♡《Especial III》♡

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Jongho estaba recuperando sus últimos exámenes, pues por culpa de su novio se estuvo retrasando y distrayendose de sus estudios, hasta le hizo creer que ya había aprobado y que no eran tan necesario estudiar, hacía eso para pasar el rato con él.

Pero Yeo le dió un castigo grave para Jongho, no tendrían relaciones, no lo tocaría y solo le permitía un casto beso en los labios hasta que sus exámenes hayan acabado y aprobado con un buen promedio. Tal vez se estaba pasando un poco con Jongho, pero era por haberle mentido de esa forma, supone que así aprenderá la lección. 

Una semana pasó y Jongho iba a tener su último examen, que definiría su vida sexual de ahora en adelante.

El pelinegro salia de la universidad con el boletín de notas en su mano, Yeo esperaba en la puerta de salida un tanto nervioso. No solo a él le afectaba todo esto, si supieran lo que tuvo que soportar para no tocar los grandes bíceps de su novio, algo que solía hacer con bastante regularidad.

Jongho caminaba hacia él con un rostro que no podía descifrar su estado de ánimo y a paso sumamente lento. No se contuvo más para acercarse a él y tomando el boletín casi arrancándoselo. Observó detenidamente aquél papel, llevándose una gran sorpresa.

-Esto... ¡esto es perfecto!- tenía todas las aprobadas con un buen promedio.

-Te dije que era bueno estudiando y que no hacía falta ese tipo de castigo.-

-Lo siento... eso fue también porque me mentiste.-

-Pues estoy un poco enojado, no fue fácil para mi verte todo los días y no poder tocarte ni un pelo. ¿Acaso no sentías lo mismo?-

-La verdad si...- ese día llevaba una camiseta negra demasiado ajustada, haciendo notar bastante sus pectorales y bíceps, sus ojos se clavaron directos en su esculpido cuerpo. ¿Cómo alguien puede hacer pesas mientras leía un libro?.

-Vámonos, necesito ir a un lugar.-  Jongho camina rumbo a su carro con las llaves en mano.

-¿A dónde irás?- no respondió, tan solo lo siguió hasta su auto.

Vio que su rostro seguía igual, sin expresión alguna, eso ya le estaba preocupando un poco.

-¿Sigues enojado?-

-Te dije que solo un poco, ya se me pasará.- pues, Yeo nunca vio a su novio enojado, si eso es enojarse un poco no quiere imaginarse cuando lo haga de verdad. Su mirada seria aterraba un poco.

Notó que la ruta que tomaron no era la habitual y Jongho seguía sin decir hacia dónde se dirigían.

-Olvide hacer algo en casa, necesito ir.- se excusó Yeo temiendo por su vida.

-Puedes hacerlo después.- ya no quería escuchar ese tono de voz, el miedo y la intriga no eran una buena combinación.

Por fin estaciona el auto luego de unos largos treinta minutos de viaje, quedando aliviado al observar el lugar totalmente llano, con el suelo de un verdoso brillante y el sol a punto de esconderse, bastante agradable a la vista.

-Siempre quise traerte aquí.- sus ojos se paseaban por todo el lugar, deteniéndose en Yeo. 

-Es precioso.- Yeo aprecia el paisaje desde el auto, pero una duda se metió en su cabeza.- ¿Ya no estas enojado?-

-Aún lo estoy, hasta ahora.- cambió la posición del asiento de Yeo en modo horizontal, quedando totalmente acostado.

-E-espera... ¿vamos a hacerlo aquí?-

-¿Por qué no? Tenemos un magnífico paisaje a nuestro alrededor.-

-¡Pero también estamos en un lugar público! ¿¿Y si alguien viene??- pues no le agradaba mucho esa idea, de por sí era bastante penoso, si alguien mas lo viera desnudo aparte de su novio moriría de la vergüenza.

En algunas ocasiones, los padres de Jongho casi los atrapaban en plena acción, gracias a sus mentiras diciendo que sus padres no regresarían hasta el día siguiente.

-Nadie vendrá, confía en mi.-

-Haz estado mintiendo mucho últimamente. ¿Cómo quieres que confíe ahora?-

-¿Haz visto pasar un carro en todo el rato que estuvimos en la carretera?-

-Pues si, vi uno.-

-¿Y? Prometo hacerlo tan rápido que nadie se dará cuenta que estuvimos aquí.-

Antes que pudiera responderle, selló sus labios en un fogoso beso, duró casi dos semanas sin saborear esos dulces labios, puesto que Yeo tampoco se resistió.

Acunó su rostro entre sus delgadas manos, para luego abrazar el cuello del contrario.

Jongho subió su polera hasta mostrar por completo todo su pecho, dejando besos y leves chupetones rosas que combinaban con sus lindos botones, prosiguiendo a lamer estos hasta endurecerlos.

Sus tiernos gemidos eran otra de las cosas que extrañó mucho, solo él podía provocarlos y oírlos.

El pelinegro volteó hacia donde estaba la guantera, extrayendo un pequeño sobre de lubricante.

-Fue buena idea guardar esto aquí.- lo llevó a sus labios para sostenerlo y tener ambas manos libres para encargarse de quitar toda la ropa inferior incluyendo sus calzados.

Abrió sus piernas y rasgó con los dientes aquél sobre, lubricando tres de sus dedos y su entrada. Comenzó introduciendo solo uno, seguido con el segundo hasta llegar al tercero de forma fácil y rápida. 

Bajo solo un poco sus pantalones propios para logras liberar su ya duro y doliente sexo, pocisionádolo en su entrada y penetrándolo rápidamente. Yeo clavó las uñas en el asiento de cuero, junto a un sofocado jadeo.

Siguió embistiéndolo sin pausa con certeras estocadas, ayudándose de sus muslos para un mejor soporte, mientras que el auto se movía en cada movimiento rudo.

Gotas de sudor perlando la piel de ambos, junto a unos cálidos colores pintaban el interior del carro, gracias a la puesta del sol que aún yacía presente. Pero Jongho tenía el mejor paisaje en frente de sus ojos, su novio con la moba entreabierta y un ligero hilo de saliva saliendo de un lado de esta.

Su voz se quebró cuando cuerdas de semen cayeron en su abdomen mientra seguía delirando de las fantásticas caderas chocar contra él. Jongho se vino sobre el mismo lugar, mezclando ambas esencias, evidencia de una caliente tarde y días sin estar tan cerca de otro.

El pelinegro buscó en su mochila pañuelos de papel y limpiarle, para proceder a levantarlo y voltearlo, quedándose sobre sus rodilla y manos observando directamente el paisaje.

-¡Pensé que solo sería una vez!-

-Pues así era, pero fue demasiado rápido, tenemos tiempo para otra ronda más.- llevó ambos brazos a su espalda jalándo de ellos y volver a embestirlo.- ¿No crees que tenemos una hermosa vista? No debemos desperdiciar este momento.- para Jongho era el dobre de excitante, tener a su novio y el horizonte era algo que quería grabar en su cabeza.

La piel lechosa de Yeo se tornó de un color salmón gracias a los tonos de los rayos de sol que se colaban por el parabrisas del auto, ya que las ventanillas estaban polarizadas.






ᴍʏ ꜱᴛʀᴀɴɢᴇ ʙᴏʏ - ᴡᴏᴏꜱᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora