Capítulo 24

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(Juliana Pov)

Dios del cielo. ¡Qué aburrida estoy! Si hubiera sabido que me quedaría en este estado absurdo de aburrimiento, me habría tirado de un edificio antes de tener que pasar por esté fin de semana.

Mientras entraba a mi cuarto, encendiendo la luz y liberándome de la oscuridad en la que mi casa se había transformado hace unas horas, bufaba y pisaba fuerte, teniendo el ruido de mis pasos levemente sofocado por mis pantuflas de Bob Esponja. Me arrojé abruptamente en mi cama, desordenando todos mis animales de peluche, y respiré profunda y lentamente. El día realmente había sido vacío, tan vacío como el blanco del techo que miraba.

Mamá había desaparecido debido a la tal fiesta sorpresa, e incluso habiendo llamado una o dos veces, no era la misma cosa. Me mantuve sentada en el sofá de la sala todo el día, tapándome de helado y otras grasas mientras veía películas de comedia, drama e incluso algunas series. Ahora era hora de hacer algo de la vida, tipo tomar un baño y quien sabe dormir para que éste día terminara pronto y alguien de señales de vida. ¿Quién sabe si Deborah y David decidieran salir a comer para ponerse al día y me llamaran para salir con ellos al día siguiente?

Me senté en la cama, sintiendo una flojera monstruosa dominarme, originada por el día entero de inutilidad. Amarre mi pelo de cualquier manera, enrollándolo hábilmente y dejándolo como un nudo, de modo que formase un moño firme, y me quedé de pie, ignorando la faltas de ganas para esto. Caminé (corrección: me arrastré) hasta el baño de mi habitación - hay ventajas de vivir sola con tu madre, ¿lo sabía? - y me encerré allí, a pesar de saber que estaba sola en casa y no había peligro de que alguien invadiera mi residencia, más en este barrio tan tranquilo. Tomé el pijama sin prisa, encendí la ducha calentita y me metí debajo de él, dejando sólo la cabeza afuera. Mojarme el pelo a esta hora no estaba entre mis planes, detestaba dormir con el cabello húmedo. Sí, soy muy rara.

Cierro los ojos, sintiendo que el calor del agua se esparce por mi piel y relajan mis músculos inmediatamente. Una sonrisita involuntaria surgió en mi rostro conforme el estado de confort se extendía por todas partes de mi cuerpo, y por un momento, hasta reí de mi idiotez. Me enjabone despacio, jugando con la espuma excesiva que el jabón líquido formó sobre mi piel, y me enjuagó a la misma velocidad. Estaba tan bueno aquí que decidí extender un poco más mi estancia en el box, incluso habiendo hecho todo lo que debía hacer.

Casi adormecida, estando de pie, de tan relajada que me quedé después de algún tiempo debajo del chorro de agua caliente. Cuando mi conciencia ecológica empezó a pesar y me di cuenta de que estaba gastando litros de agua potable para nada, decidí que era hora de terminar el baño, y así lo hice. Me enjuagué lentamente y me enrollé en la toalla, sintiendo un ligero frío recorrer mis piernas descubiertas. Me encogí un poco y preparándome para la brisa helada que encontraría en mi cuarto debido a la ausencia del vapor presente en el baño, abrí la puerta en un brote de coraje, y la primera cosa que hice fue cerrar la ventana, sin mirar nada. Rápidamente, cerré los vidrios, mirando distraídamente hacia fuera, y por un momento, mis ojos se fijaron en un detalle bastante atípico.

Había un Ferrari aparcado justo en frente de mi casa.

Tragué en seco, reprimiendo los recuerdos que ese modelo de carro me traía, y respiré profundamente, buscando calmar mi corazón súbitamente epiléptico. Era sólo una coincidencia, ¿verdad? Nada más que eso. A ésta hora, Valentina debía de estar enrollada con Lucho en el baile de la escuela o en su apartamento, apenas recordando mi existencia. No debería de importarme, así como no le importó, lo mismo haré yo.

Me gire de vuelta al cuarto, preguntándome cuando dejaría de ser tan tonta, y fue entonces cuando me di cuenta de que una cosa extraña estaba sobre mi cama, jugando vagamente con uno de mis bichitos de peluche. Tan pronto como mis ojos se enfocaron al intruso, no hubo tiempo ni siquiera para pensar antes de que mi cerebro se trabara completamente. Sólo parpadeé dos veces, en pánico delante del choque entre lo que yo esperaba ver y lo que realmente vi, mientras el visitante inesperado giraba lentamente la cabeza hacia mí, notando mí presencia.

MY BIOLOGY 1 Y 2 (Adaptación Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora