Capítulo 28

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(Valentina Pov)

Voy a quedarme con Esmeralda.

No me busques más.

Treinta y dos días habían pasado. Setecientas y sesenta y ocho horas, cuarenta y seis mil ochenta minutos... Dos millones, setecientos sesenta y cuatro mil ochocientos y algunos malditos segundos.

Y las malditas ocho palabras que escupió como si fuera un veneno siendo finalmente expelido todavía perforaban cruelmente mis tímpanos como dagas.

Moví de cualquier manera mi pelo delante del espejo, sin analizar el reflejo de mi rostro. Las ojeras, la mirada muerta, la boca recta, los iris opacos... Síntomas con los que ya estaba empezando a acostumbrarme.

Pero sabía que jamás los aceptaría de hecho.

Ella se mantuvo firme en su decisión. En ningún momento, durante este mes de distancia, demostró arrepentimiento, sufrimiento o ni siquiera un poco de consideración por mí. No me miraba, evitaba acercarse a mí, estaba siempre apresurada, cambia de dirección si me veía... En fin, usaba todos los artificios que podía para rechazarme. Y yo, con el resto de orgullo que aún guardaba en el fondo de mi alma, fingí que la respetaba. Nunca corrí detrás de alguna mujer, y me arrepentí amargamente de la primera y última vez que lo hice. Las malditas ocho palabras que recibí como recompensa (si es que puedo llamarlas así) no me animan a repetir la experiencia.

¿No me quería más? Bueno. ¿Prefiere la novia perfecta y bonita que sólo hace caso a papá y mamá? Bueno. ¿Fui sólo una atracción pasajera? Genial!. Ella podría perfectamente ser una para mí también. También podría fingir que ella simplemente no existía, que había muerto o que se mudó lejos de esta mierda de ciudad. O bien que fue sólo una ilusión, un producto de una mente alterada - en este caso, la mía - . Pero algo que no podría fingir era el hecho de que jamás podría sentir de nuevo la suavidad y el calor de su piel, así como la mierda de su perfume y de sus toques suaves y precisos. Y que de aquí en algún tiempo, ya no me acordaría más de cómo era estar con ella. De cómo conseguía ser absurdamente espontánea y diferente con ella... De cómo podía ser simplemente Valentina Carvajal.

No podía fingir eso porque no había como fingir la verdad. De aquí en algún tiempo, todo realmente se perdería en el tiempo. Todos mis sentimientos, tan únicos e indescriptibles por ella, se resumir a meros, vagos e inexactos recuerdos.

Pero las sangrientas ocho palabras nunca se me olvidarán.

Respire profundo, y miré mis ojos en el espejo. Mis tonos verdes desbocados y fúnebres hicieron que mi mente se preguntara, por milésima vez este día, se valía incluso la pena salir de casa. Hace una semana, Esmeralda me invitó a una reunión de amigas en su apartamento, como forma de celebrar su cumpleaños. No veía muchos motivos para celebrar; solo motivos para suicidarme saltaban a mis ojos. Pero durante aquellos siete días que siguieron a la invitación de Esmeralda, me preparé psicológicamente para vencer mi crisis existencial. Me decidí a ir, y repetí mi meta a cada amenaza de resistencia que mi mente lanzaba. No la dejaría derrotarme, no lo haría. Ella estaba absurdamente equivocada si pensaba que me dejaría abatir por su elección.

Para ser honesta, yo era digna de ella. Porque estaba lista para ir a esa maldita conmemoración. Y con toda la certeza del universo, ella estaría allí, y yo haría cuestión de mostrarle que su decisión no cambió absolutamente nada en mi vida.1

Pensándolo mejor, tenía una buena razón para ir a la casa de Esmeralda esta noche. Y ese motivo hizo que una sonrisita malvada surgiera en mi cara, y mis ojos volvieran a arder, intensamente verdes otra vez.

Entre mis sentimientos favoritos, pocos superaban la venganza.

Realmente siento algo por ella. O tal vez no. Al final, las chicas malas merecen ser castigadas.

MY BIOLOGY 1 Y 2 (Adaptación Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora