Tres semanas. Veinte y un días han pasado desde entonces. Y no hubo un día, fuera de los fines de semana, en que yo y Esmeralda no nos encontráramos. Era increíble cómo éramos capaces de inventar excusas tan convincentes para vernos que nadie parecía ni siquiera desconfiar de nuestra implicación. Claro que contábamos con mucha suerte también, pero nuestra vena teatral creativa era responsable de la mayor parte de la discreción.
Y lo peor de todo era que durante esos días, que no nos gustaba, remitimos la señal. No que fuéramos pilladas ni nada, pero es que quedaba complicado hacer algo más allá de unos buenos manoseos en el corto tiempo que teníamos, y en los lugares inapropiados de los cuales disponíamos. A cada día que pasaba ella daba señales de que se estaba sosteniendo al máximo para no pasar al siguiente nivel (adoro usar esas expresiones, me hacen reír). Y yo, al final, tenía 17 años y estaba con las hormonas descontroladas.
¿Y en cuanto a Carvajal? Gracias a Dios, pareció olvidarse de mí. Me trataba con frialdad, y no me dirigía la palabra a menos que fuera necesario. ¿Necesito decir que mi vida era una maravilla con la mujer de mis sueños a mi lado, aunque nadie pudiera saber, y mejor sin aquella peste de Carvajal que me contagie?
- Estaba pensando el otro día. - Dijo Esmeralda, nos saludamos con un cálido beso en una habitación vacía del primer piso.
- ¿Tú pensando? ¡Pero qué progreso, felicitaciones! - jugué, con los brazos alrededor de su cuello, sentada frente a ella en la mesa del profesor.
- ¿Ah, con que con esa estamos? Entonces, bueno, no voy a decir la cosa súper importante que yo iba a decirte. - ella habló, haciendo cara de indiferente y volteando la mirada.
- Owwww, era broma, cuéntame. - pedí, haciendo caritas y todo. - Cuéntamelo, que tengo poco tiempo y tengo que volver a la clase, si no Reid va a sospechar.
- ¿Cómo hiciste el milagro de huir de la clase de Reid? - preguntó, impresionada.
- Simple. - respondí, con una sonrisa elegante. - Dije que no me sentía bien y el propio Reid sugirió que fuera hasta la enfermería para ser examinada.
- Tu carita de cachorro enfermo debe de haber sido muy convincente para conmoverlo a ese punto. - Esmeralda comentó, aún perpleja, haciéndome reír. - Por lo visto, te estás volviendo una gran actriz... Necesito empezar a tener cuidado contigo.
- No tiene gracia. - murmuré, haciéndome la ofendida, pero no me resistí cuando ella se acercó sonriendo para darme un beso rápido. - Hablando enserio ahora, ¿me vas a contar eso tan importante?
Esmeralda suspiró, preparándose psicológicamente, lo que me dejó con cierta ansiedad. Tocando con los dedos indicadores y medianos mis caderas mientras mis manos estaban esparcidas en su pecho, ella enseguida empezó a hablar, escogiendo la palabra con cuidado:
- Yo quería invitarte a conocer mi apartamento esta tarde.
No sé qué cara hice. Sólo sé que debo haberla asustado, porque vi su expresión de ser a una ansiosa a ser seria al mismo tiempo que mi barbilla cayó hasta mi ombligo.
- ¿Tu q-quieres que vaya a tu a-apartamento... Hoy? - tartamudee, con el corazón a mil.
- Sí. - confirmó Esmeralda, para empezar a hablar luego. - Yo pensé que por ser viernes, tu no tenías nada para hacer, pero todo bien si tú no puedes o no quieres, no tengo ningún problema, no quiero presionarte para hacer nada, fue sólo una invitación ...
- ¿A qué hora puedo llegar? - pregunté, interrumpiendo su monólogo con una sonrisa elegante. A pesar del nerviosismo disparado por la sorpresa, yo no tenía como negar una invitación de aquellos. Tal vez si lo rechazara, Esmeralda jamás repetiría la propuesta por miedo a otro no. Ella me miró de una manera confusa, procesando lo que yo había dicho, pero pronto me dio una sonrisita emocionada.
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MY BIOLOGY 1 Y 2 (Adaptación Juliantina)
Teen Fiction¿Qué haces cuando te vez envuelta con tu profesora de biología, pero te sientes terriblemente atraída por tu insoportable profesora de laboratorio?. Juliana no esperaba los cambios de su último año en el colegio y ni que sus pensamientos serían tom...