Holy

XXXII

Esta no es mía, yo solo la traduzco.
La autora original es nonsenseverses
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(Advertencia: descripciones graficas de violencia)

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Cómo fue que los demonios consiguieron agua bendita, Brett no lo sabe.

Pero sí sabe que esa sensación del líquido frío bajando por su adolorida garganta y propagando frescura hasta la punta de sus pies, es la segunda mejor sensación que pudo haber pedido en ese momento.

Despertó jadeando y alzó la cabeza para buscar las últimas gotitas saladas del agua bendita. Sin embargo, no quedó ninguna más. Él sólo bebió un pequeño sorbo y nada más.

Al escuchar la siniestra voz de Lucifer, Brett abrió los ojos de inmediato y se alejó de ésta. O, al menos eso intentó, porque unas largas y pesadas cadenas jalaron sus muñecas.

—¡Que bien! El ángel está despierto, casi te perdemos por un momento, no queremos eso aún.

¿Aún?

El agua hizo que Brett se sintiera un poco menos enfermo y un poco menos incómodo debido a el entorno ardiente y volátil. Con esta nueva fuerza, y con el tono más fuerte que pudo formar, demandó:

—Déjame ir.

Lucifer carcajeó maniáticamente antes de que formara un puchero en su rígida cara.

—¿Pero, no te estas divirtiendo? Yo se que sí.

El demonio se arrodilló, quedando así al la misma altura que el pequeño cuerpo de Brett. Sus dedos trazaron el pulso en el cuello del ángel y presionó allí con firmeza. Su toque no era dulce como el de Eddy, no, era controlador, doloroso y en el estaba la promesa de su muerte.

—Nos vamos a divertir tanto juntos —susurró Lucifer haciendo que su caliente y apestoso aliento chocara en la cara de Brett—, y luego voy a matarte, y obligaré a Eddy a observar.

Brett odiaba la violencia, todos los ángeles lo hacían. No pensaba que él pudiera matar a una hormiga si lo intentara, es por esto que fue tan difícil para él levantar la pierna y patear a Lucifer fuerte justo en el pecho.

Tan sólo esa acción lo enfermaba, pero la sintió necesaria.

El rey retrocedió, tomado por sorpresa por el ataque del ángel. Pero más importante, estaba enojado, colérico, incluso.

Sus oscuros ojos rojos penetraron los dorados de Brett.

Una sonora bofetada hizo eco por las paredes de piedra, dejando un pitido en los oídos de Brett. Su cabeza quedó ladeada y podía sentir sangre en su boca que caía por su mentón, manchándole su pálida piel. Sólo una vez sintió ese sabor antes, y fue cuando estuvo "enfermo", pero era lo suficientemente asqueroso como para generarle arcadas.

—La próxima vez que hagas eso te asesinaré. —masculló Lucifer con una voz tan grabe y baja que Brett difícilmente pudo entender lo que decía.

—¡Chicos! Comencemos.

La débil esencia de Eddy llegó a la celda, sólo que era un poco más amarga y metálica. Su cabeza se alzó al olerla.

Otros dos demonios entraron a la celda, ninguno de ellos era Eddy. Uno sostenía un material largo parecido a una cuerda, y el otro una prenda negra. Olía tanto a Eddy que Brett no pudo evitar intentar tomarla.

Y mientras lo hacía, el látigo le golpeó la espalda rasgando la sudadera que traía puesta.

Un grito de dolor se escapó de sus labios y su cuerpo arrodillado cayó al suelo, su cara, que ya estaba ensangrentada, golpeó contra el duro suelo.