Capítulo 21

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- ¡No lo creo! ¿Eres tú? ¡Hace tanto tiempo que no te veo que ya estaba olvidando tu cara!

Me recompuse al ver a Deborah extender sus brazos en mi dirección, con una sonrisa divertida, y no pude dejar de reír con su llegada exagerada. Al verla después de dos días tan turbulentos y completamente distantes de mi realidad, me di cuenta de que mi vida tenía, de cierta forma, un poco de normalidad: tenía una madre que me amaba, una mejor amiga que me apoyaba en prácticamente todo, y una novia simplemente fascinada por mí. A cada paso mío que resonaba por el frío patio del colegio, una simple pregunta se intensificaba en mi mente, haciéndose casi imposible de ser ignorada. Pero no ser contestada.

¿Qué más podría desear?

- Que nostalgia. - fue todo lo que conseguí decir cuando llegué a su lado, abrazándola con fuerza. La sensación de poder contar con alguien que probablemente no me mataría si descubriese mis secretos, e incluso ya sabía de una buena parte de ellos, era extremadamente revigorizante.

- Hm, no me gustó ese tono de voz. - murmuró, todavía abrazándome, y sonreí levemente, comprobando mi teoría de que había nacido una persona que me conociera tan bien como ella. - Sera mejor que me lo digas todo, ¿Ok? ¿Y a propósito, ella dónde está?

- No viene hoy. -Respondí, y ella deshizo el abrazo para poder verme, con la expresión confusa. - Está en el hospital.

Deborah abrió los ojos, asustada, y mi rostro adoptó rasgos dolorosos.

- Juliana Valdés... ¿Qué rayos has hecho con ella? - me susurró, y si no estuviera tan extraña, habría soltado a carcajadas. Pero sólo sonreí levemente de nuevo y negué con la cabeza.

- Cálmate, no es nada de lo que estás pensando. -Explique, y puso una mano sobre su pecho, un poco más aliviada. - Tomó demasiado sol y creo que está con un principio de insolación. Tuve que insistirle mucho esta mañana para que estuviera de acuerdo en ir al médico e ignorar el hecho de que tenía que dar clases.

Sí, finalmente la había convencido de ir al hospital, después de un cierto esfuerzo. Antes de ir a la escuela, ayudé a Esmeralda a vestirse una blusa y un short, y la puse dentro de un taxi, ya que conducir sería un poco difícil para ella. Como no podía acompañarla, por miedo a ser pilladas juntas, le pedí al conductor del taxi que la ayudara a moverse y la esperara durante su atención (obvio que tuve que gastar un poco de mi mesada en esa transacción, pero no dejé que Esmeralda lo pagase) y me pidió que le dijera al siempre simpático portero, Andy, que la ayudara a subir hasta su apartamento en la vuelta. Incluso sabiendo que todo quedaría bien, un cierto aprieto en mi pecho por no poder estar con ella insistía en dejarme deprimida. Por lo menos hice a Esmeralda prometer que me llamaría tan pronto como llegase a su casa, lo que de cierta forma me tranquilizaba un poco.

- Que mal. - Deborah lamentó, haciendo cara de pena, y asentí. - Pero no te preocupes, verás que se mejorará rápidamente. Y tú, ¿no tomaste el sol? Tienes el mismo tono de piel, creo.

- Si tomé, ¿está bien? Sabes que mi bronceado no dura, y cuando dura, solo es para que duren algunos días más y después se va. - gruñí ofendida, cruzando mis brazos y haciendo reír a Deborah. - Prefiero que no dure.

- Sí, sí, eres toda una problemática. - asintió, aun riéndose un poco, pero luego su expresión se volvió seria y su voz disminuyó de volumen. - Ehm, hablando de problemas...

Fruncí el ceño en señal de duda, pero tan pronto como percibí la fijación de la mirada de Deborah hacia algo detrás de mí, sabía de qué se trataba. No me di el trabajo de girarme para saber quién había llegado. Tres segundos después, Valentina pasó a nuestro lado, y su perfume se adentró en mi nariz, así como mis ojos se fijaron inconscientemente en su cabello desordenados, su caminar y...

MY BIOLOGY 1 Y 2 (Adaptación Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora