Capítulo 20

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- ¿Juliana?

Sentí una mano acariciar desde mi hombro hasta mi pulso despacio, y abrí los ojos a la misma velocidad, acostumbrando a mis pupilas a la poca claridad del ambiente.

- ¿Hm? -Respondí, tumbándome un poco y abriendo los ojos de una vez. La piel de Valentina, que me había servido de almohada durante las últimas horas de sueño, ocupaba la mitad de mi vista, mientras la otra mitad estaba mirando el interior del coche y por los tramos del cielo que los vidrios me permitían ver. Ya estaba empezando a amanecer.

- Me parece mejor que debes volver a tu cama. - la misma voz suave y ronca volvió a hablar, mientras su dueña me movía levemente. - Y yo también.

Suspiré perezosamente, sintiendo su perfume invadir mis pulmones, y por un segundo, el impulso de continuar aquí con ella casi fue más fuerte que las ganas de volver a la cama con Esmeralda.

- ¿No pudiste dormir? - susurré, con la voz temblorosa por el sueño, y moví mi cara para poder ver el suyo. Fuertes ojeras marcaban la parte baja de sus ojos, respondiendo a mi pregunta sin que necesitara decir una palabra.

- Digamos que has dormido por las dos. - sonrió levemente e hice lo mismo, un poco avergonzada.

- Lo siento. - dije, apenada, y ​​ella respondió con una risa.

- Si hubieras roncado o te hubieras puesto sobre mí, no te disculparía. - dijo, con la expresión levemente autoritaria, y luego volvió a sonreír. - Pero te comportaste bien, entonces todo está bien.

- Idiota. - murmuré, sonriendo junto a ella, y un silencio incómodo se instaló entre nosotras después. Desvió mi mirada de la suyo, sin mover ningún otro músculo, pero pude sentir que sus ojos se mantuvieron fijos en mí. Suspiraré profundamente, sintiendo mi corazón acelerarse por alguna razón desconocida, y me voy al asiento del copiloto para vestir mis bragas. Valentina hizo lo mismo, pero sólo se colocó los pantalones, manteniéndose sin camisa, sólo de sujetador.

- Bueno... Voy a entrar. - murmuré, mirando mis manos inquietas, que jugaban con el borde de mi camiseta. Valentina giro su rostro para mirarme, y decidí hacer lo mismo, nerviosa. Alejarme de ella se estaba poniendo cada vez más difícil, pero no quería caer ni me daría por vencida.

- Está bien. - respondió, y acercó su cara a la mía, lo suficiente para que nuestros labios se encontraran. Correspondía a su beso tranquilo e inesperado, sintiendo mi cuerpo arder para ir más allá, pero luego me alejé, al contrario de ella.

- Adiós, Valentina. - le dije perturbada, dejándola en el vacío y abriendo la puerta del coche, pero agarró mi brazo.

- Espera. - pidió, y solté un suspiro contenido, con el cuerpo tenso por el nerviosismo. - Sólo respóndeme una cosa... ¿Cuándo puedo buscarte de nuevo?

Cierro los ojos por unos segundos, buscando fuerzas para dar una respuesta represiva, pero engañarme a mí misma no era mi fuerte. Mucho menos engañar a Valentina.

- Sabes dónde encontrarme. - fue todo lo que conseguí decir, entrecerrando mis ojos y mirando los de ella, con esfuerzo para no perderme allí.

Una sonrisa ladina apareció en sus labios, que desvió sus ojos de los míos por unos segundos, imaginándose el momento en que me buscaría nuevamente, y luego volvió a mirarme, ahora con un brillo que conocía bien ardiendo en sus iris.

- Tú también. - Valentina murmuró, finalmente soltando mi brazo y permitiéndome salir del auto. Cerré la puerta del Ferrari con cuidado para no hacer mucho ruido, y caminé lentamente hasta el umbral de la casa, toda encogida debido al viento frío que soplaba. Sin poder resistirme, miré en la dirección del coche y la observé dar atrás y desaparecer por la calle, causándome una extraña sensación de vacío. Gire pesadamente, pasándome las manos por el rostro en señal de desesperación, y entré a la casa, pensando en todo lo que pasó y preparándome para mirar a Esmeralda nuevamente.

MY BIOLOGY 1 Y 2 (Adaptación Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora