que hace querer confiar en lo que dice.
-Esta bien... creo que me lo quedaré, vivo solo a si que no me vendría mal un poco de compañía.-
Luego de regresar a casa, fue directo al baño para llenar el lavamanos con agua, transformándose en una pequeña tina para el nuevo integrante. Pensaba que se pondría como loco al ver el agua, pero fue todo lo contrario, le gustaba el baño. Mientras hacia espuma en su pelaje con el shampoo que le había regalado la veterinaria por haberlo salvado y decidido quedárselo. Finalizado el baño, lo envolvió en una toalla para secarlo, ya que tampoco podía secarle con una secadora por su piel sensible. Sus ojos brillaban, observaba a Wooyoung con aprecio, tenía sus pupilas dilatadas, viéndose así demasiado tierno.
-Te llamaré San... me recuerdas tanto a él...-
-¿Me llamaste?- una voz se escuchó a su espalda.
-¡¿Que?! Esto es un sueño ¡¿verdad?¡- reconocía aquella voz que añoraba demasiado, temía a que todo fuera un mal sueño gastándole una broma.
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ᴍʏ ꜱᴛʀᴀɴɢᴇ ʙᴏʏ - ᴡᴏᴏꜱᴀɴ
RomanceWooyoung es un estudiante universitario, frío y distante, con un pasado desgarrador. Comienza a convivir bajo el mismo techo con un extraño ser llamado San. Dice ser de otro planeta, pero Wooyoung no le cree, de igual forma lo deja vivir en su prop...