Holy

XVIII

Esta no es mía, yo solo la traduzco.
La autora original es nonsenseverses
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Una vez que se aseguró de que Brett estuviera dormido, Eddy se alejó de la puerta y se tiró en el sofá, perdido en sus pensamientos.

Esto cambiaba todo.

La estúpida cruz cambiaba todo.

Se tragó las ganas de llorar.

Suaves golpecitos en las ventanas anunciaron el inicio de una tormenta. Las primeras gotas se deslizaban por el cristal igual que lo haría una lágrima en una mejilla.

Lejos quedaron los radiantes y luminosos rayos de sol que se colaron por las cortinas cuando despertó esa mañana, con el ángel entre sus brazos. Ahora, el cielo negro y cubierto de nubes lo rodeaban.

Gota tras gota chocaban contra las ventanas y el techo con rapidez, silenciando el acelerado corazón de Eddy. La tormenta no era fuerte; era solemne, garuaba con pérdida y anhelo.

El cielo lloraba por él.

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Brett despertó por la lluvia.

No durmió bien, el conflicto en su cabeza se aseguró de eso. Por supuesto que lo intentaran asesinar ayer no ayudó.

Pero lo que más lo asustaba eran las imágenes que aparecían cada vez que cerraba los ojos, la mirada en la cara del demonio cuando le arrancó el corazón al hombre frente suyo era tan diferente a como lo miró, tan tiernamente, esa mañana cuando despertaron.

¿Cuál de los dos era el verdadero Eddy?, ¿el asesino, o el hombre que lo estrechó entre sus brazos toda la noche? No podía ser ambos.

No sabía que hacer. Por un lado sabía que, en parte, la razón por la que no pudo dormir era por la "barrera" que los separaba. Pero por otro lado, Eddy era peligroso, cruel. Esos ojos rojos no tenían misericordia. Y por esa razón se puso la cruz.

¿Pero era eso una razón suficiente?

El metal pesaba mucho en su pecho mientras miraba por la ventana, con los dedos limpió el empañado cristal y entrecerró sus dorados ojos para poder ver más allá de las gruesas gotas de lluvia. Las calles estaban desiertas, ni un carro a la vista, el sol oculto detrás de las nubes grises que combinaban con el color de la habitación.

Miró fijamente la cruz, esperando no arrepentirse de habérsela puesto luego. Pero en lo profundo de su mente sabía muy bien que estuvo mal.

Cuando unos suaves golpecitos resonaron en la puerta del dormitorio, Brett no dudó en abrirla, haciéndose a un lado y mirando cautelosamente como el demonio caminaba hasta el armario y le echaba un vistazo a la cruz en su cuello.

—Tenemos que irnos. —soltó con voz débil y ronca.

Brett batallaba para apartar la mirada mientras el demonio se quitaba la playera para cambiarla por una limpia.

—¿Qué? ¿a donde? ¿por qué? —preguntó el menor luego de recuperar la compostura.

Es su estado de desánimo, el mayor no se percató del sonrojo que se instaló en las mejillas de Brett.

—Los humanos están sospechando, nos iremos esta noche a tu casa. —declaró sin dejar lugar a quejas. Algo en el  tono abatido y perdido de Eddy causó un dolor en el corazón del ángel.

—Oh —suspiró Brett resignado. Su cabaña era incluso más pequeña que el apartamento. Y eso le complicaría aún más el mantenerse alejado del increíblemente tentador demonio.