Llegué a casa con la misma expresión lívida con la que dejé el laboratorio. Podía sentir el sudor frío en mi frente, podía sentir la palidez de mi rostro, la inestabilidad de mis piernas y manos, el puro pánico estampado en mis ojos bien abiertos.
- ¿Estás bien, hija? - escuché a mi madre decir cuando entre a la casa, y por más que ella estuviera a mi lado, su voz estaba distante, como si hubiera varios metros entre nosotros.
Me asusté, como lo hice durante todo el trayecto en el coche, sin siquiera intentar entender lo que estaba preguntando. Caminé lo más rápido que pude hasta mi cuarto, casi tropezándome en las escaleras, y me encerré rápidamente. Apoye mi espalda en la puerta y luché contra mis rodillas temblorosa, sin conseguir definir exactamente lo que estaba pasando dentro de mí.
Me sentía en trance, en una dimensión completamente distante de la realidad, ajena a cualquier sentimiento. Era como si estuvieran atrapados en una caja minúscula, aprisionados, transformándome en una persona hueca. No podía sentir remordimiento, ni dolor, ni rabia, nada. Sólo el vacío. El mismo vacío que mantenía mis ojos y fijos en la lámpara de mi mesa de cabecera, sin ver nada. Sólo veía fragmentos de los recientes acontecimientos pasando como flashes en mi mente.
Cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, me vi en mi cuarto de baño, sacándome la ropa con agonía, como si hubiera hormigas o cualquier otra cosa indeseable en ellas. Puse la ropa en la cesta de ropa sucia de una manera brutal, en la inútil ilusión de que eso me ayudaría en algo. Abrí la ducha hasta que un fuerte chorro de agua salía de él, y entré de cabeza debajo de aquella cascada helada. Mi cuerpo se estremeció por el choque térmico, pero yo me mantuve inmóvil, dejando el agua escurrirse en mi cuerpo y llevarse consigo todo lo que quedaba de ella en mí.
Absorber el torbellino de locuras que habían ocurrido en tan poco tiempo parecía imposible, pero cuando la comprensión finalmente empezó a aparecer y conseguí organizar mis pensamientos, las preguntas sin respuesta me tragaron como una ola gigante. ¿Cómo dejé que esto sucediera? ¿Por qué dejé que esto ocurra? ¡Yo amaba a Esmeralda, podía sentir mi corazón doler de culpa con cada latido!
Pero al mismo tiempo, podía sentir los leves temblores que recorrían mi espina dorsal a cada segundo pensando en Valentina; a pesar de estar debajo de la ducha, todavía podía sentir su olor en mi piel, el olor del cual me he vuelto inconscientemente dependiente desde hace algún tiempo. No quería algo con ella de otra manera, sólo era pura atracción física, yo tenía una princesa encantada dándole todo el amor que ella necesitaba.
Con los ojos fuertemente cerrados, permanecí en esa posición por incontables minutos. Era extremadamente doloroso, pero no intenté impedirme pensar en Esmeralda. La imagen de su cara sonriente, radiante, apasionada, pronto dominó mi mente, a no ser cuando los ojos azules de la profesora Carvajal no tardaban en surgir, tan hipnotizantes que caerían en ellas hasta las persona más insensibles. Como fui un día en relación a ella.
Me abrasé, sintiendo las puntas de mis dedos cada vez más frías, y abrí los ojos, ya que mantenerlos cerrados sólo empeoraba mi situación. Abrí el cristal mojado del box delante de mí, donde había un pequeño estante con mi champú, jabón y acondicionador. En un rincón del estante, estaba una esponja prácticamente intacta que mamá me había dado hace algún tiempo, esperando hasta su próximo y raro uso. No necesité pensarlo dos veces.
Tomé la esponja, empapándola y frotando el jabón en ella hasta asegurarme que la espuma era suficiente. Con el lado áspero, empecé a frotarme con ella con un movimiento frenético y masoquista, empezando por los brazos y siguiendo por el resto del cuerpo. Los tonos rojizos que la esponja dejaba en mi piel apenas aparecían, escondidos bajo la gruesa capa de espuma que los cubrían, pero yo podía sentirlos ardiendo insistentemente. Desesperada, pasé a frotar con aún más fuerza, y cada lugar que la esponja recorría me traía un recuerdo de todo lo que yo y Valentina habíamos hecho. Un nudo enorme y doloroso se formó en mi garganta, pero me prometí a mí misma que no derramaría una lágrima. No por ella. No por Valentina.
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MY BIOLOGY 1 Y 2 (Adaptación Juliantina)
Teen Fiction¿Qué haces cuando te vez envuelta con tu profesora de biología, pero te sientes terriblemente atraída por tu insoportable profesora de laboratorio?. Juliana no esperaba los cambios de su último año en el colegio y ni que sus pensamientos serían tom...