Capítulo 31

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- ¿Qué?

- Eso mismo.

- ¿Qué exactamente me perdí, alguien me puede explicar?

Starbucks, yo, Deborah, David y una verdad bombástica después de la clase del lunes. Sabía que este momento llegaría.

- Es... Digamos que has estado ausente durante algunos vuelcos. -le respondí a David, rascándome la nuca medio sin forma. - Pensé que Deborah ya te había contado.

- No, no estoy sabiendo nada. - él negó, boquiabierto, y ambos miramos a Deborah, cuyo mentón bajo casi hasta llegar a la mesa y sus ojos me miraban con sorpresa. - ¿Amor?

- Carajo, Juliana. - habló, después de algunos segundos paralizada, y David soltó un suspiro de alivio ante su signo de vida. - ¡La puta que te parió!

- Sí, lo sé. - respiré profundamente, tomándome un trago de mi cappuccino. Necesitaría mucha cafeína para aguantar el trance.

- ¿Alguien puede decirme que pasa, por favor? - David se quejó, totalmente confuso, y viendo que Deborah volvió a quedarse inmóvil, me manifesté.

- Como ya debes de saber, Esmeralda y yo estamos saliendo. - comencé, viéndolo asentir. - Sucede que hace algún tiempo, Valentina y yo acabamos involucrándonos también, y las cosas sucedieron tan rápido entre nosotras que acabamos enamorándonos. Sé que esto suena ridículo, pero no lo es, créeme. Por el contrario, es la más pura verdad. Y... Es tan cierto que estoy pensando en la posibilidad de terminar todo con Esmeralda para quedarme con ella.

- ¿Qué? - Deborah repitió, un poco más alto que antes e hice una mueca de miedo, mientras David sostenía su mano y la miraba con preocupación.

- Mi Dios del cielo. - dijo él, mirándome con extremo asombro. - ¿Dejas que estas cosas sucedan en tu vida justo cuando no estoy? ¡Voy a tomarlo como una ofensa!

- No hables como si las cosas no sucedieran en mi vida, cuando estabas cerca también pasaban. -Murmuré, viéndole levantar las cejas, concordando. - No te olvides que mi primer beso fue en el armario de la habitación de tu abuela con un chico que apenas conocía, y tú estabas del otro lado de la puerta oyéndolo todo.

- Nunca olvidaré a Eric diciendo "no necesitas usar los dientes, Juliana, tu lengua es suficiente" con un tono tan asustado. - él suspiró, como si eso fuera un bellísimo recuerdo. - Hasta hoy te imagino queriendo morder al pobre chico hecha una furia. Pobre, era un buen chico.

- Cierra la boca, ese chico me estornudo y se limpió en medio de la escena de Hamlet. - le mostré la lengua, aguantándome la risa y viéndole corresponder mi gesto de cariño. - Ser o no ser, esa era la cuestión de su trauma durante años, y nunca se sabe si dijo la versión verdadera o simplemente dejo que la gente piense que tenía dudas sobre su orientación sexual cuando se le ha preguntado por qué odiaba tanto a Shakespeare. Las dos hipótesis te parecían igualmente embarazosas.

- Carajo, Juliana. - Deborah volvió a decir, de la misma manera que antes, y simplemente la ignoré, así como David; éramos mejores amigos de hace mucho, sabíamos muy bien que ella todavía repetía las mismas palabras por un tiempo, hasta finalmente absorber la noticia. - ¡La puta que te parió!

- ¿Confías en ella? - David preguntó, volviendo al asunto y dándole una mordida en su muffin de chocolate; asentí sin vacilar. - ¿Estás segura de que te ama?

- Creo que nunca tuve tanta certeza de algo como lo tengo ahora. -Respondí, con una sonrisa idiota. - Es tan nítido que llega a asustarme.

MY BIOLOGY 1 Y 2 (Adaptación Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora