XXIII

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Esta no es mía, yo solo la traduzco.
La autora original es nonsenseverses







—Luke. —respondió Eddy con amargura y rodando los ojos acercándose a el trono.

—Es rey Lucifer para ti, Edward —se burló el diablo—. Y no te acerques demasiado, apestas.

Eddy lo ignoró y caminó hasta el trono, pasando sus dedos por los intrincados diseños grabados en el metal.

—Yo también estoy encantado de verte de nuevo —dijo el castaño—. Supongo que el mensajero ya te habrá dicho de mis... actividades terrenales.

—Hmm... tus actividades celestiales mejor dicho. —dijo Lucifer con sarcasmo. Pronunciándolo como si esa palabra le dejara un gusto amargo en la boca. Se puso de pie para encontrar la mirada de Eddy, enojándose cuando vio que el demonio seguía siendo un pelín más alto que él.

—Entonces, ¿para qué querías verme hermano? —preguntó Eddy ignorando la ofensa del diablo a Brett.

—¿Qué no podemos tener una pequeña reunión familiar? Estuve preocupado por ti, y con razón. Ya sabes.

el otro rodó los ojos ante la insinuación.

—Nunca debí dejarte ir a la tierra, no con todos esos ángeles por ahí. Los dos sabemos muy bien tus tendencias pecaminosas cuando se trata de tus preferencias en... amantes.

Antes de que Lucifer siquiera parpadeara el puño de Eddy voló hasta uno de sus pómulos. El golpe fue tan fuerte que el sonido retumbó el gran salón.

—Cierra la maldita boca. —rugió Eddy apretando los puños, intentando contenerse de matar a su propio hermano.

El diablo se carcajeó tenebrosamente quitándose la sangre de la boca mientras miraba a su hermano.

—No te enojes hermano querido, después de todo tú elegiste ser así. No es de extrañar que padre no te pasara el trono a ti.

Casa palabra que salía de Lucifer se sentía como un golpe al estómago y como si alguien le echara gasolina a sus venas. Es terriblemente doloroso pero también lo enfurecía mucho.

—Sabes muy bien que me importa una mierda el trono.

—Ah, pero si te importa, oh, ¿Cómo se llama? El án-.

Una mano apretó su garganta y le cortó el aire.

—No digas su nombre Lucifer, o esta vez te asesinaré de verdad. —La grave voz de Eddy, con ese tipo de ira que se acumulaba durante miles de años de resentimiento y odio.

El diablo tragó en seco intentado esconder su miedo.

Eddy había intentado matarlo antes, cuando Lucifer lo delató con su padre, el rey en ese momento. Casi lo logró. Eddy era mayor, más fuerte y mucho más poderoso para se francos –pero aún así le negaron el trono y lo echaron del palacio inmediatamente.

—Ahora, si me pediste que viniera solo para atormentarme entonces con gusto volveré a la tierra. —soltó el cuello de Lucifer, causando que el cuerpo de este cayera al piso mientras se giraba para retirarse.

—Eddy —lo llamó con voz quedita y ronca. El demonio sonrió ladino al ver al diablo de rodillas frente a él, débil y vulnerable. Si tan solo las personas pudieran ver a su rey ahora.

—¿Qué?

—Padre quiere verte mañana.

El sonido de los pasos de Eddy se desvanecieron en la distancia.

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