Capítulo 32

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Mi mayor temor, mi peor pesadilla, había llegado a ser realidad.

Mi cabeza parecía estar dentro de una licuadora cuando mi mirada encontró el suyo. Los dedos de Valentina se cerraron con fuerza entre los míos, como si supiera que yo sería capaz de desfallecer en cualquier segundo. Pero su fuerza fue inútil; mis piernas vacilaron peligrosamente hacia abajo, pero en un último esfuerzo, me mantuve de pie, disimulando mi equilibrio perjudicado. Tenía que ser consciente. No podía permitirme ser tan débil, no en un momento como éste, por más que todo lo que quisiera era simplemente borrarme.

- ¿Juliana? - la voz temblorosa de Esmeralda pronunció mi nombre, haciendo justicia a su expresión perpleja. - ¿Qué... qué estás haciendo aquí?

Mis pulmones parecían completamente vacíos, causándome una falta de aire insoportable, pero era como si fuera a explotar si inspiraba. Todo a mi alrededor giraba a una velocidad alucinante, haciendo que sólo Esmeralda se mantuviera parada delante de mí mientras todo el resto giraba, transformándose en borrosos de colores y desorientándome por completo.

- Valentina, ¿qué está pasando? - volvió a preguntar, tardando en desviar su mirada del mío para mirar a su amiga. - ¿Alguien me puede explicar lo que...

Su voz, ya un poco más alta de lo habitual, de repente cesó cuando finalmente encontró la respuesta a sus dudas. El asombro recorrió su cara por unos segundos, haciéndola soltar todo su aire de una sola vez y contorsionar sus rasgos en una comprensión no deseada.

Mis dedos, firmemente entrelazados a los de Valentina, la hicieron entender lo que estaba sucediendo todo el tiempo, justo debajo de su nariz.

- Esmeralda, calma. - Valentina pidió, con la voz determinada, pero tan pronto como hizo mención de continuar, fue bruscamente interrumpida.

- ¿Calmarme? -Esmeralda exclamó, mirándola con los ojos vidriosos y gradualmente homicidas. - ¿Por qué debo mantener la calma cuando veo que tienes la mano de mi novia?

- Porque no es ella quien está sosteniendo mi mano. - pude escuchar mi propia voz decir, estrangulada, haciendo que Esmeralda transfiera su mirada colérica hacia mí. - Yo me sostengo de su mano.

Sus ojos castaños continuaron mirándome con horror por algunos segundos, como si probaran mi capacidad de mirarla. No pude mirarla por mucho tiempo, y luego volví a mirar el suelo, conteniendo más lágrimas que se formaban. Después de mis recientes descubrimientos sobre Esmeralda, mis sentimientos por ella habían cambiado del agua al vino, pero aun así no era de esta manera que las cosas debían estar sucediendo. Valentina no debería haber sido involucrada en ningún momento de mi ajuste de cuentas con Esmeralda.

- Así que... ¿Dices que me estás engañando, Juliana? - Esmeralda preguntó entre dientes, y cerré los ojos, sintiendo a un monstruo al escuchar su voz temblorosa sintetizar nuestra situación. - ¿Y encima con mi mejor amiga?

- No actúes como si fuera la única equivocada en esta historia. - Valentina intervino, con la voz grave, y un sollozo bajo se escapó entre mis labios. - Tus actitudes tampoco fueron de las más nobles con ella.

- ¿No fueron de las más nobles? - Esmeralda repitió, e incluso sin mirarla, sentí la ironía en su tono. - ¿Acaso fui una mala novia? ¿Dejé de darte lo que querías en algún momento?

- No puedes estar hablando en serio. - susurré, sin conseguir contener mi rabia delante de su postura, cerrando mis ojos con más fuerza. - ¿Esconder una novia por todos estos meses te parece una actitud noble?

- ¿Novia? ¿Qué novia? - Esmeralda cuestionó, intentando eximirse de la culpa, y Valentina pronto fracasó de sus expectativas.

- Ella nos oyó hablando sobre Ivanna hace unos minutos, no sirve de nada negarlo. Asume tus errores, Pimentel, así como estamos asumiendo el nuestro.

MY BIOLOGY 1 Y 2 (Adaptación Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora