III

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Esta historia no es mía, yo solo la traduzco. La autora original es nonsenseverses







Eddy se levantó del pequeño sofá individual después de estar una hora sentado en la sala, la cual paso media hora mirando al ángel dormir y la otra media hora pasando los canales de la televisión.

Se cambió rápidamente y dejó el apartamento. Estaba al límite luego de estar en un ambiente cerrado toda la noche con el ángel, y necesitaba desesperadamente aire fresco.

La ciudad estaba tranquila ese domingo por la mañana, lo que significaba que probablemente no tendría mucho trabajo que hacer, para decepción de Eddy. Él sabía que si había algo que podría calmarlo sería una buena matanza, pero la oportunidad no llegaría durante el día. Tendría que esperar.

Por lo tanto, voló hasta el café más cercano, tomándose su tiempo para estirar las alas antes de que estuvieran, inevitablemente, incapacitadas en presencia de Brett. La cafetería estaba llena de humanos y olía maravillosamente a granos de café tostados. Ordenó un café negro con un sandwich para desayunar. Convenciendo a la muchacha en la caja de dárselo gratis con un simple guiño. Los humanos son demasiado fáciles.

Se sentó en una de las esquinas más alejadas y observó a los humanos con sus estúpidos gestos mientras comía su comida. Era divertido para él verlos alejarse de sus cafés calientes y hacer caras cuando se quemaban la lengua. Eddy continuó mirando a las personas unos momentos más, no queriendo regresar a su apartamento.

Antes de irse, la misma muchacha que lo atendió se acercó hacia él con una mirada coqueta, y le dio una caja con un cupcake con glaseado de vainilla cubierto de chispas de colores dentro. Eddy hizo una mueca de sólo pensar en comerlo, pero lo aceptó de todas formas. Tal vez puedo darselo a Brett.

Cuando llegó al apartamento pudo escuchar a Brett tosiendo incluso desde afuera. Entró para encontrarse al ángel sentado en el sofá, doblándose del dolor. Pareció que el calor había funcionado solo temporalmente.

Eddy vio la piel de Brett más pálida aun, y entró en pánico.

Brett necesitaba mejorar– Eddy no podía imaginarse en que tipo de problemas se metería si no lo hacía.

Le tendió a Brett la caja con el cupcake dentro. ¿Tal vez un poco de comida ayudaría?, sinceramente no tenía idea.

—Come esto.

Brett tomó la caja cuidadosamente, sus dedos rozaron los del otro. El ángel saboreó la calidez que las manos del demonio, seguía teniendo frío.

Abrió la caja y el olor dulce que le llegó le recordó a su casa. Pasó titubeante un dedo por el glaseado pensando que Eddy podía haberlo envenenado, pero entendió que si quería matarlo, lo hubiera hecho sin problemas. Así que, lamió su dedo, sonriendo cuando el sabor dulce del glaseado llegó a sus papilas gustativas.

Eddy lo miró curioso, él nunca había probado cosas dulce como esas antes, y se preguntaba si eran tan buenas como los ángeles las hacían parecer. Sin mencionar que la sonrisa de Brett tenía un encanto tan angelical que Eddy no podía apartar la mirada.

—Gracias —susurró Brett. Sacando a Eddy de su trance.

—Si —respondió Eddy torpemente, desviando la mirada, luego se marchó a su habitación. No tenía nada más que hacer, así que practicaría.

Eddy no había practicado de verdad en mucho tiempo, y era dolorosamente obvio. Apenas podía tocar una escala bien entonada y su vibrato era un desastre. Sus ejercicios de calentamiento eran tan malos que prácticamente podía escuchar a Paganini gritándole desde el infierno.

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